Arturo Luna Silva
La tarde de ayer, la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá Ruiz, dio un golpe de timón en una de las áreas más sensibles de su administración: la de Comunicación Social.
Cansada de esperar cambios de actitudes y –sobre todo- de aptitudes, autorizó que Emilio Trinidad Zaldívar, su coordinador general de Comunicación Social, realizara los primeros enroques dentro de su equipo de trabajo.
Así, Víctor Manuel Camacho, hombre de todas las confianzas de Emilio Trinidad, fue designado como director de Comunicación Institucional, en sustitución de Erick Becerra Rodríguez, quien desde hoy, sin embargo, pasa a ocupar la Dirección de Análisis Estratégico de la Información.
En esta Dirección se encontraba laborando la licenciada Flora Luz Molina Rodríguez, quien ahora dedicará sus horas de trabajo a resolver las dudas e inquietudes de la ciudadanía, dado que tendrá la honrosa responsabilidad de estar al frente de la Unidad Administrativa de Acceso a la Información, acéfala desde hace varios, varios meses.
Según trascendió, estos no serán los únicos, ni los últimos, movimientos en el área de Comunicación Social.
Habrá otros en las próximas semanas, quizá días, incluso dentro del círculo cercano a la alcaldesa, quien así dota de todo el control y todo el mando a Trinidad Zaldívar, con lo que en los hechos le ratifica su confianza, y manda, de paso, un obvio mensaje que deberá escuchar quien pueda –y quiera- escuchar: o jalan todos para el mismo lado, o…
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Por cierto:
En ese sentido (el del hartazgo y el de ya no permitir que le manoteen en la mesa) debe leerse y entenderse el discurso por demás significativo, lleno de mensajes ni tan cifrados para destinatarios ni tan ocultos, que ayer pronunció Blanca Alcalá durante el evento “Contraloría Social y Transparencia”.
Y es que no sólo volvió a hacer un llamado a la mesura y lamentó “cómo brota con fuerza incontenible la pasión desmedida”, sin que haya cabida para la “razón política”, sino que por vez primera de plano dejó entrever que hay fuerzas tan oscuras como poderosas (uno se imagina: al interior del PRI: ¿dónde más?) que tratan socavar o debilitar a su gobierno, algo en extremo grave en caso de ser cierto.
Dijo textualmente Alcalá, otra vez con los guantes puestos (ojalá no se los vuelva a quitar):
“Hoy, me parece que uno de nuestros compromisos es fortalecer a las instituciones, es un compromiso en el que todos debemos involucrarnos y hacerlo de manera cotidiana. No hacerlo es apostarle al debilitamiento de las mismas; es apostarle a la destrucción del presente donde también, sin duda, todos saldremos perdiendo o, por el contrario, ponernos a trabajar implica una estrategia en donde todos salgamos ganando”.
¿Así o más claro?
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Que el famoso desayuno de la “unidad panista” fue todo menos una muestra de unidad al interior de Acción Nacional.
¿Sabe cómo lograron que Ana Teresa Aranda y Rafael Moreno Valle asistieran el pasado domingo al salón Le Cellier dizque a fumar la pipa de la paz?
Ocultando a Ana Tere que Rafael acudiría y a éste que Ana Tere estaría presente.
¿Magia?
¡No!
Sólo así los organizadores consiguieron sentarlos a la misma mesa, donde estuvieron juntos pero no revueltos y donde el “diálogo” más largo –y profundo- que ambos sostuvieron fue un intercambio de fríos saludos a la hora de tener que verse las caras.
-Hola –dijo ella, soberbia.
-Hola –respondió él, indiferente.
Y san se acabó.
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La pasada semana el rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Agüera Ibáñez, inauguró sus nuevas oficinas en el Complejo Cultural de la BUAP.
Se trata de un pequeño pero moderno y discreto espacio en el que priva el buen gusto, ubicado en la parte de atrás de la Escuela de Comunicación Social, aunque también con acceso por el propio Complejo.
Allí, Agüera Ibáñez ha empezado a desahogar su agenda, así como asuntos importantes de la máxima casa de estudios, sin menoscabo de las actividades que realiza cotidianamente en su ya conocido despacho de El Carolino, en el Centro Histórico de Puebla capital.
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Todo parece indicar que el PRI de Puebla se cansó de ser, diría Manuel Bartlett, el “payaso de las cachetadas”.
Sí, de recibir golpes, patadas, coscorrones y piquetes de ojo sin contestar ninguna, absolutamente ninguna, de las agresiones de Acción Nacional.
Y es que ayer me fue enviado este video en el que por fin tratan de poner en su lugar a los candidatos y gobierno panistas.
A ver si no es demasiado tarde.
Échele un ojo:
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Así como los bíblicos panes y peces, se multiplicaron de repente las despensas priístas.
Del edificio del Congreso del estado, de lado de la calle 3 Poniente, salió un cargamento con docenas de ellas con rumbo desconocido.
Y es que harto preocupados por tu economía familiar, los candidatos del tricolor siguen requetefelices con su ya célebre “Operación Despensa”.
Tal y como se muestra en estas bonitas gráficas captadas en secuencia por el fotógrafo desconocido:
Cabe mencionar que mientras esto sucedía, el presidente de la Gran Comisión del Legislativo, el priísta José Othón Bailleres, comía muy quitado de la pena, y se echaba unos tequilitas a la salud del erario, en “El Parrillaje”, en la siempre grata compañía de don Víctor Manuel Hernández Quintana, el ¿corruptazo? auditor general del Órgano de Fiscalización Superior (Orfise), éste tan sospechoso como de costumbre y vestido todo de negro, al estilo, sí, de los mafiosos (con el perdón de nuestro querido colaborador Pepe Soprano).
¡Provechito!