Hay tristeza, pero no miedo. Esa es la conclusión de los poblanos que viven en Estados Unidos, luego de la sorpresa y decepción por el triunfo de Donald Trump, quien los próximos cuatro años será el presidente de la nación más poderosa del mundo. La tristeza es por el resultado, pero más aún por la baja participación de los paisanos en las urnas.
De un estimado de 150 mil poblanos habilitados para votar en la zona triestatal de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut -en donde más paisanos viven: 1.2 millones-, los mismos migrantes aseguran con desencanto que apenas unos 20 mil acudieron a sufragar.
El voto latino en general resultó un espejismo de fuerza, aunque se trata de una elección de democracia indirecta, en la que los ciudadanos eligen un Colegio Electoral y no se cuentan directamente los sufragios ciudadanos.
A pesar del discurso xenófobo y extremista del hoy presidente electo Trump, los primeros cálculos de cadenas como CNC describen que 30 por ciento del voto hispano lo respaldó.
Qué decir de los cubanos de la Florida, quienes acudieron puntuales y masivamente a las urnas, a diferencia de los mexicanos y los poblanos.
La tristeza tiene una buena razón. Falló el voto latino, el mexicano y el poblano también.
Sin embargo, líderes como Guadalupe Cabrera, presidenta de la Asociación Cultural Mexicana de Brooklyn y oriunda de Cuayuca de Andrade; Adam Lázaro, presidente del Club Atlético Mexicano de Nueva York (CAMNY), quien nació en Chinantla, o el poblano Carlos Orea, activista en Los Ángeles California, ven el panorama difícil, pero no se inmolan.
Hablé con Cabrera y me dijo: “Aquí en Nueva York hay dos caras, la cara de la preocupación y la cara de la realidad… Hay dolor, hay tristeza, porque pensábamos que iba a ganar Hillary Clinton, pero hubo democracia, es la democracia”.
En redes sociales, el descontento también se manifestó.
Adam Lázaro escribió: “Muchos de nosotros los migrantes perdimos la presidencia de los Estados Unidos con nuestra candidata Hillary Clinton, pero no la confianza y mucho menos debemos tener miedo”.
“(…) Hoy más que nunca los migrantes debemos de estar más unidos, ya tenemos un nuevo presidente al Sr. Donald Trump. Sin miedo vamos a seguir adelante, siempre le vamos a exigir nuestros derechos, porque somos gente trabajadora que pagamos nuestros impuestos y que nuestros hijos son el futuro de esta gran nación”.
En tanto, Orea destacó su tristeza “por todos aquellos estudiantes latinos dreamers, que están amenazados de perder la protección ejecutiva de Obama. La reforma migratoria una vez más queda en el limbo. Esperemos que sus políticas sean tolerantes para la comunidad indocumentada”.
“Y si cumple la amenaza de construir el muro, donde quiera en una burbuja proteger el país norteamericano (sic), nosotros, construyamos los puentes del respeto a todo ser humano”.
Hay tristeza porque falló el voto latino, el mexicano, el poblano.
Quedó en evidencia que no todos tienen el mismo nivel de conciencia política que demuestran los líderes, los activistas.
Sin embargo, los líderes latinos, mexicanos y poblanos también están anunciado la continuación de su lucha, ahora acercándose al Congreso, a los representantes de origen o descendencia latina.
Buscarán la vía parlamentaria para los contrapesos.
Una característica especial tienen los migrantes que han sabido salir adelante en suelo extranjero, poblanos y de otros lugares: su temple es inquebrantable.
Y no van a dejarse derrotar tan fácilmente por Donald Trump.