Luego de más de 33 años de trayectoria, con una incesante evolución y muchas transformaciones personales, el cantautor Fernando Delgadillo aún está en la búsqueda artística de trascender “más allá de donde nuestra propia sombra llegó”; de ahí, la constante de reinventarse y de aprender nuevamente a componer con cada canción.
“Cada disco que yo termino me pone en esa búsqueda de un audio, de un sonido, junto con mis amigos y compañeros con los que trabajo, de modo que olvido volver a componer. Tengo que volver a aprender a componer cada vez que me pongo nada más a publicar”, dice Fernando, en el camerino del Teatro Principal de la ciudad de Puebla, luego del concierto de más de dos horas con lleno completo, con la organización de Procanto.
Suelto como siempre, despojado de poses y prisas, el trovador que es visto ya como un guía de generaciones y el tótem de otros de sus colegas, reflexiona sobre su modo de crear, eso que pasa “incluso con cada canción”, cuando una persona es la que la comienza a componerla y otra, distinta, es quien la termina: “hay una transformación ahí que es inherente a componer”.
El autor de “Hoy ten miedo de mí” y “Entre pairos y derivas” regresó este viernes 9 de noviembre al recinto teatral más antiguo de Latinoamérica y nuevamente no quedó butaca libre, como hace más de un año en la presentación en Puebla de su disco “Sesiones Acústicas”, que realizó bajo el sello de la trasnacional Sony Music.
Tras aquella grabación, ahora Delgadillo ha regresado a la independencia en cuanto a disquera, pues con Sony no se concretaron las expectativas para ninguna de las partes, pero el camino y la búsqueda de su obra sigue siendo la misma: “canciones que tengan algún contenido, una resonancia con más distancia en el tiempo”.
Una mirada al retrovisor
-Has visto a lo largo de 33 años muchos Méxicos, ¿la canción de autor, de la que ya eres un referente indispensable, va a tener también su Cuarta Transformación?
-Está teniendo continuamente transformaciones. Cada disco que yo termino me pone en esa búsqueda de un audio, de un sonido, junto con mis amigos y compañeros con los que trabajo, de modo que olvido volver a componer. Tengo que volver a aprender a componer cada vez que me pongo nada más a publicar.
“Te puedo hablar de 15 transformaciones personales, pero en eso andamos, en la transformación todo el tiempo para buscar no sólo el sonido, también la expresión y la manera más puntillosa, más eficaz, de decir cosas. Las tonadas, a veces, como lo he platicado con otros amigos compositores, uno tiene una idea de una letra y lo único que resuena en tu cabeza es una tonada de una canción que ya existe.
“Entonces, qué hace uno cuando te estás pareciendo a ti mismo, y estás haciendo una canción con la misma música otra vez, pero con diferente concepto del tema que estás abordando. Yo creo que todo el tiempo estamos tratado de brincar, de ir más allá de donde nuestra propia sombra llegó”.
-¿Te encuentras con un Fernando nuevo, mirándote al espejo, intentando componer?
-Sí, continuamente. Eso pasa incluso con cada canción. Cada vez que te haces una canción, una persona es la que la está empezando y otra, transformada, la que la está terminando. Hay una transformación ahí que está inherente en esta situación de componer.
A solas o bien acompañado
-¿Cómo te sientes más cómodo, en solitario con tu guitarra o con tus músicos?
-De las dos maneras. Yo soy muy feliz haciendo mis canciones solo con la guitarra, porque fue como yo empecé y como lo he hecho toda la vida, pero cuando estoy también con la banda me siento en una forma de expresión poderosa. Tiene mucho que ver con una impresión más honda, más de fondo. Creo que tocar con un grupo, con el grupo que afortunadamente tengo yo, con estos compañeros, hace que las canciones suenen en una sintonía más universal.
“La guitarra es muy íntima y es un instrumento con el que yo me acompaño, yo soy guitarrero, no soy guitarrista, pero con un acompañamiento también para la canción, tan competente… da otro nivel a las canciones. Soy muy afortunado y tengo muchas formas de expresión”.
Guía generacional
-¿Como sientes ser ya un tótem para otros trovadores, para la canción de autor en el país?
-Pues ahora sí que a mí me tocó ese momento histórico, pero yo creo que a cualquiera le hubiera pasado y hubiera hecho lo mismo. Por mi generación, yo soy del 65… la verdad, cuando yo empecé a hacer canciones había bien poquitos autores aquí en México. Existía una Trova Cubana, un trabajo de Canto Nuevo Chileno, una Canción Latinoamericana y una serie de formas éticas y estéticas que nos planteaban una forma de canción en donde la poética era y sigue siendo un punto, un parteaguas, una diferencia, entre una canción popular que nada más era a la moda y una canción popular que también pretendía estar vigente y tener una resonancia con más distancia en el tiempo.
-En Teatro Principal, el recinto más antiguo de Latinoamérica, lo llenas con mucha facilidad, como muchas otras plazas, pero en Puebla como que hay un encanto especial del público hacia ti…
-Yo creo que es precisamente el encanto que yo también siento por Puebla. Precisamente la búsqueda, oyes en cualquier lugar y baresito y en todos lados están cantando canciones que tengan algún contenido, no nada más puro compás y puro ritmo para menear el bote, y hay ahí una filosofía, una forma de entendimiento y de inteligencia, que aparece en cualquier canción que está buscando lo que uno también busca.
-La canción de autor ha sido muy difícil para entrarle a las disqueras, sobre todo las trasnacionales, eres de los pocos que tiene una disquera fuerte…
-Tenía -ataja Delgadillo-. Parece que sigue siendo difícil, tenía sí, hace tiempo que terminamos con ese contrato (con Sony Music).
-¿Y qué va a pasar ahí, cómo sigues?
-Igual, yo siempre he sido independiente. Sí trabajamos el disco “Sesiones Acústicas” (con Sony), pero yo tenía la esperanza de que esto se divulgara de manera internacional, cosa que no sucedió. Entonces, la verdad, nadie obtuvimos lo que deseábamos, y yo creo que le voy a seguir igual, por el lado del independiente.