El personaje de Maradona aparece como el gran enemigo del ser humano llamado Diego Armando en el largometraje documental que el británico Asif Kapadia acaba de presentar en e Festival de Cine de Cannes, fuera de competición En las intervenciones de archivo y en las entrevistas (sólo sonoras) con el director que alimentan la película, el Pelusa reniega con cierto énfasis de su etapa en el Barça, que califica de “desastre”.
“Llegué a Nápoles después de una mala temporada en Barcelona. Allí me quedé sin plata. Primero estuve sin jugar por la enfermedad (una hepatitis) y después por una fractura de tobillo”, afirma en una primera declaración. “Cuando jugué en el Barça no ganamos prácticamente nada, apenas una Copa del Rey”, añade en otro momento con olvido de la Liga y la Supercopa que el club azulgrana también ganó en esa época (años 1982-84).
El documental de Kapadia, ganador del Oscar de la especialidad por su biografía de Amy Winehouse, Amy , en el 2015, narra el fulgurante ascenso y explica la triste caída de quien pasó de “Dios” del fútbol con su asombroso juego en los años dorados de Nápoles a “Lucifer” para toda Italia cuando marcó el gol de la victoria contra la sección azurra que dio la victoria a la selección argentina en la semifinal del Mundial italiano de 1990, celebrada precisamente en Nápoles.
Sin presentar grandes revelaciones ni salirse de las técnicas convencionales del género, el filme de Kapadia ofrece un perfil riguroso y equilibrado de Maradona a base de testimonios de su exmujer, Claudia Villafañe, de algunos de sus preparadores y de periodistas deportivos que lo trataron o lo siguieron con atención.
La cinta tiene ritmo y, con buenas imágenes de los mejores y peores momentos del futbolista en el campo y fuera de él, puede resultar interesante para los aficionados pero también para cualquiera que sienta alguna curiosidad por una de las figuras más grandes y controvertidas del fútbol; por un mito y un héroe que, como él mismo dice entre lágrimas en una entrevista televisiva durante sus horas más aciagas, tocó fondo y llegó a verse “en la pocilga” de la vida.
La película incide en los crecientes problemas de Maradona con las drogas, básicamente la cocaína y el alcohol, así como en su peligrosarelación con la Camorra napolitana. Y sugiere que las autoridades italianas utilizaron lo uno y lo otro, que ya era sabido, para “deshacerse” de él cuando la gente le había dado ya la espalda tras su gol a Italia en la fase de penalties de aquella fatídica semifinal del Mundial de Italia en el 90. Una condena a 14 meses de prisión en suspenso (sin cumplimiento) y una durísima sanción de 15 meses sin poder jugar, por doping, significaron el principio de su final como deportista.
En los últimos minutos del documental, su hermana María Rosa dice: “Desde los 15 años, Diego Armando ya no tuvo vida. Se hizo cargo de todo en la familia. Y ésa era una carga muy pesada”. El que fue tal vez el mejor preparador del jugador, Fernando Signorino, afirma por su parte: “Diego no tiene nada que ver con Maradona. Le dije que con el primero me iría al fin del mundo y con el segundo no daría un paso. Él me respondió que, sin Maradona, Diego no habría salido de Villa Fiorito (su paupérrimo barrio natal). Lo malo es que Maradona arrastra a Diego por todos lados”.
El filme concluye con unas imágenes del futbolista junto a su primogénito Diego Junior, fruto de una relación con la napolitana Cristina Sinagra y a quien sólo en el 2016 aceptó reconocer después de 29 años negándolo. Maradona el mentiroso y renegado. El generoso y simpático. El pobre hombre adicto a todos los vicios. El tipo de carne y hueso detrás del mito. El que no ha podido asistir a la presentación de la película titulada Diego Maradona porque, según su director, “no está bien y debe someterse a una operación” en México.
Fuente: La Vanguardia