Con discreción, ajeno por completo al ímpetu ansioso que incluso traiciona a políticos con más años en estas lides, el secretario de Desarrollo Social (Sedeso) del gobierno del estado de Puebla, Gerardo Islas Maldonado, comienza a ser visto como una posibilidad fuerte y salomónica ante las disputas de los distintos grupos del morenogalismo, para suceder a Luis Banck en la Presidencia Municipal de Puebla capital. El novel político tiene a su favor muchas más virtudes que negativos, un balance que se ve con muy buen gesto desde el poder, por lo que no debe descartarse –sino encartarse- como una opción real, incluso sin habérselo propuesto. ¿Será el “caballo negro” de la sucesión municipal?
A pesar de haber sido presidente estatal del Partido Nueva Alianza, Islas es más visto como un perfil ciudadano, ese que tanto buscan todos los partidos, ante el desprestigio de sus marcas, que como un político tradicional.
Pero tampoco es nuevo en el terreno de la negociación política.
Desde sus responsabilidades y participación como operador en varias elecciones, en Puebla y otros estados, Gerardo Islas ha sabido tejer fino para él, para sus jefes y para su grupo; lo suyo son los puentes de plata a nivel local, federal y hasta interpartidistas.
Ha convertido su juventud en virtud.
Ha demostrado capacidad operativa y electoral tanto en los comicios de 2010 como en los de 2013 y 2016.
Particularmente en estas dos últimas cumplió sus metas al frente de Nueva Alianza, partido clave en las megacoaliciones que empujaron los triunfos de Rafael Moreno Valle y Tony Gali –éste para la alcaldía de Puebla y posteriormente para la gubernatura-.
Las encuestas, que bien se conocen en los escritorios en que se toman las decisiones, tampoco le son ajenas y poco a poco empiezan a hacerle guiños.
Esos positivos han hecho que sea visto con seriedad como una alternativa del grupo morenogalista a la alcaldía capitalina.
Como opción viable, la postulación de Gerardo Islas crece en la misma proporción que crece la posibilidad de que los grupos no encuentren consensos ante la baraja que se presenta con el secretario del ayuntamiento, Mario Riestra –hasta hoy el más adelantado-; el presidente del Congreso, Jorge Aguilar Chedraui, y el auditor del estado, David Villanueva Lomelí, todos con fortalezas, sí, pero también con debilidades.
Justamente en la discrepancia de esos personajes y sus impulsores, es que Gerardo Islas se presenta como una posibilidad transitable tanto para Rafael Moreno Valle como para Tony Gali.
De hecho, el funcionario estatal ha sido sólido puente entre el ex y el actual gobernador a lo largo de estos primeros meses de la administración del segundo.
A diferencia de algunos que quieren quedar bien con uno o con el otro y terminan quedando mal con los dos, el titular de la Sedeso ha entendido con claridad que el gobernador es Gali y que el jefe máximo del grupo es Moreno Valle, con quien mantiene la cercanía de siempre y a quien apoya con todo en su proyecto presidencial.
Hay muestras a la vista.
El domingo pasado, tras la presentación en el Auditorio Nacional de la plataforma digital #RafaTeEsccucha, Islas fue de los pocos convidados a la mesa principal en la comida que ofrecieron al ex mandatario los operadores nacionales morenovallistas en un hotel de la Ciudad de México.
El joven que acompañó desde hace años sin dubitaciones a Moreno Valle, incluso cuando el viento soplaba en contra, también ha traducido en acciones el trabajo en la función pública.
En lugar de llevar bretes, intrigas y grillas a la mesa de Gali Fayad y a la mente de Moreno Valle, se ha dedicado a solucionar problemas desde una de las dependencias más importantes del gabinete.
Al contrario de varios de sus compañeros que solamente salen de la capital cuando el gobernador Gali va de gira, Islas Maldonado recorre cada semana el interior del estado.
En los hechos fue el factor que logró reconstruir la relación entre el gobierno del estado y el ayuntamiento de Tehuacán.
Ayudó a superar los encontronazos entre el morenovallismo y la alcaldesa Ernestina Fernández y su esposo, Álvaro Alatriste “El Mostro”.
También está a su favor su alto nivel de interlocución con el primer nivel del gobierno federal. Detractores y amigos lo califican de “excepcional”. Unos con envidia y otros con una sonrisa.
Habla directo con Rosario Robles, la titular de la Sedatu, con quien viene trabajando de la mano en la reconstrucción de viviendas en la zona afectada por la tormenta tropical Earl, un tema prioritario y de justicia social que está por llegar, por cierto, a buen puerto.
Asimismo, con secretarios como Luis Miranda, de Desarrollo Social, titular de la Sedesol; Gerardo Ruiz Esparza, de Comunicaciones y Transportes (SCT), e incluso con José Antonio Meade, de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Sin duda hay temas que Gerardo Islas todavía deberá salvar, como los equilibrios, las coyunturas, las oportunidades y hasta las filias y fobias, todo lo cual, sin duda, será un importante factor en la mesa de negociaciones a la hora de las definiciones.
Mientras tanto, él está ahí ya como una opción seria, tanto haya como no haya alianza entre el PAN, el PANAL y otros partidos en la ciudad de Puebla.
Y el tiempo, además, juega a su favor.
APUNTES SOBRE LA DECISIÓN DE LUIS BANCK
Difícil pero prudente la decisión anunciada este miércoles por el alcalde Luis Banck, quien reveló que ya no recurrirá a una deuda a largo plazo por hasta 800 millones de pesos para buscar una mejor opción de financiamiento que no hipoteque el futuro de los poblanos ni los recursos de las próximas administraciones municipales.
No han sido días tranquilos para Banck, a quien no se le puede regatear la valentía e integridad de sus determinaciones, por más polémicas que estas resulten.
Eso suele pasar cuando se piensa más en el interés colectivo que en el particular.
Con el nuevo esquema financiero (en mejores condiciones y que ya no requerirá de la aprobación del Congreso del estado), sí habrá recursos para que el gobierno capitalino siga combatiendo la inseguridad –la gran prioridad- y para que las colonias más marginadas mejoren sus condiciones y calidad de vida.
Luis Banck no comprometerá recursos futuros y el crédito no sólo se pagará en un tiempo que no excederá el periodo de la actual administración, sino que se liquidará con recursos propios y sin cargarle la mano impositiva a los ciudadanos, seguramente el aspecto más relevante del tema y que deberá terminar ya, de una vez por todas, con el burdo lucro político que venían realizando algunos actores interesados en que a Puebla y al propio Banck les vaya mal para entonces avanzar electoralmente.
Lo explicó el mismo alcalde con claridad y sinceridad notables al señalar que tras platicar con diputados, empresarios y representantes de la sociedad civil, escuchó expresiones y manifestaciones de inquietud respecto a los plazos y montos máximos que implicaba contraer una deuda por hasta 800 millones de pesos, por más nobles que fuesen los fines de ese movimiento financiero.
En ese sentido, privó la prudencia, la sensibilidad, y se llegó a una mejor decisión, lo que no implica que el gobierno municipal deje de seguir haciendo gestiones para lograr recursos adicionales de los gobiernos estatal y federal para conseguir más apoyos a favor de la seguridad y la equidad social.
La ciudad de Puebla requiere sin duda más recursos para fortalecer la capacidad de reacción y de prevención de la Policía Municipal, que hoy no está ni por mucho a la altura del reto que plantea la inseguridad, pero es indispensable obtenerlos sin que los ciudadanos terminen asumiendo el costo.
Ese es el epicentro de la decisión de Banck, quien por cierto ahora está más obligado que nunca a garantizar la transparencia en la asignación, ejecución y evaluación de las acciones que le apruebe el Cabildo para que la capital cuente con las patrullas, las cámaras de vigilancia, los dispositivos móviles y los drones para reconocimiento aéreo que tanta falta hacen para librar una guerra que, al menos hasta hoy, claramente va ganando la delincuencia.