El espectáculo natural de la primavera se ha apoderado de los alrededores de Tokio, que es teñida por el distintivo tono rosado de los pétalos de cerezo. Mahiro se pasea una y otra vez por el mismo puente para obtener algunos vistazos tímidos del hombre que estuvo ausente de su vida durante sus tiernos 12 años. Un caballero alto, bien parecido y de porte elegante. Finalmente, él se percata de la presencia de su primogénita en el punto de reunión acordado, una vez que ella intenta robarse de un modo poco sutil una fotografía suya a la distancia. Con gentileza se acerca para comenzar a restaurar los lazos rotos y juntos se dirigen a celebrar el Hanami. Lo que Mahiro ignora es que ese hombre, a quien a partir de ahora llamará ‘padre’, es simplemente un actor contratado por su madre para llenar ese vacío.
Family Romance, LLC, la obra más reciente de Werner Herzog, es un retrato oportuno y desgarrador de los métodos artificiales a los cuales recurrimos para replicar aquellas relaciones –y los sentimientos derivados de ellas– que escapan de nuestro control, ya sea por la ausencia, la pérdida o la soledad. En ese sentido, la industria del alquiler familiar inició en los años 90 en Japón y su popularidad creció exponencialmente en la última década. Estas compañías te permiten contratar a actores que sirvan como figuras sustitutas en toda clase de situaciones privadas por algunas horas. El protagonista, Yuichi Ishii, es fundador en la vida real de la empresa que da título al filme (nombre inspirado en el ensayo homónimo de Sigmund Freud), con más de una década en el rubro y mil 400 actores disponibles para interpretar a tus padres, tus abuelos, tus hijos, un amigo o una pareja sentimental. Su eslogan: «La alegría por encima de lo real».
Estrenada en el Festival de Cannes de 2019, Family Romance, LLC es el tipo de película que sólo podría gestarse en la mente del legendario cineasta alemán, pues no teme transgredir los límites narrativos, alternando los elementos formales que asociamos al documental y a la ficción para hacer más difusa la línea entre la realidad y la fantasía. El hilo conductor de la narrativa es el intento de Ishii por conectarse con su ‘hija’ Mahiro. Ambos se vuelven más cercanos con sus constantes salidas a los sitios turísticos más célebres de Tokio. A la par, se van intercalando escenas donde vemos al artista del disfraz tomar otros empleos, desde hacerse pasar por empleado en una estación de trenes para aceptar la culpa por un error de un cliente, organizar una premiación ‘sorpresa’ a una ganadora de la lotería o interpretar a un cadáver en un funeral, entre muchos otros.
Fuente: Cinepremiere