A inicios de este mes de febrero, el día 9 exactamente, el todopoderoso secretario de Gobernación federal, Miguel Ángel Osorio Chong, convocó a una reunión con carácter de urgente a todos sus delegados federales y regionales en el país. La reunión –a la que por supuesto acudió el nuevo delegado de la Segob en Puebla, Noé Rodríguez Roldán- no tuvo, como se informó oficialmente, la intención de “evaluar las acciones y medidas para el fortalecimiento de la gobernabilidad y el Estado de derecho” en México. En realidad, los objetivos fueron otros, todos electoreros y, en el caso de nuestro estado, enfocados a “parar” al gobernador Rafael Moreno Valle en su carrera rumbo al 2018.
Y es que tal fue el encarguito encomendado por Osorio Chong a Rodríguez Roldán, un político experimentado, de colmillo retorcido, incapaz de caer seducido por las artes morenovallistas, tal como sucedió con prácticamente todos sus antecesores: Juan Molina Arévalo, Flavio Bayliss Gaxiola y en especial Manuel Castañeda Rodríguez, quien actualmente incluso despacha como secretario de Gobernación del ayuntamiento de Puebla encabezado por el muy morenovallista alcalde Tony Gali Fayad.
Cuentan que durante la reunión, evidentemente, Osorio Chong no habló expresamente del caso Moreno Valle, que tanto le quita el sueño y más ahora que el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, reconoció que sí, en efecto, el gobernador de Puebla está, junto con él y el coordinador de los diputados federales panistas, Ricardo Anaya, en la terna de candidatos para un gobierno federal de coalición (¿con el PRD?) en el 2018.
Quienes transmitieron los “buenos deseos” del presidenciable titular de la Segob a don Noé Rodríguez Roldán fueron los también presentes Mario Vázquez Hernández, coordinador de delegaciones; Alejandro Ozuna Rivero, jefe de la Unidad de Enlace federal, y sobre todo Jorge Márquez Montes, el –irrenunciable- Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación, el mismo que arrastra una extraña animadversión hacia todo lo que huela a Moreno Valle, tal vez porque, como Andrés Manuel López Obrador, ya lo ve como el gran rival de su jefe en el 2018.
Hay tal preocupación en Bucareli por el caso Puebla y sus repercusiones rumbo a la carrera presidencial, que en los pasillos de la Segob ya se habla incluso de una pronta visita del mismísimo Osorio Chong a Puebla para reunirse, en corto, con dirigentes sociales, “líderes de opinión” –cualquier cosa que eso signifique- y dueños de medios de comunicación para medir el pulso de lo que está pasando con el gobernador.
En el caso de los medios, el interés está concentrado obviamente en los electrónicos, los cuales, en el entendido del encargado de la política interna del país, “deben ser apretados”, “ya, ¡ahora!”, por lo que él personalmente les vendrá a recordar quién otorga y refrenda las concesiones de radio y TV: el gobierno federal, no la administración estatal, con todo lo que ello implica.
De hecho, en los últimos días, el propio Rodríguez Roldán ya se ha reunido con algunos representantes mediáticos, para hablarles, sí, de que hay buenas relaciones e incluso un estupendo trato institucional y respetuoso entre los gobiernos de Enrique Peña Nieto y de Rafael Moreno Valle, pero eso no implica que tales buenas relaciones tengan que prevalecer así precisamente entre la Segob y el gobierno de Moreno Valle, especialmente en este 2015 electoral, cuando tanto hay en juego de cara al 2016 y 2018.
No le extrañe, incluso, que en su periplo por Puebla –a inicios de marzo, tal vez- Osorio Chong traiga varias cabezas de caballo para, como en El Padrino, repartirlas al más puro estilo de los mensajes sicilianos, al viejo modo del viejo PRI.
¿Voy bien o me regreso?