El Universal informa que una mirada desconcertante, una sonrisa pícara y una facilidad asombrosa para meterse en la piel de héroes y villanos. Gaspard Ulliel, fallecido este miércoles a los 37 años por un accidente de esquí, había conquistado con su versatilidad a directores como Bertrand Tavernier, Gus Van Sant o Jean-Pierre Jeunet.
Francia perdió hoy a una de sus mayores promesas del cine, doblemente premiado con el César, que obtuvo en 2005 por su papel en "Largo domingo de noviazgo" como mejor actor revelación, y en 2017, en calidad de mejor actor, en "Solo el fin del mundo", de Xavier Dolan.
A primera hora de la tarde, su familia comunicaba a través de su agente el deceso del actor, víctima de un accidente de esquí en Saboya, en una pista de la estación de La Rosière (sureste).
Allí había chocado este martes con otro esquiador, sufriendo un fuerte traumatismo craneal que lo dejó inconsciente y por el que tuvo que ser trasladado en helicóptero al hospital universitario de Grenoble, donde murió hoy.
Nacido en 1984 en la periferia acomodada de París, Ulliel era hijo de una estilista y un diseñador, contexto que favoreció sus inicios como actor pero también su galantería: el actor era también un icono de la moda francesa, primero al convertirse en 2010 en el rostro del perfume "Bleu" de Chanel (cuyo anuncio rodó el cineasta Martin Scorsese) y más tarde en 2014, al meterse en la piel del modista Yves Saint-Laurent.
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En 2003, con 21 años, se puso a las órdenes de André Téchiné junto a la actriz Emmanuel Béart en "Fugitivos", película que le abrió las puertas a "Largo domingo de noviazgo", junto a Audrey Tautou, y "El último día", con Mélanie Laurent y Nicole Garcia.
Con poco más de 23 años, Ulliel comenzó a ser reclamado por directores internacionales, como Gus Van Sant, que rodó con él "Paris je t'aime", y Peter Webber, donde sus particulares y afilados rasgos sirvieron para dar vida al asesino Hannibal Lecter en "El origen del mal".
Otras películas como "La pared del mar", adaptación de la novela de Marguerite Duras junto a Isabelle Huppert, "El primer círculo", con Jean Reno, o "La princesa de Montpensier", obra de Tavernier, marcaron el camino de un intérprete que eligió siempre con avidez y buen ojo sus películas.