Escondidas entre las traiciones de muchos de los 73 militantes del PAN que están en proceso de expulsión, por dar la espalda a su instituto político y apoyar a la candidata “independiente” Ana Tere Aranda en 2016, aparecen las manos oscuras de dirigentes que se autoproclaman como emblemáticos del panismo tradicional. Los “puros” e “impolutos”.
La revisión a simple vista de quienes violaron los Estatutos de Acción Nacional en el pasado proceso electoral no es suficiente para exhibirlos, pero sus conexiones son tan claras como los indicios que fueron dejando el consejero vitalicio Humberto Aguilar Coronado y el ex dirigente estatal Rafael Micalco Méndez.
No en balde el primero se hizo humo en esta discusión y el segundo salió muy diligente a anunciar que defenderá a sus “compañeros”.
Mandaderos tal vez sea la palabra más exacta para referirse a ellos.
Esos que el pasado fin de semana el Comité Directivo Estatal anunció que dejarán de ser panistas.
Aguilar y Micalco se suman a la operación encubierta que también realizaron Lalo Rivera y Juan Carlos Mondragón.
En sus sueños inalcanzables, supusieron que con la candidatura de La Doña harían perder al partido en el que militan.
Traición superlativa.
En primer grado.
Veamos la estela de pistas que dejó El Tigre Aguilar Coronado, ex senador, ex subsecretario de Estado, ex diputado y un hombre que ha vivido y se ha enriquecido del panismo.
Entre los firmantes, representantes distritales y apoyadores de Ana Teresa Aranda Orozco aparecen muchos de los cachorros del panista.
María Isabel Antonieta Romero Fuentes, cercana al ex legislador, fue representante de casilla de Aranda en Chignahuapan.
Aún es militante del PAN, al que se afilió el 30 de junio de 1995, de acuerdo con el Registro Nacional de Militantes (RNM).
José Luis Galindo López, también de los afines a Aguilar, y quien se afilió al PAN el 21 de noviembre de 2010, se dedicó a recaudar firmas a favor de la “independiente”.
Por supuesto, también puso la propia, de acuerdo con la documentación del Instituto Estatal Electoral (IEE).
Viene luego la lista abundante de personajes ligadísimos con el ex dirigente Rafael Micalco Méndez.
Él se despachó con la cuchara grande.
Envío a familias enteras a sumarse a La Doña.
Veamos:
Está el caso de la familia Bonaga Ruiz, a la que pertenece Cecilia con los mismos apellidos, quien fue su secretaria de Acción de Gobierno en el CDE que encabezó entre 2012 y 2015.
Brindaron su apoyo a Aranda Orozco la misma Cecilia y, con los mismos apellidos Bonaga Ruiz, María Elena, Juan y Pedro Juan.
Todos ellos aparecen en el Registro Nacional de Militantes del PAN.
Cecilia es quien tiene la militancia más añeja, que data del 10 de noviembre de 2003.
El resto se afilió en marzo de 2005, entre el 14 y 16 de ese mes.
Siguen más de los fieles del potosino Micalco.
José Javier Ramírez Ponce, quien fue su secretario de Comunicación en el CDE, con militancia desde el 18 de abril de 2002.
Él se convirtió en uno más de los “abajo firmantes” a favor de Ana Tere.
Está también en esa lista José Miguel Vargas Jarquín, esposo de la secretaria de Promoción Política de la Mujer (PPM), Andrea Mantilla Rubí, en la dirigencia que encabezó Micalco.
Vargas es militante desde el 21 de junio de 2001 y también está en camino a la expulsión.
Y ya entrados en temas familiares, destaca el apoyo que a Aranda brindó Walfredo Osvaldo de apellidos Vargas Jarquín también.
Él es militante desde el 4 de septiembre de 2003.
Hay militantes que no se conformaron con un apoyo discreto, sino que figuraron abiertamente como representantes distritales de La Doña y sus faltas a los Estatutos del PAN son más graves todavía.
Están en esta categoría de traidores a su partido, pero además sin recato, Ricardo Federico Malcos Cruz, con militancia desde 2003, quien fue el representante de la ex panista en el Distrito de Ciudad Serdán.
En el Distrito 11, con cabecera en Puebla, fueron sus representantes el ex diputado Juan Francisco Menéndez Priante, propietario, e Hilda Araceli Limón González, suplente.
El primero militante desde el 1 de septiembre de 1996 y la segunda desde el 9 de octubre del mismo año.
Otros apoyadores visibles de la candidata “independiente” a gobernadora fueron José Francisco Rendón Moreno y Felipe Soriano Sánchez.
El segundo incluso grabó un video que la abanderada utilizó para su promoción.
Ahí están las pruebas que los vinculan con la violación del Artículo 128 de los Estatutos Generales del PAN.
La mano de los poderosos e icónicos líderes, sus huestes, sus familias y sus enviados.
Una lección ha dejado esto a los panistas poblanos.
No hay crimen perfecto.
No existe la traición impune.