El diputado federal priísta Jorge Estefan Chidiac utiliza el cargo al que llegó a finales de enero pasado, como presidente de la poderosa Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, en tres vías perversas: para tomar revancha contra su concuño, el gobernador Tony Gali, pues opera en la Secretaría de Hacienda (SHCP) para que a su administración le congelen la entrega de partidas ya aprobadas, a la vez que lo obstaculiza en el cabildeo para la obtención de recursos adicionales para 2018. Asimismo, usa esa posición para llenarse los bolsillos con los moches de 20 por ciento directo -y otro tanto indirecto- del dinero para obras que baja a los alcaldes del Distrito 14 federal, con cabecera en Izúcar de Matamoros -del que es representante-, y otras zonas del estado.
Jorge Estefan en su campaña en 2015 siempre presumió que sería el presidente de la Comisión de Presupuesto, de la que ya había sido secretario en la Legislatura LVII (1997-2000), bajo el impulso y cobijo del entonces gobernador Manuel Bartlett Díaz, hoy convertido en un “impoluto” lopezobradorista.
El también presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI siempre se ha movido en estos temas que le dejan abultados beneficios personales.
Sin embargo, su arribo a este órgano no fue tan fácil.
Al principio de la legislatura, en septiembre de 2015, ese cargo se lo dieron a su correligionario Baltazar Hinojosa Ochoa, para procurarle presencia, contactos y poder, rumbo a su aspiración de convertirse en gobernador de Tamaulipas.
Hinojosa fracasó y fue hasta entonces que a Jorge Estefan, luego de un jaloneo interno del PRI, le dieron la presidencia de la comisión más importante de San Lázaro.
Lo es porque el análisis, la elaboración de dictámenes y el aval de las cifras antes de pasar al pleno; en resumen, la repartición de los dineros públicos para cada ejercicio fiscal, son facultad constitucional exclusiva de la Cámara de Diputados.
Ahí formalmente no tiene vela en el entierro el Senado, aunque algunos de sus integrantes logran colar proyectos e intereses.
Quien quiera meter la mano, que son muchos los que lo hacen (políticos, la Iniciativa Privada, empresas trasnacionales, organizaciones y un largo etcétera), tienen que vérselas inexorablemente con el presidente de esta comisión.
De ahí que desde finales de enero, Jorge Estefan es uno de los más poderosos diputados federales, en una Cámara en la que en realidad apenas pesan unos 50 de los 500.
El resto es pipitilla y levantadedo.
Ahora, el poblano baja recursos, pero cobra muy buenos moches.
Está en lo suyo.
Es un tiburón en su estanque.
“Gestor” de cuello blanco.
Se desenvuelve en su esquema.
Varios presidentes municipales de la Mixteca cuentan que el dirigente estatal del PRI ha bajado en los últimos meses alrededor de 300 millones de pesos de recursos federales para respaldar diversos proyectos locales.
Sin embargo, según aseguran, todo tiene un precio.
La “gestión” del diputado tiene un costo de 20 por ciento de lo obtenido.
Es su secretario particular, un tal Juan Carlos Santiago, quien pide los moches para él y su jefe, además de otra cantidad adicional para el Colegio de Arquitectos de Izúcar de Matamoros, para la elaboración de los proyectos.
Eso solamente en Puebla.
Pero Jorge Estefan tiene a su cargo la elaboración del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el Ejercicio Fiscal 2018.
El proyecto del Ejecutivo deberá llegar en septiembre próximo y de ahí, él podrá mover los números.
Tendrá que acordar y repartir ganancias.
Meterá mano en las aspiraciones presupuestales de estados y municipios.
Su injerencia, apoyado por el grupo que dejó sembrado su amigo Luis Videgaray Caso en la SHCP, será absoluta.
Pierden así Puebla y el país.
En cambio, gana su abultada y oculta chequera.
El negocio es redondo y no tiene margen de pérdida.
¿O me equivoco?