Pedro Infante ha vuelto a la realización cinematográfica, cuando menos en espíritu. A través de Netflix y Como caído del cielo, así como a los dotes de imitador de Omar Chaparro, el clamor y fanatismo que su figura han desatado consiguieron extender su tiempo en la Tierra, al menos durante dos horas más. No son los 120 minutos más afortunados de su filmografía y legado, pero al menos se le trató de dar una oportunidad de redención a su vida tras bambalinas.
Pedro Infante por sí mismo es un símbolo de la infidelidad, del mujeriego, del juguetón, del “todas mías”. Este proceder hizo que, en la ficción, tras su fallecimiento viviera en ostracismo en el limbo, pues no fue lo suficientemente malo para ir al infierno, aunque sí machista; ni suficientemente piadoso para ir al cielo. Cometió yerros personales, pero también tenía buen corazón y realizó acciones buenas por su gente.
Como en un acto de inspiración de cintas como El cielo puede esperar, chispazos de Ghost: la sombra del amor, Como si fuera cierto, Los fantasmas de mis ex o hasta de otra producción de Netflix, The Good Place, Como caído del cielo habla sobre el amor y las segundas oportunidades. Lo hace mediante un desencadenamiento argumental de poca inventiva. Pedro Infante recibe una oportunidad para ganarse un lugar en el cielo. Para ello debe ocupar el cuerpo de un imitador, Pedro Guadalupe Ramos (Chaparro), quien quedó en coma.
A través de una serie de enredos trata de enmendar la vida de su tocayo y reconquistar a la mujer de éste: Raquel (Ana Claudia Talancón), quien para «El ídolo de Guamúchil» es una mujer como nunca antes había conocido. Sin embargo, apenas tiene instantes de conocerla cuando ya se siente profundamente enamorado. Como caído del cielo, dirigida por José Pepe Bojórquez, desvela paulatinamente el pasado de Pedro Guadalupe y sus deslices en el amor y el dinero.
La película ofrece realmente poca introspección sobre quién fue Infante más allá de su faceta de mujeriego y la construcción de la trama es arrítmica y episódica. Además, se apoya en los estereotipos de personajes que el mismo Infante interpretó en diferentes renglones de la historia, desde el charro, hasta el boxeador.
Ciertas escenas cambian de golpe a la siguiente viñeta a narrar y en muchas ocasiones la inserción de las canciones que convirtieron a Pedro Infante en “El Inmortal”, como “Amorcito corazón”, “Bésame mucho”, de Consuelito Velázquez, “Yo no fui”, “Qué te ha dado esa mujer”, entre otras, carecen de propósitos narrativos y se incluyen mediante pretextos baladíes.
Como caído del cielo es un drama romántico empeñado en convertirse en musical para lucir el talento vocal de Omar Chaparro, quien interpreta –con respeto y pericia vocal– los temas de Infante. Probablemente una de las secuencias más bochornosas tiene lugar en un restaurante donde Pedro Guadalupe comienza a trabajar como lavaplatos, pero entona “Bésame mucho”, para ayudarle a un comensal a conquistar a su cita. Momentos después de iniciada la interpretación, la joven y el galán inician una serie de arrumacos pasionales.
La manufactura en términos de musicalización, edición y su montaje arrítmico –tan precipitado como aletargado o incoherente (el manejo del tiempo y el espacio es confuso también)– no son los únicos resbalones. En términos de historia es una propuesta con la intención de ver a Infante bajo los nuevos lentes de la perspectiva de género, pero el proceder machista y misógino de muchos de los personajes la soterran. Es difícil transmitir un mensaje si no se comprende a cabalidad el feminismo, sus aristas y complejidades. Su entendimiento requiere preparación, no cae simplemente del cielo.
Fuente: Cinepremiere
