El cine de monstruos gigantes (o kaijus) casi siempre tiene un talón de Aquiles: sus protagonistas humanos. Y Godzilla 2: El rey de los monstruos, que es una continuación directa de Godzilla –dirigida por Garreth Edwards antes de adentrarse al mundo de Star Wars con Rogue One– no es la excepción.
En Godzilla 2: El rey de los monstruos seguimos, para nuestro pesar, la historia de una nueva familia: los Russell. Ellos son sobrevivientes de la pelea que libró Gojira con el MUTO en San Francisco y están completamente ligados al descubrimiento de las nuevas criaturas que habitan nuestro planeta. Vera Farmiga y Kyle Chandler son un matrimonio separado por una desgracia, mientras que Millie Bobby Brown es la hija que trata de aprovechar a sus padres al por mayor.
Otros humanos que aparecen en la cinta están ahí meramente para ayudar a avanzar la historia o para ser los personajes que explican lo que está sucediendo: “Godzilla necesita esto” o “Hay que ir aquí para evitar que X monstruo haga Y”. Los peores ejemplos de esto son un par de secuencias en las que parece que los personajes –en medio del caos y apocalipsis desatados cuando las criaturas despiertan de su letargo– de alguna forma tuvieron tiempo de armarse una presentación en Power Point (con todo y videos) sobre lo que sigue en la historia. Todo esto no es más que tiempo desperdiciado en intentar explicar una trama que pide a gritos ser simplificada.
Los actores hacen lo que se puede con un guión que por momentos peca de inocente o sin sentido. Es claro que por momentos su presencia es únicamente justificable para ver las acciones desde su punto de vista. Mostrarnos a “humanos en conflicto intentando sobrevivir las pisadas de Godzilla” nunca es necesario. Mención aparte para Ken Watanabe, quien parece haber sido contratado para repetir una y otra vez «¡Gojira!» –sin temor a equivocarme, sólo un japonés podría pronunciar tan bien el nombre de su kaiju–.
Fuera de eso, uno de los logros de Godzilla 2: El rey de los monstruos es que promete lo que dice su título: a un kaiju que se enfrenta a diversos monstruos en pantalla. Y eso lo vemos en todo su esplendor. El cine de monstruos es una de las tantas razones por las que las películas deben disfrutarse en la más grande de las pantallas: si bien es cierto que una experiencia en casa es reconfortante y cómoda, ver y escuchar a Godzilla rugir no tiene precio.
Ya con tres películas dentro del “universo de monstruos” de Legendary, probablemente estemos ante una franquicia más estable para Warner que la que está armando con DC. A lo largo de la trama se nos menciona o aparece la figura de King Kong, el rey de la Isla Calavera, varias veces. Así sea en dibujos prehistóricos o apuntes sobre la localización de Skull Island. Sin embargo, al estar ubicada la acción en la época actual, no tenemos presencia de los personajes de Tom Hiddleston o Brie Larson, quienes aparecieron en Kong La isla calavera.
Toda la mitología alrededor de Godzilla y sus monstruos ayuda a afianzar su universo cinematográfico. Aquí tenemos una secuela que no sólo se produjo para tener una película más del monstruo con un mayor número de enemigos. Lo que esta película abre es la puerta hacia el esperado choque de dos titanes de Hollywood. Una vez más y con efectos visuales mucho más detallados, prepárense para la próxima épica pelea entre Godzilla y King Kong.
Fuente: Cinepremiere