El Producto Interno Bruto (PIB) de México registró la mayor contracción desde 1932 al confirmarse una caída de -8.5% en el año de la pandemia, reveló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Se trata de una contracción igual de profunda que la estimada a fines de enero por el mismo Instituto; pasa a la historia como la segunda más aguda tras la de 1932, cuando la economía se desplomó 14%; rebasa claramente la alcanzada en el año 2009, que fue de 5.3% y fue mucho más destructiva que la alcanzada en 1995, cuando el PIB se contrajo 6.9 por ciento.
El dato final del Producto Interno Bruto con cifras desestacionalizadas, ratifica así que la economía mexicana hiló dos años consecutivos en contracción, profundizada por el choque inédito de la pandemia. Esto, tras la caída de 0.1% que se inscribió en 2019.
Para darse una idea del tamaño del boquete que se ha generado con este desplome bienal, basta recordar los precedentes más cercanos de la economía cayendo durante dos años subsecuentes: la registrada entre 2001 y 2002, con desempeños de -0.4 y -0.3% respectivamente; y la dupla negativa observada en 1982 y 1983, cuando el PIB se contrajo 0.01% y 4.36 por ciento.
El recuento de los daños que dejó el cierre voluntario de la economía y la ausencia de apoyos a los pequeños negocios, muestra que dos de las tres actividades económicas del país, completaron desplomes anuales que tampoco tienen precedentes.
Por componentes, las actividades secundarias, integradas por sectores industriales, arrojaron una caída anual de 10.2%, una tasa similar a la estimada por el mismo Inegi de forma preliminar hace tres semanas.
En tanto las terciarias, integradas por el sector servicios registraron una contracción menos aguda pero igual de inédita, de 7.9%, respecto del dato del mismo trimestre del año anterior.
Las únicas actividades que registraron un avance anual fueron las primarias, que integran a la agricultura, ganadería y pesca. La información divulgada por el Inegi confirma que al cierre del año promediaron un crecimiento de 2% anual.
Fuente: El Economista