La vida del pintor y escultor colombiano Fernando Botero, uno de los artistas más importantes del siglo XX, fue llevada al cine en un documental en el que el director canadiense Don Millar capta el alma, según sus familiares, del pintor.
"Gracias al talento, a la visión, inteligencia y sobre todo a la flexibilidad de Millar (...) pudimos finalmente lograr esta versión que creemos capta la esencia de lo que es mi papá como persona y como artista”, afirmó la hija del pintor, Lina Botero.
En los 82 minutos del documental Botero, el director canadiense hace un recorrido por la vida del artista nacido en Medellín el 19 de abril de 1932, a través de su propia voz, de las de sus tres hijos y de las de algunos de sus allegados.
Los hijos de Botero, Fernando, Lina y Juan Carlos, son de su primer matrimonio, con la gestora cultural Gloria Zea, que murió el lunes en Bogotá a los 83 años.
El documental fue grabado durante 19 meses en 10 ciudades del mundo, entre ellas Medellín, París, Nueva York, Pekín, la italiana Pietrasanta —donde tiene su residencia— y la francesa Aix en Provence, lugar en el que se realizó en 2017 la muestra Botero, diálogo con Picasso.
"Logramos acompañar a mi papá en algunos de los momentos más importantes de su carrera reciente, por ejemplo su exposición en China: en Pekín, en Shangai y en Hong Kong, a las cuales llegaron a asistir más de un millón y medio de espectadores”, agregó Lina en un mensaje enviado a la presentación, a la que no pudo asistir por el fallecimiento de su madre.
Las imágenes del artista colombiano en China que aparecen en la película son de 2015 y 2016, cuando realizó su primera exposición íntegra en el National Museum of China de Pekín, ubicado en la plaza de Tiananmen, y el China Art Museum de Shangai.
La cinta cuenta con imágenes inéditas y en él sus hijos Fernando, político; Juan Carlos, escritor, y Lina, que ha trabajado como presentadora de televisión, interactúan con obras y bocetos de su padre que no conocían.
El documental narra los inicios de Botero como ilustrador dominical del periódico El Colombiano, de Medellín, cuando era un adolescente.
Luego muestra cómo en 1951, a los 19 años, el artista monta su primera exposición individual en la Galería Leo Matiz, de Bogotá.
De ahí en adelante, el filme lleva a los espectadores a todos los lugares en donde se desarrolla su vida artística, como Florencia, donde estudió; París, donde pasó buena parte del tiempo en el Museo de Louvre, y la Ciudad de México, en la que pinta una mandolina volumétrica con la que abrió las puertas del estilo que caracteriza su obra.
Y ahonda en momentos íntimos, como la muerte de su hijo Pedro, de cuatro años, en 1974 en Madrid.