Disciplinado, persistente, sin pasado de corrupción y con fama de eficiente, José Cabalán Macari Álvaro parece haber quedado fuera de la limitada baraja morenovallista para la minigubernatura del 2016, la gran prioridad, en términos electorales, del grupo en el poder. Por decisión propia y por algunas variables políticas, el secretario de Infraestructura del gobierno estatal no “se bajó” del caballo, como por ahí se afirma; ocurre que, en términos reales, nunca se subió y menos se metió a la carrera. Veamos, sucintamente, algunas de las razones:
1. No creció en las encuestas –en parte porque poco hizo para ello-, y por tanto carece de un posicionamiento lo suficientemente sólido para competir en las urnas por el cargo político y administrativo de mayor relevancia en el estado –así sea por un periodo de 18 meses-.
2. No elaboró nunca un discurso ni una imagen que lo ubicara, más allá del veleidoso “círculo rojo”, como un potencial candidato.
3. No acortó la brecha entre gobierno y sociedad, y siempre se mantuvo distante de las clases populares.
4. No construyó con seriedad y método un proyecto personal que compensara su evidente inexperiencia político-electoral, a pesar de haberse desempeñado con éxito, durante un lapso, como dirigente del Partido Nueva Alianza en el estado.
5. No tejió alianzas ni complicidades con sectores cupulares ni sostuvo acercamientos con militantes del PAN y PRD, los partidos que podrían haber respaldado sus supuestas aspiraciones.
6. No logró quitarse la etiqueta de “delfín” que los enemigos del morenovallismo le colgaron, con anticipación y con toda la carga negativa y peyorativa que ello implica.
7. No conectó con la gente de a pie, pese a recorrer el estado varias veces y pese a estar al frente de una de las secretarías con mayor juego social como la de Infraestructura, operadora de los más importantes proyectos de obra pública de la administración estatal, con impacto directo en miles de poblanos.
8. No diseñó una estrategia de contención para que el retraso o las molestias temporales por algunas obras, como la colocación de concreto hidráulico o los puentes y pasos a desnivel, le pasaran factura, especialmente en redes sociales.
9. No creó nunca una relación con los más importantes medios de comunicación, dejando vacíos que otros actores de la política, y terceros interesados, cubrieron con un poco de habilidad y mucho oficio. Y:
10. No le interesó –jamás, en realidad- hacer carrera política electoral, con el desgaste, los problemas, los enemigos y las desventajas en tiempo, dinero y esfuerzo que una decisión de esa naturaleza acarrea para un hombre, como él, que no vive obsesionado por el poder. Ésta, seguramente, la razón más poderosa de todas.
En otras palabras: La Opción Cabalán pareció siempre más una solución obligada por las circunstancias, como lo es el diseño estratégico de la minigubernatura del 2016, que una alternativa ponderada.
Cuentan que el más feliz con el hecho de que ya se le haya descartado para la competencia electoral es el propio secretario de Infraestructura, ya libre de esa carga que literalmente lo venía agobiando y distrayendo de su tarea primordial: los proyectos de obra pública del gobierno de Puebla.
El gran problema ahora es que la baraja no es precisamente numerosa, en lo cualitativo y en lo cuantitativo, y que sólo hay una o dos cartas, a lo mucho, para escoger.
Lo cual implicaría una auténtica revolución en el grupo en el poder. Pero hay prioridades y esas marcan que primero es lo primero (2016) y ya después se verá lo segundo (el 2018).
Pero eso, en otra entrega.
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Por cierto: el único que se creyó que podría ser el “caballo negro” de la minigubernatura, en relevo de Cabalán, fue Mario Rincón González.
No hubo un solo elemento o dato duro que sostuviera que el secretario de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial, el “todólogo” del sexenio, era el “bueno”.
De principio a fin sonó a chiste malo.
Y más ahora que ya se lo hicieron evidente.
Y es que el juego de ajedrez en Casa Puebla es más, mucho más complejo de lo que parece a simple vista.