Entre mentiras evidentes, verdades a medias, elusión de respuestas concretas a preguntas incómodas pero obvias y un discurso tibio y excesivamente tímido, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Manlio Fabio Beltrones, quedó nuevamente a deber a los priístas poblanos las certezas y la confianza que tanto anhelan. El temido “Don Beltrone” no respaldó con hechos lo que promete con palabras. Cada vez que el sonorense viene a Puebla, como este martes pasado, parece restarle a su candidata, Blanca Alcalá, más de lo que le abona, pues en su falta de contundencia refleja un escenario catastrofista para su causa.
Vayamos al análisis discursivo, con base en la versión estenográfica de la conferencia de prensa que dio con Blanca Alcalá, algunos otros priístas y, principalmente, con el coordinador de los priístas en la Cámara alta, Emilio Gamboa Patrón, el padrino que impuso a aquella como candidata en Puebla.
Dice el ex gobernador de Sonora que la campaña es “exitosa y que siempre va a la alza, por la probidad y sobre todo por la propuesta de nuestra candidata a gobernadora del estado de Puebla“.
Asegura el presidente nacional del PRI que “nosotros tenemos una campaña triunfadora“.
“Estoy más que convencido que todas esas encuestas con manipulación o con intereses manipuladores que se presentaron al inicio, hoy están detenidas porque saben perfectamente bien que Blanca ha llegado al punto en el cual del empate técnico va hacia delante, va hacia el triunfo electoral”.
Las aseveraciones carecen del mínimo de credibilidad, pues no se sustentan ni se documentan.
¿Por qué el PRI no presenta sus encuestas? Porque no existen con las cifras que alude.
Puebla es la única plaza del total de 12 en que se disputa gubernatura, en que el tricolor no ha presentado estudios demoscópicos.
Beltrones miente.
El priísta también dijo que “nosotros hemos privilegiado las propuestas (…) mantenemos nuestro interés por buscar una contienda limpia en Puebla, tan limpia como lo es Blanca“.
Otra mentira.
El PRI y, especialmente, los operadores de Manlio han realizado una intensa campaña sucia, aunque también la han recibido. Verdad a medias de “Don Beltrone”.
En el encuentro con la prensa, el sonorense sacó el largo colmillo para eludir una respuesta concreta sobre los obstáculos que le ha puesto el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la rebelión de los alcaldes afines a Juan Carlos Lastiri y la falta de apoyo del gobierno federal.
Beltrones se fue por las ramas: “el secretario de Gobernación es un funcionario probo, que lo único que ha hecho es darle garantías a todos los gobernadores del país. Esa es su función”, pero ni su nombre pronunció y tampoco respondió la pregunta específica sobre un pacto entre Osorio Chong y el gobernador Rafael Moreno Valle para entregar la plaza de Puebla.
“Es lo que nosotros queremos: que aquí, en Puebla, nos den las mismas garantías que el presidente Enrique Peña Nieto le ha dado a otros gobiernos de distintos partidos políticos, que no truqueen en buena parte su comportamiento, que se alejen de lo que es la tentación de apoyar a su partido político”, refirió para descafeinar la interrogante de un reportero sobre el abandono del gobierno federal.
Y la joya de la corona, el reconocimiento de que Puebla, los priístas poblanos y Blanca Alcalá no habían sido -y puede que aún no sean- vistos como prioridad.
“Estamos hoy aquí, para sumarnos a la campaña de Puebla de manera total y definitiva”, dijo Manlio Fabio este martes en el Salón Girasoles de San Andrés Cholula.
¿Es decir, en sus otras tres visitas a Puebla, su respaldo fue parcial e indefinido?
¿Antes fue “apoyito” y ahora “apoyote”?
¿O cómo?
Con estos argumentos, este discurso derrotista y la falta de contundencia y claridad de su líder nacional, más le valdría a Blanca Alcalá que ya no venga a “ayudarla”. Y menos con su cara de funeral.
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Fuentes por lo común bien informadas aseguran que la candidata “independiente” Ana Teresa Aranda pudo haber incurrido en un grave error al presentar su declaración patrimonial, fiscal y de intereses, mejor conocida como “3de3”, al igual que la priísta Blanca Alcalá, a quien –como todo Puebla sabe- “se le olvidó” incluir varios bienes, entre ellos una casa de 13 millones de pesos.
Hace unos días se dio a conocer que la ex panista reportó un patrimonio de 4.6 millones de pesos, integrado básicamente por una casa de 1.4 millones de pesos, un departamento de 2 millones de pesos y tres automotores con valor de 850 mil pesos, así como menaje de casa valuado en 400 mil pesos.
Sin embargo, ya circula un grueso expediente de sus tiempos como directora del DIF a nivel nacional y secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) durante el sexenio de Vicente Fox, con pelos y señales de las cinco gasolineras que posee pero que hábilmente puso a nombre de sus yernos.
Hay documentos con nombres y apellidos, huellas, y la ruta que siguió en la cúpula del gobierno federal para obtener los permisos y las autorizaciones correspondientes aprovechando sus cargos públicos.
No sería extraño que dicho expediente se diera a conocer en la recta final de las campañas, sólo para dejar constancia de que Ana Teresa Aranda no siempre dice la verdad, aunque suele ser muy agresiva y muy crítica con sus adversarios políticos.
Hace poco mintió al asegurar que el accidente vial que sufrió en la carretera federal México-Tuxpan fue producto de un “atentado”, cosa que se evidenció como un farsa cuando salió a desmentirla el conductor y dueño del vehículo en el que viajaba Ana Teresa Aranda.
No sería nada extraño que también haya omitido toda la verdad en su “3de3”.
¿Cuántas mentiras más tendrá en su cuenta la candidata “independiente”?
¿Tiene calidad moral para cuestionar a los demás?
Por cierto: las reuniones que ha tenido en los últimos días con Hilario Gallegos no han sido sólo para hablar de cómo van rumbo al 5 de junio.
Se sabe con precisión que este personaje es el enlace y el encargado de “aceitar” la campaña con muy buenos recursos económicos, recursos del PRI –las famosa maletas-, con la única consigna de bajar a como dé lugar al candidato puntero en todas las encuestas, el ex alcalde Tony Gali Fayad.
Son miles y miles de pesos surgidos de las catacumbas del tricolor destinados a lo que parece ya una misión imposible: rescatar de la derrota a la candidata del PRI, Blanca Alcalá.
La misma Blanca Alcalá que luce aferrada a un milagro pero sobre todo al nado sincronizado de Ana Teresa Aranda y la perredista Roxana Luna, cada vez más evidenciada como golpeadora al servicio del tricolor.
¿O me equivoco?
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Como si fuera un deja vú, en el war room priísta insisten en su fallida estrategia para dotar de un poco de sustancia a su conocida denuncia de estar siendo víctimas de espionaje telefónico.
En las próximas horas los propios priístas estarían por dar a conocer un audio entre Blanca Alcalá y su yerno, Édgar Chumacero, en un extenso diálogo privado.
Se trata, como ya sucedió hace unas semanas, de una grabación falsa.
Es decir: fabricada en el cuarto de guerra blanquista con el único fin de hacer creer que efectivamente el gobierno los está grabando.
Son los teatro-audios de Blanca.
Y es que la campaña del PRI parece estar montada en el refrito del refrito del refrito, y hasta hoy nada les ha funcionado.
Primero revivieron el “escándalo” de la casa de Tony Gali.
Luego el “escándalo” de los antros y restaurantes de los hijos de Tony Gali.
Y ahora el “escándalo” de la red de espionaje telefónico.
Cartuchos quemados que ya dieron de sí en su momento y que hoy lucen como petardos cargados de pólvora mojada.