A primera instancia, pareciera que la película Noticias del gran mundo (News of the World) marca un cambio tan abrupto como extremo en los intereses del director Paul Greengrass. Después de todo, se trata de un cineasta que ha abordado conflictos contemporáneos tan variados como el 9/11, la guerra contra el terror o los atentados noruegos del 22 de julio de 2011, y que en este caso se decanta por la historia de un veterano de la Guerra Civil que visita pueblos remotos para relatar las noticias del país y cuya labor se ve alterada tras el encuentro con una niña secuestrada por los nativos de la región. Pero con el paso de los minutos queda claro que las intenciones del británico no han cambiado, ya que su incursión en el western, el género estadounidense por excelencia, es un claro esfuerzo por aprovechar sus potentes valores simbólicos en una profundización de la América trumpista.
La película Noticias del gran mundo se desarrolla en una nación desunida y que a cinco años de la Guerra Civil sigue siendo incapaz de zanjar sus diferencias. Esto es palpable en los distintos destinos que recorre el personaje principal, cuyos habitantes no se cansan de arremeter contra los norteños alegando incomprensión e indiferencia, y que además viven en eterno conflicto con otras culturas que habitan en la región, como es el caso de negros, mexicanos e indígenas. Todo esto, a pesar de un pasado y una posición geográfica que le vinculan directamente con civilizaciones distintas.
Esto ha provocado que las regiones vistas en pantalla vivan al margen de la ley. Un mundo donde los delincuentes amenazan abiertamente a sus futuras víctimas frente a las autoridades y los hombres pueden tomar control de los poblados. Esto a sabiendas de que no hay una autoridad y por ende no hay espacio para las represalias. En este sentido, no es casualidad que las acciones se desarrollen en Texas, eterno baluarte del Partido Republicano, el estado con más armas registradas del país y uno de los puntos más racistas de la unión.
El caos se ve comprometido con la llegada del capitán Kidd interpretado por Tom Hanks en la que es su segundo proyecto bajo las órdenes del inglés. Contrario a lo que la experiencia y rango del personaje sugieren, se trata de un hombre cuyo pacifismo no le impide seguir luchando. No con las armas, sino con información que abra los ojos de su público y contribuya a la paz tras años de conflicto. Un auténtico Hermes del oeste que funge como emisario de la verdad y cuyo idealismo no le impide conocer la importancia y las adversidades de su trabajo, al grado que se da tiempo para bromear sobre la austeridad que conlleva la profesión.
Sus esfuerzos se tornan especialmente simbólicos en una actualidad que batalla en la credibilidad periodística, tanto por las crisis mediáticas como por las continuas descalificaciones de Trump con su bien conocida etiqueta de fake news. Una alegoría que cobra fuerza en uno de los puntos visitados por el personaje principal y donde debe enfrentarse con un individuo cuyas ansias de poder le hacen buscar el control de todo, incluso de la información. No resulta del todo sorpresivo que Greengrass otorgue tanto valor a esta labor cuando recordamos que él mismo fue periodista antes de incursionar de lleno en el cine, pero sí sobresale la naturalidad con que logra el objetivo cuando western y periodismo no integran una mezcla recurrente.
Con estas bases, a nadie sorprende que el protagonista de la película Noticias del gran mundo acepte ayudar a una pequeña en apuros, no en busca de iluminación o recompensas, sino por el hecho de que es lo correcto. Esto no significa que la niña en cuestión sea un personaje simplista o un macguffin, pues su doble orfandad suscitada tras perder a sus padres biológicos y los nativos que la adoptaron alude a todos aquellos chicos cuya condición migratoria atenta directamente contra su sentido de pertenencia. Personas de ningún lugar y cuya conexión se enfatiza con una clara referencia a los niños migrantes enjaulados por las autoridades texanas.
Estos mensajes, que van de lo lúgubre a lo esperanzador, son reforzados además por el respaldo de los grandes clásicos del género. Es evidente que Greengrass inspira su road trip en los peligros plasmados por La diligencia (1939), que la pequeña Johanna está construida sobre los cimientos de Natalie Wood en Centauros del desierto (1956) y Audrey Hepburn en Lo que no se perdona (1960) y que el salvajismo del autoproclamado hombre civilizado debe mucho a lo visto en Danza con lobos (1990). Una combinación que emula el desencanto propio de la trilogía de la victoria de John Ford. Todo esto, hay que decirlo, sin caer en la mera imitación, sino aprovechando cualidades de estos títulos en busca de una identidad propia que resulta en uno de los mejores westerns revisionistas de los últimos tiempos, dotado además de imágenes de enorme poderío, una estupenda banda sonora a cargo de James Newton Howard. Finalmente, la naturalidad que siempre ha caracterizado el trabajo de Tom Hanks y un estupendo trabajo de la joven Helena Zengel.
Esto no evita que Paul Greengrass batalle por momentos al definirse entre los arquetipos del género y sus propios instintos realizadores. Ejemplo de ello es el manejo de la cámara, pues la fotografía naturalista que caracteriza buena parte de su obra funciona para la inmersión del espectador, no así los movimientos abruptos de tipo documentalista que por momentos se tornan un distractor importante. Sobresale también un enfrentamiento que, si bien tiene razón de ser, se torna tan innecesariamente largo que pareciera haber sido concebido así para cubrir la cuota de balas en una película del oeste.
Estos tropezones son fácilmente perdonables y no impiden que la película Noticias del gran mundo sea un estupendo reflejo de su tiempo, pero también un perfecto exponente del western que puede ser disfrutado más allá del contexto en el que fue realizado.
Fuente: Cinepremiere
