Bardo, de Iñárritu; esto opinan los críticos

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 30-10-2022

Decir en primera instancia que “Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades”, la propuesta fílmica más reciente del mexicano Alejandro González Iñárritu, es para todo mundo, sería caer en una imprecisión absoluta y hasta imperdonable. No es ni para los más acérrimos y autoproclamados cinéfilos, ni para el público más casual que ubica solo por nombre al director, es más bien para aquel espectador que quiera (y necesite) acompañar al cineasta a perderse en la inmensidad de los sueños, de la contemplación y explorar el limbo de la vida nunca desde lo racional, sino totalmente desde lo emocional. 

La premisa de “Bardo” es lo más simple de la cinta: Silverio Gacho (Daniel Giménez Cacho) es un reconocido periodista y documentalista, quién está a punto de recibir un galardón muy importante, pero antes sufre  una crisis existencial que lo lleva a sus límites. Iñárritu convierte esta sencilla premisa, no solo en una reflexión personal e íntima, sino en un viaje sin destino aparente con un cúmulo de fragmentos, la mayoría de ellos sin sentido, que poco a poco van tomando rumbo hasta desencadenar en una propositiva confesión del dolor propio y colectivo. 

Silverio Gacho, un hombre en completa confusión por su condición de inmigrante (quien ni es de aquí, ni de allá) y atacado por el síndrome del impostor que no lo deja gozar del éxito, es el alter ego anunciado de Iñárritu. Sin embargo, la construcción del personaje se acerca más a aquella desestabilización emocional y psicológica de personajes como Riggan Thomson (Michael Keaton) en “Birdman” o Uxbal (Javier Bardem) en “Biutiful”. Iñárritu coloca a Silverio (interpretado magistralmente por Daniel Giménez Cacho) en el centro del bardo, un limbo repleto de incertidumbres y sin rumbo; le quita el poder de reaccionar ante lo que se presenta, pero le da un nivel de consciencia superior que le permite contemplar lo que fue de su vida, lo que no fue, pero quiso que fuera y lo que está pasando. 

No hay certezas en toda la película. La cinta jamás propone un hilo conductor claro, pues es una alusión a los sueños, esos que se nos dificulta contar y cohesionar sus partes. Nunca se descubre la verdad de lo irreal, y tal incógnita es el grado de inmersión que el director, junto a todo su equipo técnico logra crear. Por un lado, la cámara de Darius Khondji (“Diamantes en bruto”) es una danza libre y líquida, la cual es una intrusa y observadora constante de los sucesos, que junto a los lentes utilizados, provocan distorsión y deformación, tal como se ven nuestros sueños; por otro lado, la fotografía se apoya del diseño de producción de Eugenio Caballero, quien diseña escenarios bellos perfectos, pero también en otros más reales, dando la clave, tal vez, de la verdad y la ilusión. 

Iñárritu cae en una autocomplacencia con un afiche completamente personal y grandilocuente, sin embargo, se atreve a reflexionar sobre temas como el éxito, aquí retratado a manera de desilusión y un pequeño oasis en medio de una sociedad consumista; la ausencia en la vida de las personas y de la propia, como una consecuencia del éxito; la inmigración (tema recurrente en las cintas del mexicano) como una decisión envuelta de nostalgia y riqueza (o pobreza) de identidad; el humor y la autoburla como medicina para el dolor; la muerte como la única verdad certera; el miedo y la culpa como pan de cada día en la vida del ser humano. Aquello que es personal para Iñárritu, hábil e inteligentemente lo convierte en universal para quien contemple su obra. 

“Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades” tiene niveles de pretenciosidad en lo estético, sin embargo, su collage de ideas que aparentemente no tienen estructura desea enérgicamente que el espectador le encuentre un sentido propio y personal. Alejandro González Iñárritu entrega una cinta personal donde explora temas que lo aquejan y le ocupan, pero que no son ajenos a ningún ser humano. En el dolor y el miedo también se puede encontrar virtud y belleza, eso es “Bardo”.

“Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades” formó parte del Festival Internacional de Cine de Morelia 2022 y es la selección de México para el Oscar 2023.. Ya está disponible en cines y próximamente en Netflix.

Fuente: La Estatuilla

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