El director Dexter Fletcher y el protagonista de Rocketman, Taron Egerton, colaboraron por primera vez hace cuatro años en Volando alto. Desde ese momento demostraron su química y destreza para contar historias sobre pequeños con grandes sueños, pero con un escabroso camino que comienza desde el núcleo familiar. Esta misma fórmula se repite en Rocketman,aunque con un diseño de producción mucho más complejo, con personajes secundarios tan bien construidos como los protagónicos y con una magnífica puesta en escena de los números musicales.
El primer gancho para atrapar al espectador sucede desde el primer minuto de la cinta y es ésa entrada deslumbrante de Taron Egerton como Elton Johndes. Esta primera secuencia al compás de «Bennie And The Jets» es sólo la primera de muchas escenas magistralmente sincronizadas entre la narrativa y la música.
Al tratarse de una película biográfica de uno de los artistas más famosos del mundo, es un acierto que la música desempeñe un papel más importante que simplemente ser el fondo para enfatizar la nostalgia o alegría de algunas escenas. En Rocketman, las letras de las canciones son parte de la narrativa, por lo que la historia no se interrumpe con la inserción de los números musicales.
Además, otro de los aspectos que refuerzan la fluidez de la historia es la transición de las escenas. Si bien es una historia lineal que sólo tiene un salto en el tiempo –al ser narrada por Elton John desde la casa de rehabilitación–, el cambio de un momento a otro no es simple ni convencional. La transición entre escenas puede ser mediante objetos significativos que terminan por comunicar un mensaje. Por ejemplo, un disco de oro en la pared del cuarto de John es la puerta de la siguiente escena que cuenta el derroche de dinero y el cambio de actitud y hábitos del cantante.
Asimismo, la historia no sólo es fluida, también tiene elementos que ayudan a mantener el ritmo emotivo de la cinta. Uno de ellos es la metáfora visual, como aquella que sucede en los últimos momentos de la película: Elton se reencuentra consigo mismo y se enfrenta a las personas que le dificultaron el camino .
A pesar de que la madre de Elton John en Rocketman (Bryce Dallas Howard) es uno de los personajes más débiles –por su exagerada e inverosímil actitud de superficialidad–, el resto de los actores secundarios son tan complejos y bien interpretados como el protagonista. La mayoría de ellos tienen papeles de personas despiadadas como Richard Madden, quien interpreta al manager egoísta, John Reid, o la insensibilidad del padre en manos de Steven Mackintosh.
Sin embargo, esa sobrecarga de «maldad» podría generar un gran descontento entre los que han seguido la huella del artista, puesto que podría considerarse como una victimización o complacencia hacia la estrella de rock. Dexter Fletcher generó grandes expectativas sobre el balance en la personalidad del personaje al afirmar que uno de los principales retos fue construir el personaje de Elton. El director expresó que luego de entrevistar a muchos conocidos del cantante, él intentó equilibrar las pésimas experiencias con las buenas. No obstante, ese balance no existe. Elton John es una completa víctima.
Aún así, Rocketman es una película hecha no sólo para los seguidores de la estrella, sino para todos aquellos que gusten de las historias que alzan el ánimo cuando la meta se ve demasiado lejos. Y entre ese tipo de películas, resalta, sin duda, por la forma de contar la historia aprovechando todos los recursos que brinda el cine.
Fuente: Cinepremiere