Si no sucede otra cosa, este viernes 30 de septiembre el presidente Enrique Peña Nieto estará realizando su décima cuarta visita al estado de Puebla desde el inicio del gobierno de Rafael Moreno Valle.
El jefe del Ejecutivo federal encabezará la inauguración del –a mi parecer- principal logro en materia económica del sexenio morenovallista: la planta de Audi en el municipio de San José Chiapa, que ha requerido una inversión de más de mil 300 millones de dólares y que en una primera fase generará 4 mil nuevos empleos.
Se había especulado con que Peña Nieto no vendría a lo que sin duda es –o debería ser- todo un acontecimiento para Puebla, muy similar en magnitud a la llegada de Volkswagen en 1964; sin embargo, como le informé el lunes, desde la pasada semana personal del Estado Mayor Presidencial se encuentra en la entidad para revisar los detalles de la gira que hasta ayer tenía a San José Chiapa como único punto.
Para nadie es un secreto que el presidente y el gobernador han mantenido una relación institucional basada en tres principios básicos: respeto mutuo, colaboración y comunicación, y ello se ha reflejado en un trato preferencial al estado especialmente en materia presupuestal.
Peña Nieto ha sido un aliado de Puebla y este ha sido plenamente correspondido: jamás salió de Casa Puebla una sola crítica o un solo reproche al habitante de Los Pinos, ni siquiera en los peores momentos del sexenio: los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, el escándalo de corrupción por la Casa Blanca, la fuga de “El Chapo” Guzmán y el error histórico de la visita de Donald Trump al país.
Aquí, a diferencia de otras entidades, no se ha hecho leña del árbol caído ni se ha aprovechado la debilidad estructural del gobierno federal para capitalizarlo política y electoralmente en perjuicio del presidente de México, cuya figura se ha respetado incluso hasta la saciedad.
Moreno Valle no ha buscado confrontar a Peña Nieto ni ha promovido, tolerado o alentado ataques directos o indirectos en su contra, a diferencia de otros gobernadores, del PRI incluso.
En 2015, por ejemplo, en pleno proceso electoral intermedio, todos los candidatos del PAN a diputados federales por el estado de Puebla recibieron la instrucción de no hacer una sola alusión negativa a Peña Nieto.
Algunos de los panistas que perdieron argumentaron que eso les impidió hacer una campaña de contraste, en temas como pobreza y desempleo, lo que a la postre se reflejó en la urnas.
Se sabe de llamados de atención al senador Javier Lozano Alarcón o a la diputada federal Mónica Rodríguez Della Vecchia por algún exabrupto discursivo contra el presidente, ya sea en una rueda de prensa o en la tribuna de San Lázaro, respectivamente.
Pese a los vaivenes, la relación entre Peña Nieto y Moreno Valle se ha mantenido en estupendos términos; cuando presidió la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), el poblano hizo su parte para apoyar desde esa instancia las reformas estructurales propuestas por el mexiquense a través de lo que se conoció como el Pacto por México.
Ello, a lo largo de estos años, ha ocasionado no pocas críticas del priísmo duro, que no termina de ver con buenos ojos la sintonía existente entre el gobierno federal y el estatal.
Sucedió en el marco de la pasada elección por la gubernatura de Puebla, que ganó el grupo morenovallista con el candidato Tony Gali al frente; encabezados por la candidata perdedora, la senadora Blanca Alcalá, y su coordinador de campaña, el diputado federal Alejandro Armenta, muchos priístas prefirieron culpar a Peña Nieto de “abandono” y “traición”, y de un supuesto “pacto” con Moreno Valle, en lugar de hacer un ejercicio de autocrítica y reconocer que fueron sus errores, torpezas, tibiezas, soberbias y divisiones internas, lo que los llevó a la peor derrota de sus vidas.
A nadie, pues, debe sorprender que Peña Nieto haya decidido venir a Puebla en 14 diferentes ocasiones, por motivos diversos, en el sexenio de Rafael Moreno Valle.
A saber:
En 2013, el 23 de abril, el presidente de la República vino para participar en el foro de consulta ciudadana por un México incluyente, como parte del Plan Nacional de Desarrollo.
El 5 de mayo encabezó la conmemoración por el 151 aniversario de la Batalla de Puebla y acompañó a jóvenes soldados del servicio militar en su jura de bandera.
El 13 de noviembre regresó para inaugurar el Hospital General de San Andrés Cholula.
En 2014, el 7 de enero, celebró el día de la enfermera y el enfermero e inauguró los hospitales de Acatlán y de Teziutlán.
El 26 de febrero clausuró aquí la 46 Reunión Ordinaria de la Conago, que durante un año encabezó el gobernador de Puebla.
El 5 de mayo volvió a presidir el desfile, esta vez con motivo del 152 aniversario de la Batalla de Puebla.
El 8 de julio llegó al municipio de Chignahuapan para poner en marcha el Programa Nacional de Reforestación 2014.
El 17 de septiembre regresó al estado para inaugurar la autopista México-Tuxpan, obra iniciada hace cuatro sexenios y que da una segunda vía de acceso al Golfo de México desde el centro del país.
El 13 de octubre vino a inaugurar en el Centro Expositor, el XII Encuentro Iberoamericano de la Sociedad Civil, ante más de 3 mil representantes de organizaciones internacionales, provenientes de países como Argentina, Colombia, Ecuador, Brasil y por supuesto México, bajo el lema “Nuevos roles y expresiones de la sociedad civil”,
En 2015, el 20 de enero, acompañó a Moreno Valle a la reinauguración del Hospital para el Niño Poblano.
El 7 de septiembre puso en operación el Bulevar Industria Automotriz en San José Chiapa, la sede de Audi.
En 2016, el 2 de febrero, pisó tierras poblanas para inaugurar el Hospital de Traumatología y Ortopedia “Doctor y General Rafael Moreno Valle”.
Y el 9 de agosto realizó una visita express a Huauchinango a consecuencia del desastre natural causado por la tormenta tropical “Earl” en la Sierra Norte.
La de este viernes 30 de septiembre será la décima cuarta gira de Peña Nieto por Puebla durante lo que va de la administración morenovallista.
Tal vez haya una más antes del fin del gobierno de Moreno Valle con motivo de la puesta en marcha del segundo piso de la autopista Puebla-México.
Reflejo de un periodo marcado por una sui géneris “luna de miel” entre dos gobernantes que pusieron el oficio politico, la inteligencia y el trabajo en equipo por encima de la diatriba y el encono.
Una relación abierta y de conveniencia mutua, sin “cartas marcadas” y de gran entendimiento, que ha irritado sobremanera a los propios compañeros de partido de Peña Nieto.
Precisamente los principales interesados en dinamitarla iniciando y/o dejando correr las absurdas y ridículas versiones de que Moreno Valle es el “candidato” de Los Pinos para 2018.
Un rumor malicioso que no tiene ningún asidero en la realidad y que, como otro tantos, caerá en su momento por su propio peso, aunque esa, esa es otra historia.