Buster Moon no se rinde. Hace unos años, el pequeño koala montó una gran competencia de canto que fascinó a propios y extraños, pero a pesar de haber logrado alcanzar la cima, él quiere más. Así como el personaje, el equipo de producción detrás de la película Sing 2 no se conforma, entregando al público entretenimiento con una escala impresionante.
Pocas veces sucede que una secuela expande de manera efectiva los mejores elementos de su predecesora. Sin embargo, la nueva aventura de los animales cantantes se percibe más madura en todo sentido, desde la calidad de la animación hasta las temáticas que maneja. Buster y compañía no sólo lucen mejor en pantalla –con contornos finamente delineados y movimientos fluidos–, sino que la narrativa construida alrededor de los personajes resulta más “adulta” que en la entrega anterior. Mientras que la misión principal de todo el elenco en la primera parte era alcanzar sus sueños, ahora tienen el reto de hacerlo dentro del ámbito industrial. Aunque mantiene la esencia de la anterior, la siguiente parte explora más a fondo otras aristas del mundo del entretenimiento.
Si bien Rosita, Ash, Johnny, Meena y Gunter ya saborearon las mieles del éxito, lo cierto es que su carrera musical aún tiene mucho por delante. Por eso, cuando Moon les ofrece la oportunidad de dejar el teatro que recién habían inaugurado para ir a Redshore City a probar suerte, todos aceptan gustosos. Ahora, su siguiente misión será audicionar para Jimmy Crystal, un magnate de la música que espera que el ensamble conformado por cerditos, puercoespines, gorilas, elefantes y lagartos logre crear un espectáculo fuera de este mundo, pero necesitarán incorporar a alguien más a su número: el legendario rockero Clay Calloway, quien está retirado.
Los personajes más interesantes de la película Sing 2 son, precisamente, Crystal y Calloway. No es difícil adivinar que el lobo empresario que al inicio se presenta como amigo en realidad es un feroz antagonista. Las pistas se nos dan desde el inicio, aunque el guion, escrito por el director, Garth Jennings, poco a poco va dejando claro que la adición del villano era más que necesaria: sin abusar del dramatismo y la oscuridad, se satiriza el ambiente corporativo y se da el mensaje de que, a veces, sin importar que trabajes duro, hay quienes no querrán verte triunfar. Ya sea por celos o simplemente porque no obtienen un beneficio, su objetivo será verte abajo.
Afortunadamente, si se es lo suficientemente obstinado y positivo, será posible salir adelante con nuestros objetivos. ¿Existen animales más obstinados y positivos que los que protagonizan este filme? Juntos son el antídoto perfecto para la amargura presentada. Persistentes –e hilarantes– a más no poder, demuestran que, con compañía y buena música, cualquier obstáculo se puede superar.
Por su parte, la historia del león que disfrutó de la fama es quizá la más conmovedora del proyecto. Se agradece que las producciones para el público infantil se atrevan a introducir en sus narrativas temas tan importantes como el duelo después del fallecimiento de un ser querido. De manera inteligente y delicada, se habla de cómo asimilamos la pérdida a nuestro ritmo. Cada proceso es distinto.
Como era de esperarse, estas temáticas vienen aderezadas con números musicales fascinantes. Destacan los covers de éxitos de U2, como “Where the Streets Have No Name” o “I Still Haven’t Found What I’m Looking For”. Cuando los protagonistas las interpretan, sus rostros animados adquieren una gran expresividad y las armonías nos llenan de paz. Resulta extraño, eso sí, que se haya tomado la decisión de dejar las canciones interpretadas en inglés por el elenco original, entre quienes se encuentran Scarlett Johansson, Bono, Reese Witherspoon, Taron Egerton y Matthew McConaughey –quien, curiosamente, no canta–.
Pese a que el reparto de voces en español latino, integrado por Benny Ibarra (Buster Moon), Chayanne (Clay Calloway), Ha*Ash (Rosita y Ash), Roger González (Johnny) y Vadhir Derbez (Darius) no interpreta ningún tema, sus actuaciones cumplen a la perfección con lo que se requiere, adaptándose a sus respectivos personajes.
En la película Sing 2, todo es más grande. Las canciones nos cubren, los escenarios nos cubren. La melancolía y madurez se hacen notar sin opacar un tercer acto que explota como una fiesta de color y optimismo llena de lecciones sobre resiliencia, autoconfianza y valor personal.
Buster Moon no se rinde. Es bueno que no lo haga, pues inspiró a su elenco a sobrepasar sus límites. No obstante, también contagia su tenacidad a quienes están del otro lado de la pantalla.
Fuente: José Roberto Landaverde/ Cinepremiere