Oink dio a conocer que son más de 140 millones de toneladas de plásticos las que contaminan ríos, océanos y lagos del planeta. Alrededor de 109 millones van a parar a los cursos de agua dulce y otros 30 millones terminan en los océanos. Este alarmante balance lo recoge el último informe monográfico de la OCDE sobre el daño que produce el plástico en las aguas.
En 1950 apenas se fabricaban dos millones de toneladas de este material derivado del petróleo, pero en 2021 la producción mundial anual alcanzó los 461 millones de toneladas, una cifra que ha ido en aumento durante los últimos veinte años, a pesar de todo lo que se sabe sobre sus consecuencias.
Lamentablemente, como dice el Plastic Atlas de la Fundación Heinrich Böll, menos del 10% se recicla. Es un número muy bajo considerando el contexto actual y las múltiples campañas que existen para darle otra vida y uso a este material.
Sus efectos se pueden observar en muchas playas del mundo, pero que se “Bolsas plásticas, botellas plásticas, vasos plásticos, baldes plásticos, sachets plásticos, bombillas plásticas, canastos plásticos, bolsas plásticas, más bolsas plásticas, plástico, plástico (...) ¡Tanto plástico!”, fue el mensaje que escribió Rich Horner, un buzo británico que se retrató en un sector de Bali conocido por sus mantarrayas, que estaba cubierto de una mini isla de plástico.
El buzo británico Rich Horner se retrató en una playa de Bali, rodeado por una mini isla de plástico.
Como individuos, un cambio en nuestra forma de consumir plástico producirá un impacto global ínfimo, pero al mismo tiempo la única forma de que se produzcan grandes modificaciones culturales es haciendo algo al respecto. En Chile, cada persona desecha en promedio 51 kilos de plástico al año (el que más lo hace en Latinoamérica); si un centenar de chilenos reduce su uso, ya serán algunas toneladas menos de este material en el mar.
A granel: una opción a todo bolsillo
Comprar a granel puede ser una contundente acción individual para evitar que los desechos de plástico se propaguen donde no deben. Por definición, esto implica comprar productos sin envase ni empaque —los que suelen ser de plástico—, pero para que no te lo vendan en una bolsa (que haría perder el sentido sustentable de la compra) es necesario acudir a las tiendas o ferias con un recipiente o bolsa reutilizable.
Algramo es una reconocida empresa que impulsa el consumo a granel a través del diseño y la innovación. Hace varios años crearon una plataforma tecnológica que permite mantener el plástico en la economía y fuera del medio ambiente. Una de sus principales motivaciones es ofrecer precios justos a los consumidores, aportando de manera significativa en la transición hacia una economía más circular.
“Se optó por el comercio a granel para resolver un problema social y medio ambiental”, cuenta Brian Bauer, encargado de economía circular en Algramo. Los consumidores, dice, suelen desconocer que “cuando la gente compra productos en pequeños envases, está pagando entre un 30 y un 40% más”. Al preferir tiendas, locales o iniciativas como la de Algramo, “se corrige este problema y las personas además de pagar menos, reutiliza el packaging sin tener que ‘comprarlo’ cada vez”.
También se reducen los desperdicios de alimentos o productos, “ya que puedes comprar exactamente lo que necesitas y no solo los formatos que te venden. De esta forma puedes ahorrar y también diversificar tu despensa”, comentan las empresarias Consuelo Quivira y Natalia Gracia. Ellas son las fundadoras de Mejorxgramos, un e-commerce en el que venden diversos productos a granel, principalmente locales. “Si vas a un supermercado, estás obligado a llevar un kilo de lentejas, mientras que en una tienda a granel puedes adquirir el mismo kilo pero de distintas legumbres”.
Según Bauer, “una de cada cinco personas en Santiago usa el sistema Algramo”, por lo que aún queda mucho trabajo en cuanto a cambiar la mentalidad del consumidor nacional.
Bauer, quien además es instructor en Harvard, comenta que en países con economías emergentes alrededor del 20% del presupuesto esta enfocado a manejar residuos. “Este es el gasto más elevado por lejos, incluso más que salud y educación. Entonces, si puedes remover un porcentaje grande del packaging de los productos o alimentos esenciales, puedes ahorrarle mucho dinero a la administración de las ciudades”.
Almacenaje
Junto a su socia en Mejorxgramos, que es nutricionista, Consuelo Quivira selecciona productos cuyo origen es trazable, así saben exactamente qué lote están comercializando y cuáles son sus fechas de elaboración y vencimiento. Estos datos son el sello de garantía que tiene el consumidor en caso que algo resulte no óptimo. “Es algo que nos preocupa, ya que buscamos ofrecer alimentación y nutrición de verdad”, apuntan.
En cuanto a la forma correcta de almacenaje, destacan que “lo mejor siempre será en frascos de vidrios, que ojalá se limpien y sequen bien después de usarse y antes de volver a rellenar”. El lema es almacenarlos “en un ambiente fresco y seco”, lejos del calor, la luz y la humedad.
Las polillas y los gorgojos son los principales villanos del almacenaje a granel, capaces de sabotear kilos y kilos de alimentos o productos para el hogar. “Hay que tener ojo con los frascos, porque si no se lavan ni secan bien, pueden quedar con hongos o huevos de pollilas, las que luego son capaces de comerse todos los productos”, especifica Francisca Amenábar, educadora ambiental, quien recomendó utilizar recipientes herméticos en un artículo pasado de Paula.