El director J. J. Abrams (Nueva York, 53 años) aceptó a mediados de 2017 uno de esos retos que aparecerían en el primer párrafo de cualquier biografía: poner final a Star Wars. Después de varias tensiones en la producción, Abrams tomó las riendas del proyecto. Al igual que hizo en 2015 con el episodio VII, El despertar de la Fuerza, el resultado debe contentar a tres generaciones distintas de aficionados al mejor novelón de fantasía de la historia del cine. Cuando Abrams se sienta a hablar con EL PAÍS, quedan semanas para el estreno de Star Wars. Episodio IX: El ascenso de Skywalker. Hasta el próximo jueves muy pocos sabrán cómo va a acabar la saga. Así que esta es una entrevista en la que el entrevistado no puede decir nada sobre la película. Afortunadamente, Star Wars es mucho más que una película.
“El objetivo en esta trilogía, y desde luego en esta película, es dar una conclusión épica y emotiva a algo que George Lucas comenzó tan brillantemente hace cuatro décadas”, comienza Abrams. “Cuando empezamos a trabajar en Episodio VII [en 2013] estaba planteado sobre todo como una continuación de lo sucedido del primero y al sexto, y como el principio de una nueva trilogía”. Esta vez es distinto. “Episodio IX tiene que funcionar por sí mismo y a la vez como final de las tres películas. Necesita un principio, medio y un final propio. No puedes apoyarte en nada, no puedes asumir que a nadie le importa ningún personaje. Pero nuestro objetivo es contar una historia que sea, ojalá, enormemente satisfactoria desde el punto de vista emocional”.
“Supimos cómo iba a ser el final, el verdadero final, muy al principio del desarrollo de la historia”, asegura Abrams. Pero hasta que no llegó el encargo de la última película no lo aclaró. “Cuando empezamos a trabajar en Episodio VII teníamos un plan general. Mentiría si dijera que lo sabía todo, pero tenía una idea de por dónde iba. Yo aprendí de George Lucas cuando era joven que debes tener un plan. Y cuando tienes una idea mejor, esa idea se convierte en el plan. Yo tengo el póster con el título La venganza del Jedi, que luego se cambió a El retorno del Jedi (1983). George nos dijo desde el principio que no pasa nada si cambias de idea y decides hacer otra cosa”.
J. J. Abrams tenía 10 años cuando se estrenó Una nueva esperanza (1977), el primer filme de la saga. Una generación entera se puede identificar con el impacto que tuvo en su imaginación y su amor por las películas. “Me transformó”. Era un mundo en el que las películas solo se podían ver durante un tiempo determinado en el cine y después había que vivir con ese recuerdo y nada más. La mercadotecnia ayudó a revivir la historia en los dormitorios de los niños, pero nada comparado a la experiencia que hoy puede tener un niño de 10 años, que puede ver esas películas tantas veces como quiera o puede sumergirse durante horas en el espectacular decorado de Star Wars en los parques Disney. “Es diferente, sin duda. Pero lo que hace Star Wars tan poderosa, independientemente de la forma que tenga, un juguete, un parque de atracciones, una película o una serie es algo que está en la idea del bien contra el mal, la idea de una persona corriente que es clave para echar abajo algo que parece insuperable, la lucha contra la opresión y por la libertad, la amistad, las familias sobrevenidas que se forman inesperadamente, la comedia… ¿Sabes? El corazón de la historia”.
Episodio IX tendrá que contentar a ambos. A los que la ven como el final de una saga que empezaron a ver hace cuatro décadas y a los niños que recordarán esta película toda la vida. “Hay que combinarlo. En cuanto decides que una película es para tal o cual grupo, es peligroso. No podemos olvidar que Star Wars es para niños. Pero eso no significa que se tenga que contar de forma condescendiente y simplista. Los niños están hoy expuestos a estímulos a los que en muchos casos no deberían. Como resultado, hay mucha ansiedad. Los niños sufren con la vida normal. Creo que en las historias buscamos un orden de las cosas. En Star Wars, es el bien contra el mal, la moralidad, la humanidad, el humor. Hay que acogerse a ese optimismo que hay en las historias que no puedes olvidar, tanto si eres un niño como si eres el niño que hay en el hombre de 50 años”.
Con el nivel de escrutinio público que tendrá un acontecimiento cinematográfico como el final, el verdadero final, de la saga de Star Wars, Abrams decide ponerse la venda antes de las críticas. “Vivimos una época de opiniones divisivas, vitriólicas y generalmente anónimas. Una de las cosas que más me gustaban de Star Wars de niño es que unía a la gente. Parece que siempre que hay una película de Star Wars o de Marvel hay gente que está hiperbólicamente cabreada por algo. Estamos en esto para entretener e inspirar con la historia. Si el precio de involucrarme en esto es que existan esas voces, pues vale”.
No es un secreto que Disney, a la vez que le da un final a la saga principal, está buscando formas de convertir el mundo creado por Lucas en una especie de género en sí mismo, donde quepan otras historias. El ejemplo es la serie The Mandalorian. Abrams no se moja sobre si habrá más material de Star Wars. “Esa es una pregunta para Kathy Kennedy [la consejera delegada de Lucasfilm]”, se excusa. “Personalmente, quiero cerrar esta película lo mejor que podamos y estoy deseando ver lo que viene después".
Fuente: El País