La dirigencia nacional del PRI prefirió a Carmen Salinas para postularla como candidata plurinominal por la cuarta circunscripción, que incluye al Distrito Federal y los estados de Guerrero, Morelos, Tlaxcala y Puebla. La actriz de “Bellas de Noche” y “La Pulquería”, en lugar de los connotados Guillermo Deloya, Enrique Agüera, Luis Antonio Godina, Pablito Fernández del Campo, el “amigo del Presidente” José Chedraui Budib, Guillermo Jiménez Morales y hasta el “góber precioso” Mario Marín, quienes se quedaron con las ganas y de ahí, de las ganas, no pasarán en este proceso electoral 2015.
También quedaron eliminados porque el PRI prefirió incluir en el lugar número 10 de la lista a Guillermina de la Torre Malváez, ni más ni menos que madre del célebre ex dirigente del tricolor en el DF, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, acusado de liderar una red de prostitución.
Únicamente la antorchista poblana Hersilia Córdova Morán alcanzó una buena posición –la sexta de la lista de la circunscripción-, por lo que prácticamente no tendrá problemas para convertirse en diputada federal de representación proporcional.
Pero nadie más.
Nadie.
Tal es el hoy por hoy peso político específico del dividido PRI poblano.
Tal el verdadero tamaño de su dirigencia estatal, de sus cuadros, de sus sectores, de sus “próceres” y de sus “liderazgos”.
Tal el valor que se la da en el centro del país a su militancia.
Para César Camacho e Ivonne Ortega –que desde la presidencia y la secretaría general del CEN del partido ya se hicieron virtuales diputados plurinominales-, el priísmo poblano es poco más que nada.
O peor: totalmente prescindible.
Un cero a la izquierda.
Una rémora.
Una piedra en el zapato.
Un problema que nadie sabe, ni quiere, resolver.
La decisión de dejar a tantos fuera de la repartición del pastel, resume el caos que impera en las ya de por sí alicaídas filas del partido desde que perdió el poder local en 2010.
Es un retrato perfecto.
Pero también un epitafio.
¡De pena ajena!
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No lo cuente en voz alta pero el pasado sábado fue el Consejo Político Estatal del PAN y, como ya se podía intuir, no hubo quorum.
Y bueno, eso de fue, sólo es un decir.
Y es que el dirigente –formal- del partido, Rafael Micalco Méndez, se quedó con un palmo de narices, pues su convocatoria no fue atendida por los más importantes consejeros, quienes lo dejaron literalmente plantado.
Evidencia –cruel, pero a final de cuentas: evidencia- de que las cosas entre Casa Puebla y Micalco no sólo no se componen, sino que tienden a agravarse.
Si no estaba claro quién tiene el control del PAN, el sábado quedó todavía más claro que nunca, y ése no es precisamente Rafael Micalco.
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Anote a Rodrigo Riestra Piña como encargado de despacho de la (kilométrica) Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial del gobierno del estado, en sustitución del “mil usos” Mario Alberto Rincón González, quien se irá a hacer campaña como candidato del PAN a diputado federal por el distrito de Tepeaca.
La llegada de Rodrigo Riestra es sólo uno más entre los muchos enroques que en breve estará anunciando el gobernador Rafael Moreno Valle, que incluirán a varias dependencias y secretarios del gabinete con motivo de las elecciones de este 2015.
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Es cierto, como ha trascendido, que el presidente municipal de Puebla, Tony Gali Fayad, prescindirá en los próximos días de los servicios de su secretario particular, Erich Ziehl Loera, pero no como consecuencia de un escándalo de corrupción, sino a raíz de una situación relacionada con la salud de quien se desempeñó como coordinador de estructuras en la campaña del hoy alcalde.
En las oficinas de Tony Gali desmienten total y absolutamente las versiones de presuntas faltas administrativas del secretario particular en el ejercicio del servicio público, como ya lo aclaró la pasada semana la propia contralora municipal, Luz María Aguirre Barbosa.