Luzia, la oda de Cirque du Soleil a México

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 27-02-2020

Las carpas de Cirque du Soleil regresan y lo hacen con uno de sus grandes espectáculos: Luzia, estrenado en Montreal en 2016 y que es toda una oda a la rica y vibrante cultura de México. Y en el que el agua es por primera vez gran protagonista en el circo quebequés, con una piscina bajo el escenario y una cortina de lluvia que preside diversos números. Un montaje que se instalará, igual que lo hizo ya Totem, en el Distrito Cultural de l’Hospitalet de Llobregat, con el que Cirque du Soleil tiene un acuerdo de largo recorrido.

Luzia ha sido ideado por uno de los nombres referenciales del circo europeo, Daniele Finzi Pasca, que ya creó para la compañía canadiense uno de sus más evocadores y deslumbrantes montajes: Corteo. Si Corteo se ambientaba en el mundo del circo tradicional, con gigantes y enanos, y con un payaso que soñaba su funeral en un mundo onírico a medio camino entre la commedia dell’arte y Fellini, ahora Luzia es de nuevo un viaje entre el  sueño y la realidad pero en el que el agua, la lluvia, es protagonista.

El nuevo montaje traslada al público a un México imaginario, es una oda acrobática a la rica y vibrante cultura del país, fruto de la mezcla de numerosas tradiciones e influencias, y a sus impresionantes paisajes y joyas arquitectónicas. El título parte de la fusión de las palabras luz y lluvia, dos elementos esenciales para Finzi Pasca al crear el espectáculo. Un montaje que es una travesía, un sueño tejido con recuerdos, experiencias y encuentros, para dar vida a un México inventado complejo y polifacético.

El viaje, que comienza con un paracaidista aterrizando en un campo de crisantemos, pasa por la migración de la mariposa monarca, el popular Día de los Muertos, el peyote, la lucha libre, la cultura y mitología maya, la época dorada del cine mexicano, el desierto, el fútbol o el mundo submarino del país. La presencia del agua en el espectáculo parte, señalan, de que los mayas creían que los estanques eran puertas sagradas al más allá.

Y justamente esa presencia acuosa ha permitido sacar números como el de la rueda cyr de su contexto habitual: dos artistas se mueven con ella bajo el agua y la lluvia. Y todo presidido por un gran disco de 2.000 kilos suspendido sobre el escenario y que representa por turnos al sol, la luna y el calendario azteca, y evoca las estructuras colosales de Teotihuacán.

Fuente: La Vanguardia

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