El nombre completo del libro en el que está basada la más reciente entrega fílmica de Ridley Scott es La Casa Gucci: Una sensacional historia de asesinato, locura, glamour y avaricia. Fue escrito por Sara Gay Forden y publicado en 2001. Está basado en una investigación en la que invirtió un par de años. Con el respaldo de tres lustros de experiencia como periodista de moda en Italia.
Ustedes, y Scott también, pueden poner los ingredientes del título en el orden que quieran, porque todos están allí. Narrado por el experimentado y ahora octogenario cineasta, la anécdota que podría ser la envidia de cualquier telenovela resulta adictiva y es presentada con los mejores elementos de producción. Entre estos destacan el vestuario y el diseño de producción para la recreación de la época que retrata.
También te podría interesar: Annette – Estreno en México, trailer y lo que debes saber de la película.
Por la manera en que el apellido Gucci y la firma que representa resuena en nuestra memoria colectiva, tal vez pudimos suponer que estaríamos ante un relato del proceso creativo, del impulso emprendedor o de la génesis de una marca como industria. Todo lo contrario. El filme La casa Gucci, a diferencia del libro, omite la historia de Guccio Gucci (1881-1953) y la fundación de su imperio de la moda. Se centra centrarse en la debacle de sus descendientes. De sus hijos Aldo (Al Pacino) y Rodolfo (Jeremy Irons) y muy en particular de su nieto Maurizio (Adam Driver).
A partir del encuentro de Maurizio con Patrizia Reggiani (Lady Gaga) y su subsecuente relación de pareja, el mundo de los Gucci será sacudido en todo sentido. Desde hecatombes financieras, hasta letales consecuencias.
Llama la atención una decisión del realizador que en su trayectoria nos ha entregado obras maestras como Alien (1979) o Blade Runner (1982). Y es que con un reparto tan notable como el que nos presenta, donde además de los ya citados participan Jared Leto como Paolo Gucci y Salma Hayek como Giuseppina «Pina» Auriemma, opta por que sus personajes italianos en la película hablen en inglés con acento italiano. Dependiendo de cada histrión resulta la forma de aproximarse a este estilo.
Tenemos a Pacino y Leto como los más desaforados en acento y aspavientos, a Irons y Driver como los más contenidos y a Lady Gaga y Salma en una suerte de término medio. Como sea, el exagerado recurso no deja de ser un distractor que en ocasiones nos obliga a cuestionarnos si estamos ante un drama basado en hechos de la vida real… o ante una colección de sketches de Saturday Night Live. Y pese a los acentos, aunque resulte difícil admitirlo, algunos nos entregan sólidas interpretaciones. Como Adam Driver, que no se deja distraer por el artilugio.
No nos dejemos distraer tampoco nosotros.
Fuente: Carlos del Río/ Cinepremiere