Cuando todo el mundo estaba hablando del trailer con nuevas imágenes de Toy Story 4, sin hacer ruido, oculto a simple vista, Disney Pixar colgó el primer corto que ha salido de SparkShorts, su programa para descubrir a nuevos talentos: Purl, salido de la cabeza de Kristen Lester. Y es un corto importante. No sólo es divertido, sino que es un corto necesario en tiempos en los que se reivindica el comportamiento misógino de algunos hombres en la sociedad, en general, y en los espacios de trabajo, en particular. Porque, desafortunadamente, seguimos viviendo en una sociedad sexista, en la que en muchas empresas, desafortunadamente, todavía continúa la discriminación de género, el sexismo e incluso el acoso. Por eso es importante este corto. ¿No te habrías pensado que todas las empresas son como la tuya, verdad: meritocracias neutrales al género?
Bueno, por eso y porque sale de Pixar. ¿Recuerdas? ¿Te suena el nombre de John Lasseter? ¿Las críticas desde el nacimiento del estudio de animación sobre el trato diferente a mujeres y personas de color? ¿Las acusaciones sobre acoso sexual? ¿El estudio que siempre se había dicho, hasta la marcha de Lasseter, que era un club de chicos? Sí, esa misma Pixar. La misma Pixar sobre la que Cassandra Smolcic, una diseñadora gráfica que trabajó allí durante cinco años, escribió esto hace unos meses:
Fui diseñadora gráfica en Pixar durante la segunda mitad de mis 20 años. Sé que la gente está diciendo que el clima no era "tan malo". Estoy aquí para decirles que sí, y lo más probable es que todavía lo sea. Estoy aquí para recordar que silenciar o eliminar cualquier nivel de opresión sexual, inadecuación, acoso o abuso, incluso aquellos que pueden no considerarse criminales en un tribunal de justicia, ayuda a normalizar esos comportamientos, alentando a los hombres con una integridad cuestionable a empujar los límites de lo que es condenable.
Por eso es importante. Y es importante también porque sale de la experiencia de la guionista y directora detrás del proyecto: una mujer que cuando entró en animación, un negocio, según ella, controlado por hombres, y consiguió su primer emleo, decidió 'convertirse en uno de ellos', y que no cambió su actitud hasta que saltó a otra empresa y pasó a formar parte de equipos en los que había más mujeres además de ella.
El corto es sencillo: una mujer entra a trabajar en una empresa en la que hasta ese momento el 100% de la plantilla son hombres. Después de un duro proceso de selección su CV y su experiencia previa resultaron ser los mejores. Pero nadie se fijó en que era una mujer. Y eso le causa sorpresa al empleado que se encarga de darle la bienvenida a la empresa, B.R.O. Capital, que tiene toda la pinta de ser un fondo de capital riesgo: le sorprender que no sea un hombre el que se incorpora a sus filas. La empresa es una empresa sexista en la que la nueva empleada, con una forma diferente de entender los negocios y la forma de relacionarse en la oficina, es rechazada: no forma parte del 'grupo', del club de chicos. No es otro 'bro'. Para encajar, decide vestirse y comportarse como los homínidos que pueblan su oficina. Hace bromas pretendidamente masculinas, su estilo se vuelve igual de agresivo que el que reproducen los hombres con los que trabaja en reuniones inverosímiles. Y es entonces cuando, pum, encaja. Cuando pasa a formar parte del grupo. Y así se queda hasta que entra otra mujer en la empresa. Al principio, cuando la ve, reacciona igual que el resto de los muchachos. Pero rápidamente se da cuenta de que no tiene sentido.
El mensaje del corto es doble: no hay que cambiar para encajar, uno de los temas generales de la ficción (si tú no eres una persona agresiva, no tienes que volverte agresivo para encajar en el grupo; si tienes una idea clara de lo que es importante, no tienes que cambiarla solo porque los demás tengan una fórmula diferente de verlo que únicamente está validada porque la apoya 'el grupo'); y para encajar en un esquema sexista no hay que suprimir la femineidad: no hay que reproducir los esquemas machistas, lo que hay que hacer es luchar por eliminarlos. Por todo eso es importante este corto.
El único problema que le vemos al corto es que sale, precisamente, de Pixar y esto podría tomarse como una acción de marketing en la que quieren limpiar su imagen: después de Bao, el último corto oficial de Pixar, dirigido por una mujer asiática, el primer corto de su proyecto de talentos también es de una mujer que habla sobre cómo hay que romper los esquema sexistas en el espacio de trabajo y que aprendió esta lección cuando entró en Pixar, el primer lugar donde había equipos de mujeres mixtos. Pues sí, es sospechoso, pero no le resta validez al mensaje del corto. Mi hija de siete años ya lo ha visto y me alegro de haberlo visto con ella y de haber hablado con ella sobre él. Es importante como es importante la película Campeones o como lo fue el corto español Cuerdas, ganador del Goya al mejor corto de animación en 2014.
Fuente: Esquire