Perdida, esto opinan los críticos

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 12-01-2020

Antes de entrar en materia, este tecleador manifiesta su indignación con la pésima campaña publicitaria que los distribuidores/exhibidores han hecho en las bardas de Ciudad de México con una foto de Paulina Dávila en su personaje de Cristina para promover Perdida. Sin empacho se han montado en el problema de las desapariciones de mujeres que asuela nuestro país, banalizando una realidad atroz.

Ahora sí, la crítica:

Estructurada con economía de personajes y locaciones, pero con una edición sonora audaz y una ambientación eficaz apoyada con un buen ritmo narrativo y unas actuaciones convincentes que incluso cubren las no pocas deficiencias de guion, Perdida sobresale como un ejemplo de que hay más géneros que la comedia con posibilidades comerciales para el cine mexicano. Opacada por su pésima campaña publicitaria, la película dirigida por Jorge Michel Grau, remake de la colombiana La cara oculta (2011), sorprende por sus atmósferas y las diferentes perspectivas desde las cuales se narra la misma historia. Estas ópticas provocan vueltas de tuerca que cambian el sentido y las intenciones de los personajes, que transforman la primera impresión que nos han dado.

Cuando vemos al director de orquesta Eric (José María de Tavira), histérico en un día lluvioso, saliendo explosivamente de su casa ubicada en algún lugar alejado de la ciudad tras haber escuchado una grabación en voz de una mujer una y otra vez, gritándole a alguien a quien no vemos y acabando alcoholizado en un bar del que es ayudado por la mesera Fabiana (Cristina Rodlo), parece que algo esconde. Una vez que se ha disculpado por su patanismo y empieza una relación tórrida con la atractiva chica, parece que ella corre peligro. Y más cuando lo vemos enaltecerse con un par de agentes (Juan Carlos Colombo y Luis Fernando Peña) que llegan inesperadamente a su casa, en la que Fabiana ha pasado la noche, preguntando por su esposa desaparecida, la arquitecta colombiana Carolina (Paulina Dávila), desaparición que él mismo ha denunciado. Todo indica que el hombre esconde algo cruento, pero Fabiana parece no darse cuenta de eso deslumbrada por la intensidad del romance (aislados en una casona a las afueras de la ciudad, parecen vivir un idilio sexual), la espectacularidad de la casa y el apasionamiento del hombre por su trabajo (obseso tratando de emular a Karajan).

Perdida le debe mucho a su edición sonora. Con grabación de sonido directo de Federico González Jordán (ganador del Ariel a Mejor sonido por el documental Tempestad y nominado por 600 millas) y trabajado en la consola por Alexander Maury López, la cinta genera muchas de sus tensiones a partir de lo que se oye o de lo que no. La fotografía de Santiago Sánchez, de claroscuros inquietantes que responden a las convenciones del género, es cuidadosa pues muchas de las situaciones clave ocurren a partir de reflejos o a través de cristales, en una simultaneidad de puntos de vista que van cambiando la percepción de los espectadores. Y además, maneja acercamientos a los rostros de sus actrices para enfatizar la sensación de encierro, uno de los elementos clave de la narrativa.

Grau ha intentado resaltar la personalidad de la pareja de Carolina y Eric adornando las paredes altas de la deslumbrante casa que rentan con cuadros de Caravaggio y Diego Velázquez, resaltando así la agresividad y el juego de ocultamientos que implican las obras. Ella ha aceptado renuente el viaje bajo la promesa de que él trabajara dirigiendo la filarmónica en México sólo durante un año, aunque cada vez es más evidente que no quiere algo temporal y que ella no quiere quedarse confinada a la soledad de la casa y al carácter obseso de su esposo.

La música, orquestada y compuesta por Enrico Chapela, juega un papel muy importante no sólo porque Eric es director de orquesta, sino por su positiva implicación directa en las atmósferas de la cinta. Asimismo, la inclusión de “Claro de luna”, tercera parte de la Suite bergamasque de Claude Debussy, es acertada para subrayar las contradicciones de los personajes.

Lo que falla terriblemente, además de la ya comentada publicidad, es el manejo del tiempo. Aunque parece intencional esa incertidumbre de no saber si han transcurrido horas, días, semanas o meses, esto mismo provoca una distracción que va en aumento y que le resta puntos de convencimiento al desarrollo de la trama, especialmente cuando vemos a Fabiana en su empleo asediada por uno de los agentes; todo hacía suponer que lo había abandonado, pues ocurren varias escenas nocturnas en la casona y se tiene la sensación de que no ha salido de ahí, aunque de repente ya tiene cambios de ropa.

Como si la desaparición de su esposa no fuera importante, Eric pronto se pasea en público con la deslumbrante Fabiana que, así como hacía Carolina, asiste a los conciertos en la bellísima Sala Nezahualcóyotl de la UNAM. Y con el asunto del tiempo ambiguo no es posible determinar si Eric es un cínico o simplemente alguien capaz de dar un cambio de rumbo a su vida en un pispás.

Cristina Rodlo parece que se especializa en el thriller. Pronto la veremos protagonizando El vestido de la novia y fue parte del elenco de la serie estadounidense The Terror, producida por Ridley Scott. En Perdida tiene una participación convincente, con un personaje que se transforma y que es víctima de su propia ingenuidad.

Fuente: Cinepremiere

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