Sí, fue solamente la foto y el deseo de que, de verdad, no se den las recurrentes simulaciones y traiciones de los recurrentes simuladores y traidores del PRI poblano, tan activos ellos en 2010 y 2013, los años de las peores derrotas del tricolor en el estado.
El “Acuerdo de Unidad por el Futuro de Puebla” que ayer signaron -no todos- los aspirantes priístas a la minigubernatura, no garantiza nada, a pesar de que la mayoría de ellos le tienen respeto y hasta miedo al presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Manlio Fabio Beltrones Rivera.
De entrada, voces que participaron en el encuentro a puerta cerrada este martes en el edificio de Insurgentes Norte en la ciudad de México, aseguran que el ex candidato priísta a la gubernatura en 2010, Javier López Zavala, se negó a estampar su rúbrica en el documento.
El también ex diputado federal, esquirol del morenovallismo, dijo, palabras más, palabras menos, que no había necesidad de poner la promesa en papel, porque su compromiso era “firme”. De hecho, fue de los más incómodos, con un esfuerzo sobrehumano por contener la furia, pero no el único, en la reunión de casi tres horas.
No todas las sonrisas con que aparecen en la foto los 11 aspirantes a la minigubernatura y las dirigencias estatal y nacional del tricolor son tan sinceras como se supondría; es más, muchas son una simulación, pues detrás de la fingida simpatía, había hiel y desazón.
Más todavía cuando, al terminar el encuentro, se quedaron a solas con el presidente del partido los dos punteros: la senadora Blanca Alcalá y el ex diputado Enrique Doger.
Y se acrecentó, cuando algunos advirtieron que después, la ex alcaldesa capitalina fue recibida a solas por la secretaria general del CEN, Carolina Monroy del Mazo, y luego por el mismísimo Manlio Fabio Beltrones Rivera.
La reunión que, oficialmente, fue calificada como un éxito y en la que se refrendó “la unidad y la inclusión”, en realidad tuvo sus asegunes. De entrada, como ya dijimos, el descontento contenido de Zavala y su negativa a firmar; luego, las manifestaciones de respaldo, de dientes para afuera de casi todos, sin que nadie, nadie, se atreviera a plantearle a Beltrones alguna crítica. El miedo que le tienen es monumental.
Los únicos dos participantes que se atrevieron a emitir un pronunciamiento a favor de Blanca Alcalá fueron el coordinador de los diputados federales del PRI por Puebla, Víctor Giorgana Jiménez, y el ex rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Doger Guerrero, quien por cierto no irá ni a la dirigencia estatal del PRI ni a la coordinación de la campaña de Alcalá porque no quiere que en caso de derrota, le echen la culpa. Doger podría ser incorporado al gobierno federal, con la esperanza de que le cumplan el acuerdo de que él sería el candidato del PRI en 2018, algo tan endeble como el tipo de cambio entre el peso y el dólar.
Los dos, Giorgana y Doger, le dijeron de frente al presidente nacional del tricolor que su partido está listo para que lo abandere una mujer y Puebla tiene todas las condiciones para que una representante del género femenino lo gobierne.
Las expresiones, aseguran las fuentes, fueron bien tomadas por el sonorense. Blanca no cometió el error de hablar bien de sí y fue prudente al limitarse a tocar el tema de la unidad.
El resto, los otros ocho, solamente ofrecieron trabajo partidista y cohesión, aunque muchos de ellos lo hicieron como mero compromiso. El delegado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Alberto Jiménez Merino, ni pío dijo de sus aspiraciones ni del rechazo a la “imposición” que han fustigado sus seguidores. El ánimo valentón del ahijado de Mario Marín Torres, ese que expresa en entrevistas locales, no le salió de los labios.
La verdad, tiene muchos más problemas ahora en qué ocuparse, por la denuncia que el Partido Acción Nacional (PAN) interpuso en su contra por desvío de recursos públicos.
La conclusión de lo ocurrido ayer es una: fue una reunión de buenos deseos, de sonrisas fingidas, de malestares contenidos y de interrogantes, muchas interrogantes sin responder. Para desgracia de Blanca Alcalá.