Distintas versiones de prensa han afirmado en los últimos días que el empresario poblano Gilberto Marín Quintero ya se deshizo del Grupo P.I. Mabe, una importante compañía mexicana con sede en Puebla, con 38 años de exitosa experiencia internacional en el creciente mercado de artículos desechables e higiene personal.
Se ha dicho, incluso, que la operación de venta se cerró en más de 5 mil 500 millones de pesos.
Pero lo cierto es que dichas versiones no podrían estar más alejadas de la realidad.
Y es que Grupo P.I. Mabe no pasó a nuevas manos, sino que Gilberto Marín, todo un visionario, llegó a un importante acuerdo para formar parte de Grupo Ontex, el mayor productor de productos de higiene desechables en más de 100 países, cuya matriz está en Bélgica, con ventas anuales de mil 600 millones de euros y enlistado en la bolsa Euronec de Bruselas.
Fundado en 1979, Grupo Ontex es un negocio sólido y diversificado con presencia en Europa, Medio Oriente y el norte de África, donde ofrece una mezcla de marcas propias y privadas que incluyen Canbebe, Helen Harper, ID y Serenity.
Por su parte, Grupo P.I. Mabe es el segundo productor en el mercado mexicano de pañales para bebe y adultos, así como toallas femeninas, y el tercero en Latinoamérica, con un amplio rango de marcas, como BB tips, Biobaby, Moltex, Kiddies, Chicolastic, Affective y Fiore, con exportaciones a más de 40 países.
Con la fusión, que no venta, Grupo Ontex será sustancialmente más fuerte con una mayor cobertura geográfica y un mejor portafolio de marcas para atender a sus millones de clientes.
De hecho, los accionistas de Grupo P.I. Mabe se volverán accionistas importantes del Grupo Ontex y Gilberto Marín, actual presidente del Grupo P.I. Mabe, será propuesto para unirse al consejo administrativo de Ontex.
El Grupo P.I. Mabe seguirá operando bajo el liderazgo de Jesús Marín Quintero como la “División América”, que reportará al señor Thierry Navarré, CEO de Ontex.
La unión con Ontex significa más inversiones y más empleos para Puebla, así como una presencia global, fortalecida y más extensa en el mercado, además de crecimiento sostenido del Grupo P.I. Mabe, que se convierte así en el socio de negocios más importante del consorcio belga.
No hubo, no hay, no habrá, pues, ninguna venta de Mabe, sino una decisión estratégica verdaderamente notable de quien sin duda es el empresario más importante y exitoso de nuestro estado y los alrededores.
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El análisis frío indica que en todos los estados donde ha nacido un Organismo Público Local Electoral (OPLE), los gobernadores lograron, en mayor o menor medida, imponer a sus alfiles como consejeros.
La historia se repitió en cada entidad con elección en 2016.
La Secretaría de Gobernación, es decir, Miguel Ángel Osorio Chong, dejó “manos libres” a los mandatarios o se hizo el desentendido por “línea” presidencial.
En Puebla, por ejemplo, el PRI de Manlio Fabio Beltrones sí intentó impedir que el gobernador Rafael Moreno Valle se apoderara del organismo que llevará buena parte del arbitraje de la elección local del año próximo.
Pero se topó con pared, la pared de Bucareli, y no sólo no lo logró, sino que ni siquiera pudo sembrar a un solo consejero afín al PRI (los que algunos ubican como “priístas” en realidad no lo son, pero esa una historia aparte).
Moreno Valle, entonces, se despachó como quiso y realizó sin ninguna traba los amarres necesarios en el INE para seguir con el OPLE el mismo patrón del extinto IEE, un OPLE prácticamente a las órdenes de Casa Puebla.
Pero, repito, en un modelo muy similar al que se siguió en otros estados, donde los gobernadores llevaron la voz cantante.
El fracaso de la reforma electoral que buscaba arrebatar a los gobernadores el control de los OPLE, es evidente.
Y la “ciudadanización” de los organismos electorales, un mal chiste.
¿Por qué entonces tanto ruido en el caso de Puebla?
¿Por qué la publicación de desplegados, el tono subido de las críticas y la presentación de impugnaciones “a toro
pasado”, esto último en un reconocimiento tácito de que el PRI no pudo imponer a ningún consejero cercano a sus intereses?
¿Por qué la furibunda respuesta del delegado del CEN, Rogelio Cerda, asegurando que en el caso de los consejeros, el INE eligió “marranos” habiendo “cisnes”?
¿Será por qué aquí, a diferencia de otros estados, hay un gobernador que quiere ser presidente de la República?
¿Y eso, automáticamente, pone en otra dimensión -y da pie a otras lecturas- el hecho de que le dejaron apropiarse del OPLE?
¿Con qué fin?
¿Acaso la elección de 2016 en Puebla ya está negociada?
¿A cambio de qué?
Y una más:
¿Qué tiene todo esto que ver con la sucesión presidencial de 2018?
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Cuentan que Blanca Alcalá ya afina los preparativos de lo que será su informe de trabajo como senadora de la República.
Será a finales de noviembre y, con ese pretexto, aprovechará para realizar una intensa promoción mediática que obviamente reforzará su posicionamiento en las encuestas de cara a la lucha por la minigubernatura de 2016.
El despliegue propagandístico no podrá considerarse como acto anticipado de campaña, porque se lo permite la ley, pero indudablemente causará ruido y se prestará a diversas especulaciones.
¿Aprovechará los reflectores para decir, por fin,“sí, sí puedo y sí quiero”?
¿O seguirá el juego de sombras, ese que tanto le ha funcionado y que finalmente la sigue teniendo en la delantera de la puja interna del PRI por la candidatura?
Blanca Alcalá, quien por cierto el pasado viernes fue invitada por la Presidencia de la República para asistir a Mérida a la visita de Estado del presidente cubano Raúl Castro, tiene la palabra.