Los priístas poblanos, tan urgidos de alguien que, desde la cúpula nacional, les dé línea y los apadrine, hoy están más confundidos que nunca con la resurrección de su ex dirigente Manlio Fabio Beltrones.
Luego de la reunión a la que convocó el sonorense para fundar su Asociación Civil Diputados de la 62 Legislatura, de la que fue coordinador, en Puebla ya no saben a qué Santo Padrino rezarle para 2018.
Hay un alboroto total.
Muchos dábamos por muerto a Beltrones, pero está visto que vive, respira y aspira.
Quiere boleto al 2018 y con esta reaparición lanza un claro desafío a Enrique Peña Nieto, a pesar de que en sus declaraciones le ofrece respaldo.
La creación de este grupo -que pretende “analizar la situación del PRI”- es su intento para reinsertarse en la carrera por la candidatura presidencial.
Y aunque no será el candidato, sí será un factor importante.
En el peor de sus escenarios, al menos Beltrones conseguirá meter mano en la definición de las candidaturas para dentro de dos años.
Esos comicios son concurrentes en Puebla, en donde se definen cargos locales y federales.
De entrada, el ex mandatario de Sonora tendrá voz en la designación del próximo candidato del PRI a la gubernatura.
De primera lectura queda la impresión de que esto le viene muy bien al hoy delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Enrique Doger Guerrero, y le cae muy mal al subsecretario de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri Quirós.
El primero siempre ha presumido su cercanía con “Don Beltrone”, en tanto que la fuerza del segundo es directamente proporcional a los movimientos del titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien se ha visto diluido últimamente en el propio gabinete.
Con su reaparición, Beltrones se convierte en la oposición interna en el Revolucionario Institucional (PRI), que invade de dudas a los priístas locales.
¿A quién conviene sumarse y serle leal?
A Enrique Ochoa Reza, actual presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), quien en realidad no tiene un cuadro fuerte que lo represente en la entidad.
¿A Beltrones y a su plan?
¿Vale la pena rendirle pleitesía al dirigente estatal Jorge Estefan Chidiac, quien ni siquiera tiene seguro el cargo?
En medio de las indefiniciones, ¿valdría mejor la pena tocar la puerta de Casa Puebla, para pedir apoyo con miras a conseguir una candidatura en el tricolor, aunque quien despacha sea de otro partido?
No hay que olvidar que Ochoa es amigo, casi admirador de Rafael Moreno Valle.
AUSENCIAS Y ASISTENTES
De los 212 integrantes de la bancada priísta que entre 2012 y mediados de 2015 comandó Manlio Fabio Beltrones en San Lázaro, asistieron 200 ex diputados a la comida en la Hacienda de los Morales en Polanco.
La convocatoria fue muy buena.
De los 14 priístas poblanos que ocuparon una curul en la LXII Legislatura, solamente fallaron a la cita tres: los antorchistas Soyara Córdova Morán y Lisandro Campos Córdova, quienes son más morenovallistas que tricolores, y el ex coordinador de la bancada regional, Carlos Sánchez Romero.
La ausencia de éste último bien pudo deberse a que quedó mal por igual con el grupo del mandatario poblano y con el propio Beltrones durante su encargo como diputado federal.
“Quien a dos amos sirve…”, dice el refrán.
Los festivos asistentes fueron, como señalamos, el actual delegado del IMSS, Enrique Doger, quien además fue el único que cacareó en declaraciones y redes sociales el apoyo a “Don Beltrone”.
También llegaron Rocío García Olmedo, secretaria general del PRI en Puebla; Ana Isabel Allende Cano, delegada de Gobernación, y el dirigente estatal de la CNOP, José Luis Márquez.
Asimismo, los hoy desempleados Javier López Zavala, Víctor Díaz Palacios, Josefina García Hernández, Guadalupe Vargas, hija de Ardelio, el comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM); Carmen García de la Cadena, Jesús Morales Flores y Filiberto Guevara.
Luego de ese encuentro, las velas prendidas a los Santos Padrinos del PRI nacional, que en sus casas tienen los priístas poblanos, hoy se han multiplicado.
Además de la ya existente división, las disputas internas y el debilitamiento que sufren en Puebla desde 2010, la reaparición de Beltrones trae consigo un desconcierto grave y profundo entre los priístas de Puebla.
Un desconcierto que anuncia el inevitable caos.
Es cuestión de tiempo.