EARL EN PUEBLA: OMISIONES Y RESPONSABILIDADES

AFECTACIONES POR EARL . TLAOLA

Ahora que al parecer ha pasado lo peor de la tormenta, valdría la pena que el gobierno del estado revisará con lupa la actuación de algunos funcionarios antes, durante y después de la emergencia causada por Earl en Puebla. En ese sentido, es indispensable analizar con atención el desempeño del director general de Protección Civil, Jesús Morales Rodríguez, dependiente de la Secretaría General de Gobierno (SGG), a cargo de Diódoro Carrasco Altamirano.

Y es que hasta ahora no ha quedado del todo claro por qué si se sabía con anticipación de la fuerza del fenómeno natural, no se advirtió de ello a las autoridades y habitantes de los municipios en zonas vulnerables, ni se lanzó una alerta general a través de los canales institucionales y los medios masivos de comunicación, para proceder a los desalojos de las comunidades susceptibles de sufrir afectaciones y evitar en lo posible el desastre que hoy aún no se acaba de contabilizar.

No hay ningún registro de que el máximo responsable de esa tarea, el citado director de Protección Civil, haya cumplido con los protocolos de seguridad que el caso ameritaba. De hecho, hay quejas por parte de presidentes municipales y ediles auxiliares en el sentido de que Earl los tomó totalmente desprevenidos, pues el área encargada de advertirles de los riesgos, guardó un muy marcado silencio desde el viernes 5 de agosto, cuando ya se conocía lo que podría suceder el domingo siguiente, el domingo 7 de agosto, cuando efectivamente los torrenciales aguaceros causaron deslaves, crecidas de ríos, desgajamientos de tierra y derrumbes de puentes, escenario que ha dejado al momento 40 muertos, unos 2 mil damnificados, daños en 7 mil hectáreas de cultivos e incuantificables pérdidas materiales, pero sobre todo dolor, llanto y desesperanza en la Sierra Norte de nuestro estado.

¿Hubo negligencia o abierta omisión por parte de Jesús Morales Rodríguez, quien en marzo de este año se separó de la Dirección de Protección Civil para atender tareas electorales, para regresar al cargo dos meses después, tras el triunfo en las urnas del próximo gobernador de Puebla, Tony Gali, en cuyo gobierno ya se ve?

Todo parece indicar que .

La pasada semana se dio a conocer un documento oficial que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) del gobierno federal hizo llegar con toda oportunidad al citado Jesús Morales, advirtiéndole con claridad de la posibilidad de deslaves y derrumbes a causa de Earl.

Fechado el pasado 3 de agosto, en ese documento la Conagua avisó al director de Protección Civil de la magnitud del fenómeno y le pidió informar a los municipios serranos para “realizar las acciones preventivas necesarias”.

La Conagua le dijo al funcionario, textualmente, que era necesario tomar previsiones en “las comunidades próximas a los márgenes de los ríos y arroyos por avenidas repentinas que puedan poner en riesgo la vida de los habitantes y sus bienes, así como por posibles deslaves y derrumbes en zonas de montaña”.

Precisamente lo que por desgracia sucedió, sin que nadie en Protección Civil estatal, mucho menos su titular, atendiera la explícita advertencia.

Lo peor es que tras el paso de Earl, consumado el escenario de desastre, la actuación del director de Protección Civil continuó dejando mucho que desear, como lo llegó a denunciar el alcalde de Naupan, una de las comunidades afectadas por la tormenta, pero ignorada por Morales Rodríguez a la hora de la emergencia.

El edil Genaro Negrete Urbano relató que el mismo domingo 7 de agosto se comunicó a la dependencia para informar de los severos daños causados por las lluvias y pedir ayuda; ayuda que, dijo, no llegó sino hasta que intervino el gobernador Rafael Moreno Valle, quien no titubeó a la hora de acudir a la Sierra Norte para tomar el mando de la crisis y ofrecer soluciones ante la contingencia.

Exhibido por las autoridades de Naupan, Jesús Morales Rodríguez respondió con torpeza y ansiedad, la típica ansiedad del burócrata que ha cometido un garrafal yerro y no sabe cómo salvar el pellejo.

Ordenó que su oficina enviara un confuso y pésimamente redactado comunicado de prensa para rebatir las afirmaciones de Genaro Negrete, pero dicho comunicado sólo sirvió para echar a perder el riguroso y cuidadoso conteo de muertos por Earl que hasta ese momento llevaba el gobierno estatal, pues habló de “seis cadáveres” rescatados en Naupan pero sin subrayar que esos seis ya estaban contabilizados en el número global de víctimas fatales, causando confusión en muchas redacciones de medios de comunicación pero también en los operadores mediáticos del gobierno.

Por querer dejar en claro que Jesús Morales Rodríguez no fue omiso al atender los llamados de ese municipio, la Dirección de Protección Civil terminó haciendo el ridículo y opacando todo el trabajo de la SGG y del titular de esta dependencia, Diódoro Carrasco.

Ahí está, por si hubiera dudas, el testimonio de Marlene Vargas, activista de la asociación civil Tik Nime, quien denunció que a las comunidades indígenas de Huauchinango “nadie les avisó que llovería con tanta intensidad, es por eso que las tormentas y por ende los deslaves los tomaron por sorpresa”.

Para nadie es un secreto que Jesús Morales Rodríguez es un junior con muy buena suerte (y muy buenos padrinos: su padre, el ex diputado federal Jesús Morales Flores, pero sobre todo su tío, el ex gobernador Melquiades Morales Flores) y con aficiones muy particulares.

Su vida privada es muy suya, pero no cuando la pone por delante de sus obligaciones y de su trabajo al frente de un área tan sensible y tan importante como la Protección Civil del estado. Sus vecinos del fraccionamiento Villas El Navariego, en Fundadores de Zavaleta, pueden dar santo y seña de su estilo de vida.

Tal vez Earl lo sorprendió en una de sus tantas correrías de fin de semana, pero eso, en todo caso, tendrá que ser materia de una investigación que deslinde responsabilidades, descubra quién o quiénes no hicieron lo que les correspondía y aplique la o las sanciones que marque la ley.

Además de cumplir su oferta de conformar o actualizar el Atlas de Riesgos del estado y replantear los esquemas y los protocolos de la protección civil en Puebla –algo que evidentemente es una prioridad-, el gobernador electo, Tony Gali, deberá analizar con mucha calma si quiere incorporar a su futuro gobierno a funcionarios como Jesús Morales Rodríguez, más cerca de la negligencia (¿negligencia criminal?) que del cumplimiento de un deber básico para la sociedad: anticipar consecuencias de los fenómenos de la naturaleza y evitar en los posible la pérdida de vidas humanas, el mayor número de vidas humanas.

Ojalá también los diputados locales, en especial los que pertenecen a la Comisión de Protección Civil del Congreso de Puebla (Sara Chilaca, Pablo Montiel, José Esquitín, Víctor León Castañeda, Leobardo Soto, Socorro Quezada y Cirilo Salas), actúen por primera vez como verdaderos diputados y no sólo pidan explicaciones, sino llamen públicamente a cuentas a quien ya varias veces ha dado muestras de no estar a la altura de su responsabilidad.

Los muertos y los damnificados de la Sierra Norte se lo merecen.

¿O me equivoco?

gar_pro@hotmail.com

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