A pocos días de su estreno, Anatomía de un escándalo amanece entre el top 10 de series más vistas en Netflix. Y no solamente dentro del top 10, sino liderando la lista desde hace varios días. Es innegable que el thriller político encara la realidad de una forma distinta y altamente atrayente para un público actual y en una narrativa sumamente trepidante y envolvente, si no preguntémosle a Bridgerton, serie con muchos más reflectores que has sido desbancada del primer puesto por su homóloga británica.
La realidad de todo nuestro hype con la serie del momento es sencilla y se plantea una simple pregunta: ¿Lo que vimos en Anatomía de un escándalo pasó realmente? En una instancia cercana podríamos decir que es un caso que perfectamente podría ser real, desde cómo es abarcado, hasta los temas que se derivan sobre la cofradía de los poderosos, el machismo, el juicio y el abuso a las mujeres que denuncian a hombres en situaciones de poder y la siempre relevancia política de una persona admirada por los reflectores, pero que en las sombras se ‘convierte’ en otra persona. Sin embargo, la respuesta a esa pregunta es un poco más compleja que un rotundo sí o no (algo así como lo que vimos en el caso ‘La reina vs. James Whitehouse’)
¿Anatomía de un escándalo está basada en una historia real?
Para contestar esta pregunta debemos comenzar por el principio. La serie de Netflix está basada en la novela homónima de la escritora y periodista Sarah Vaughan publicada en 2018. Sin embargo, tanto el thriller político visto en las pantallas del streaming como la novela no fueron concretamente basadas en una historia en específico, recordando que antes de publicar su novela bajo el pseudónimo ‘Vaughan’ Sarah, bajo su nombre de pila, Sarah Hall trabajó para el diario británico The Guardian, principalmente como corresponsal política.
Elemento de donde se inspiró de casos reales para escribir este y varios thrillers psicológicos con tintes políticos en donde aprovecha para denunciar las situaciones de poder y privilegio y la presión que estás son ejercidas sobre las mujeres.
‘Me hizo pensar en cómo juzgamos a las mujeres en los casos de violación y en lo revelador y dañino que debe ser un juicio por violación’, mencionó en la promoción de su libro la propia Vaughan sobre una cobertura que realizo en 2013 sobre el caso del futbolista Ched Evans. Y continuó, ‘y también comencé a pensar en lo difícil que puede ser navegar por la política sexual. Pasaron tres años antes de que salieran a la luz las revelaciones de Harvey
Weinstein, pero el tema del consentimiento y el peligro de los hombres poderosos’.
Ahora ya está claro que lo que vimos en la pantalla encarnada por Sienna Miller, Rupert Friend y Michelle Dockery no fue algo que sucedió en realidad. Sin embargo, también está claro (y confirmado) que varios detalles hacen una apología directa a la realidad que vivimos y a lo que vivió la propia autora como periodista y estudiante en la Universidad de Oxford. Si hacemos una regresión, la ola del movimiento Me Too, iniciado en 2017, tomó un gran revuelo al año posterior (fecha de publicación de la novela) en la Gran Bretaña. La gran ola de acusaciones a más de 50 miembros del Parlamento británico, fue el parte aguas para que, con las más de 70 denuncias en contra de altos funcionarios, Anatomía de un escándalo, viera la luz inspirada en estos hechos y en la gran trayectoria de la periodista como corresponsal política.
‘Vi cómo estallaron y se desarrollaron los escándalos sexuales que involucraban a políticos. Estaba en el vestíbulo cuando News of the World expuso públicamente al ministro del Interior, David Blunkett, por tener una aventura con la editora del Spectator y vi a Boris Johnson, negar y luego admitir haber mentido, su aventura con Petronella Wyatt’, declaró nuevamente Vaghan en una entrevista. Para luego reconocer el poder de los medios ante la cobertura que se les da a los juicios de acusaciones de índole sexual, mismo que buscó reflejar en su novela y ahora en la serie que coprodujo.
Fuente: Vogue