Joker, la trágica sonrisa del Guasón

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 03-10-2019

Cada vez hay más películas de superhéroes con mensajes políticos y sociales, pero es común que estos se desvanezcan ante la espectacularidad visual de los diferentes proyectos. Esto ha dificultado que el subgénero dé el paso definitivo hacia la verdadera trascendencia y que sea tomado en serio por los grandes referentes de la industria. Cineastas como M. Night Shyamalan (Inquebrantable), Guillermo del Toro (Hellboy) y Josh Trank (Poder sin límites) intentaron revertir la tendencia con tramas centradas en los personajes, pero fueron incapaces de lograrlo ante una competencia que terminó devorándolos.

La verdadera revolución empezó con Birdman de Alejandro González Iñárritu, quien irónicamente suele ser considerado entre los mayores detractores de este tipo de adaptaciones. Convencido de que estos gladiadores “no reflejan nada sobre la experiencia de ser humano”, aprovechó su sobresaturación para explorar la tragedia de un actor estereotipado en el papel de un superhombre, lo que resultó en una curiosa metaficción al contar con varios actores que han participado en estas cintas. Nunca ha sido catalogada como una auténtica película de superhéroes, pero fue clave para separar los dilemas morales que dividen a estos seres de las personas reales.

La película impactó de lleno en el subgénero al conmover a Hugh Jackman, quien luego de verla, reconoció que “debo encontrar el modo de seguir interpretando [a Wolverine] hasta que muera”. El australiano no pudo con el paso del tiempo, pero su amigo y aliado James Mangold le ayudó a encontrar el retiro perfecto. “Sentía que la película debía tratar sobre lo que más asustara a Logan”, explicó el cineasta . “Ciertamente no sería un nuevo villano (ya los había visto todos), ni el fin del mundo (que podía condicionar), ni su propia muerte (que me parecía, había anhelado por casi cien años). Se me ocurrió que lo único que realmente los aterraría sería la intimidad, la vulnerabilidad, la dependencia emocional. Me pregunté si la némesis de Logan simplemente podría ser el amor en su forma más pura: una familia”.

El director se apoyó en el mítico Old Man Logan, pero también en películas como Shane (1953), Contacto en Francia (1971) y Pequeña Miss Sunshine (2006) que nada tenían que ver con estos guerreros. Así nació la primera película de un superhéroe mainstream que no trataba sobre superhéroes, con el personaje principal que dejaba atrás las grandes batallas para concentrarse en salvar su propia humanidad. Esto también explica la sencillez del título Logan, que dejó atrás el eterno nombre de batalla del guerrero para demostrar que la lucha más difícil no es contra los enemigos externos, sino contra los demonios que nos aquejan. El mutante logró derrotarlos, ¿pero qué pasaría si estos ganan el duelo?

Estudios históricos han determinado que la humanidad tiene picos de violencia cada 50 años, los cuales surgen por un incremento en el poderío de las élites que aumentan las brechas económicas y sociales del mundo. Esta teoría dicta que las últimas alzas sucedieron aproximadamente en 1870, 1920 y 1970, lo que implicaría que actualmente estamos llegando a esta nueva etapa. Esto explicaría fenómenos como la Primavera Árabe, el ascenso de ISIS y la radicalización de los gobiernos occidentales, siendo Donald Trump el máximo exponente de esta tendencia. Las nuevas tecnologías no están exentas, pues los analistas coinciden que la histeria colectiva también puede palparse en redes sociales.

El esperanzador cine de superhéroes no parecía ser la mejor opción para explorar esta crisis. Sin embargo, el talentoso y siempre desafiante Joaquin Phoenix quiso intentarlo, al preguntarse “¿por qué no tomar uno de estos personajes y hacer una película de bajo presupuesto, que sea más un estudio del personaje, y por qué no hacerlo con un villano?”. Curiosamente, el actor desechó al Joker porque ya había sido llevado al cine en numerosas ocasiones, hasta que Todd Phillips le compartió su visión de Guasón, un proyecto que pretendía romper los viejos esquemas para dar una historia que “se siente única. Existen estos increíbles personajes que lidian con los problemas del mundo real. Y a veces eso está descubierto y expuesto, y otras veces no, así que siempre sentí queen los cómics permanecían personajes que eran realmente interesantes y merecían la oportunidad de ser estudiados a profundidad”.

El rodaje se caracterizó por la filtración de incontables fotografías, pero ni siquiera esto ha reducido el impacto de un proyecto que aspira a convertir al eterno villano en una víctima y cuya debacle es sólo una consecuencia de la locura que nos rodea. Un sujeto que se obliga a sonreír mientras el mundo entero –incluyéndolo a él mismo– llora y que hará todo lo que está en sus manos por contagiar su demencial alegría. Un auténtico Pagliacci de la era contemporánea empeñado en gritar a los cuatro vientos que “la comedia está terminada”. Irónicamente, una idea que también es compartida por el propio director del filme.

Es así como las adaptaciones de comics, que tantas veces han replicado el Mito del Héroe, que va del llamado a la aventura al regreso con un nuevo conocimiento, se distorsiona para reflejar un viaje perturbador que arranca con la tortuosa monotonía de la vida y culmina con la caída en el abismo de la psicopatía. Lo más doloroso es que, aunque Guasón se inspire en los comics, todo apunta a que dejará atrás cualquier indicio fantástico para llevar al subgénero al hiperrealismo. El payaso no viene de un mundo lejano, no es un multimillonario con gadgets, ni fue sometido a experimentos que le dieran grandes poderes. Es sólo uno más, de las muchas personas que diariamente se rinden ante un mundo cada vez más hostil.

Aunque la cinta mostrará a un pequeño Bruce Wayne, estos elementos también permiten entender la ausencia de Batman. Un héroe encapotado restaría credibilidad a la trama y mermaría el impacto simbólico de una historia que pretende transmitir el sufrimiento que puede padecer cualquier persona en un mundo lleno de maldad y carente de héroes capaces de salvar el día.

¿Nace un nuevo cine de superhéroes?

Guasón parece destinada a llevar las adaptaciones de comics a niveles que parecían inimaginables, pero resulta difícil determinar el impacto que tendrá en el subgénero. Aunque parece improbable que otros personajes impresos puedan capturar su realismo, todo apunta a que los superhéroes independientes y alternativos replicarán su profundidad con cintas como Brightburn (Yarovesky), Irredeemable (McKay), y 364 (Howard), que abordan los dilemas internos por encima de la acción física.

Más complejo es definir el rumbo de las grandes franquicias, cuyos proyectos más inmediatos continuarán replicando las viejas fórmulas. En este caso, el cambio podría verse beneficiado porque, tanto DC como Marvel enfrentan distintos puntos de transición: la primera busca corregir el rumbo y dar una identidad propia a su historia; la segunda quiere reinventarse ante la culminación de sus tres primeras fases y la expansión de su galería cinematográfica.

Finalmente, Guasón intentará culminar la sequía y más importante aún, la controversia que ha rodeado a las películas de comics en sus esfuerzos por alzarse victoriosas en la temporada de premios. De momento, ya cosechó su primera victoria con el León de Oro en Venecia.  Falta mucho para descubrir cómo terminará esta historia, pero de momento, resulta irónico que tras casi 20 años de superhéroes, el más temible de los villanos parezca destinado a convertirse en el gran héroe de esta historia. La vida sí que es una comedia.

Fuente: cinepremiere

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