Sin importar cuál de las veredas que se le presentan hoy decida tomar Martha Érika Alonso de Moreno Valle, si permanece como secretaria general del Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN o si –como se especula- se suma al gabinete de Tony Gali, el rumbo y destino de ella parece, al menos hasta ahora, invariable: aparecer en la boleta electoral de 2018, como candidata a gobernadora de Puebla.
La decisión de hacia dónde encaminará sus pasos solamente podría variar si su esposo, el gobernador, gana la candidatura presidencial de Acción Nacional.
Si Rafael Moreno Valle está en la boleta para elegir al nuevo Presidente de México, entonces Martha Érika Alonso deberá esperar otros tiempos.
Como él mismo ha dicho, un matrimonio no puede participar en la misma contienda por cargos de elección popular.
Sin embargo, si él no ve las condiciones adecuadas o simplemente le toca participar en el gran proceso electoral del próximo año desde otra trinchera, ella sin duda será la mejor carta del panismo poblano.
Lo que en otros referentes ha sido un exceso, en su caso es una posición bien ganada y con argumentos.
Para comenzar, no se trata de suceder al esposo, como han intentado incluso algunos que vivieron en Los Pinos.
No.
De entrada hay un mandato, aunque apenas de un par de años, de distancia.
Las características personales de Martha Érika Alonso la desmarcan de ejemplos maliciosos y analogías desagradables.
Ella renunció a ser figura de ornato o dolor de cabeza en el sexenio que está por terminar.
Desde antes de su matrimonio con Rafael Moreno Valle, el 24 de enero de 2004 –por cierto mañana martes cumplen 13 años de casados- es, además de compañera de vida, una de las principales estrategas y operadoras del aspirante presidencial.
El matrimonio se concretó cuando el gobernador era diputado federal a la LIX Legislatura.
Luego fue legislador local y presidente del Congreso de Puebla.
En la campaña a la Senaduría en 2006, ya como panista, tuvo el acompañamiento y trabajo permanentes de su esposa.
Martha Érika Alonso fue conocida y conoció todo el estado.
En 2010 fue ella la punta de lanza de lo que suele llamarse “la campaña sin candidato“.
Consiguió personalmente que muchos líderes se sumaran al morenovallismo y dejaran otras opciones.
Luego, en Casa Puebla, se convirtió en el rostro amable, la mujer del trato suave, el puente de plata hacia el mandatario y la consejera certera.
Su posición como presidenta del Patronato del DIF estatal la llevó más de una decena de veces a darle la vuelta entera a la entidad y sus 217 municipios.
Sin embargo, no limitó su actividad al corte de listones y a sonreír para las fotos.
Nunca dejó el énfasis político en su relación con líderes y ciudadanos.
Se “ganó el corazón de los poblanos“, como le dijo Moreno Valle en el agradecimiento al final del discurso de su Sexto Informe.
A algunos les pareció un destape.
A otros les entusiasmo.
A otros les preocupó.
Ella asintió discreta al reconocimiento.
En el camino recorrido, era natural su llegada a la dirigencia estatal del PAN, como secretaria general en diciembre de 2015.
Como dirigente fue artífice del refrendo del morenovallismo con el triunfo de Tony Gali.
Hoy parece que sumarse al gabinete del nuevo gobernador ayudaría a desactivar la queja recurrente de que se demanda “piso parejo” a Ricardo Anaya, quien es juez y parte en el proceso interno por la candidatura presidencial, pero tal condición no se estaría aplicando a nivel local.
Este lunes, Martha Érika Alonso dará un mensaje en el informe de la dirigencia estatal panista.
Habrá que escuchar con cuidado y leer, en lo literal y entre líneas, cada una de sus palabras.
Sin disputar reflectores ni a su esposo ni a su primer círculo, aprovechó en estos años espacios, momentos y ha sabido hacer una carrera de resistencia y propia.
En el escenario actual, con la cercanía de 2018, no hay otra figura que le pueda competir en conocimiento, trabajo, relación con líderes y la gente, en todo el estado, así como en popularidad.
A diferencia de ella, otros, muchos otros, sí desaprovecharon tiempos y circunstancias.
De ahí que lo que comenzó como una idea extraña y audaz, hoy se ve como una posibilidad sólida: Martha Érika candidata.
Claro, esa posibilidad, esas veredas que la pueden llevar a la boleta en 2018, están supeditadas a la precandidatura de su esposo.
Ésta determinará si se convierte en estratega y apoyo de Moreno Valle a la Presidencia o si personalmente busca ir a Casa Puebla.
La sabia voz popular dice: “cuando te toca, aunque te quites; cuando no te toca, aunque te pongas”.
Así podría suceder con ella.
En los siguientes meses lo veremos.