PRI: LA GUERRA POR LAS PLURINOMINALES

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Soterrada y silenciosa pero despiadada y sin tregua. Así es la guerra que distinguidos priístas están librando en estos días por las candidaturas a diputados federales por la vía plurinominal, también conocidas como de representación proporcional, a definirse entre el 2 y el 20 de febrero próximos. Una guerra cruenta en la que los protagonistas se están dando con todo, como en los buenos pleitos de familia.

Al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI han ido a levantar la mano, hasta el momento, los siguientes personajes:

  • Enrique Agüera Ibáñez, ex rector de la BUAP y fracasado candidato a la alcaldía de Puebla.
  • Guillermo Deloya Cobián, presidente del ICADEP y el poblano más cercano al dirigente nacional del tricolor, César Camacho Quiroz.
  • Juan Manuel Celis Aguirre, dirigente de la agrupación –más bien grupo de presión- Antorcha Campesina.
  • Luis Antonio Godina Herrera, secretario general –el número 2- del ISSSTE a nivel nacional.
  • Pablito Fernández del Campo, el peor presidente que ha tenido el PRI en toda su historia, un auténtico fracasado en la política.
  • José Chedraui Budib, el más morenovallista de los diputados locales, un improvisado y arribista que no se cansa de lucrar política y económicamente con la cantaleta de que es “el mejor amigo” del presidente Peña en Puebla. Y:
  • Guillermo Jiménez Morales, el ex gobernador que no entiende que hace ya tiempo pasó su último tren.

Salvo sorpresa de última hora, alguno de ellos será plurinominal por la muy competida cuarta circunscripción, que abarca el Distrito Federal y los estados de Guerrero, Morelos, Tlaxcala y Puebla.

Competida, entre otras cosas, porque tendrán que medirse con algunas de las “vacas sagradas” del partido, como Francisco Labastida, María de los Ángeles Moreno o María Esther Sherman, quienes entrarían en el ambicionado número 1 de la circunscripción, por la capital del país.

Pero Agüera es, tal vez, el más patético de todos.

Asegura que el PRI se la debe porque su gran “amiga” Ivonne Ortega, la locuaz secretaria general del CEN del PRI, se la prometió tras su estrepitosa derrota en la elección por la alcaldía de Puebla.

Un “compromiso” que según la ex gobernadora yucateca no existe, pues hoy el ex rector de la BUAP no representa políticamente nada.

Como apestado, Agüera deambula por ahí y por allá, como perro sin dueño, en busca de los reflectores que perdió con su soberbia, pero, eso sí, haciendo gala de los millones amasados a su paso por la universidad. Una fortuna que, paradójicamente, ahora no le alcanza ni para comprar la plurinominal.

Un caso similar es el de José Chedraui, un excéntrico millonario, improvisado junior metido a la política, tan ignorante que está convencido de que el poder es una cosa acá entre cuates, entre amigos, y que es suficiente para, por ejemplo, imponer a los hijos como regidores, o para adueñarse de un Comité Municipal porque no se tiene otra cosa más importante que hacer los fines de semana.

El que más ha llamado la atención en el CEN es Pablito Fernández, cuyo atrevimiento a punto estuvo de matar… pero de risa tanto a Ivonne Ortega como a César Camacho, quienes tienen la peor opinión de quien, no conforme con terminar de hundir al partido en el estado, ahora puede presumir de ser el menos productivo diputado local de Puebla, según un estudio del Consejo Cívico Mexicano.

Por si fuera poco, tanto Chedraui como Fernández tienen menos posibilidades debido a la renuncia del oficial mayor de la Segob, Jorge Márquez -uno de sus principales soportes-, enviado a la contienda electoral por el estado de Hidalgo por el secretario de Gobernación y Gran Elector del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong, como posición del poderoso Grupo Pachuca.

Otro que se mueve, y a buen nivel, es Juan Manuel Celis Aguirre, quien reclama la posición para la beligerante Antorcha Campesina por el simple y sencillo hecho de que, en 2012, Soraya Córdova Morán fue candidata por la vía plurinominal.

Sin embargo, en el CEN creen que este año ya cumplieron con Antorcha dándole la candidatura por el distrito de Ajalpan, a través de Edith Villa Trujillo, por lo que las posibilidades se reducen para Celis Aguirre.

De Godina, Deloya y Jiménez Morales, ya ni hablamos…

Porque lo único cierto es que la caballada está flaca y que por más patadas, zancadillas y piquetes de ojos que se den entre los suspirantes, la decisión será cupular, unilateral e irrebatible, al más puro estilo del PRI.

Y Puebla tendrá un rol secundario, pues el peso específico de los priístas poblanos en el escenario nacional se ha ido diluyendo como agua entre las manos con el paso de los años desde el 2010.

Con una dirigente débil como Ana Isabel Allende, que ha resultado una decepción incluso para quienes la impulsaron al cargo, y una militancia maltratada, vilipendiada y sin rumbo, lo que el PRI de Puebla tendrá son las sobras.

Doger, Zavala, Jesús Morales Flores, Rocío García Olmedo, Víctor Díaz Palacios, José Luis Márquez, etcétera, no pueden reelegirse, y los pesos pesados que podrían haber llegado sin ningún problema por la representación proporcional, como Jorge Estefan Chidiac o Alejandro Armenta, fueron enviados a dar la pelea por un distrito de mayoría relativa, quedando sólo quedó la pipitilla.

Y en la mesa de la decisión –conformada por Enrique Peña Nieto, Aurelio Nuño, Luis Videgaray, Osorio Chong y César Camacho-, los priístas poblanos no pintan.

Y si pintan, sólo es para dar vergüenza, como Chedraui, Pablo Fernández y compañía.

gar_pro@hotmail.com

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