Aunque Enrique Peña Nieto ya “mató” el programa de desarrollo humano “Oportunidades”, de la SEDESOL, para sustituirlo por otro denominado “Prospera”, lo cierto es que el nuevo esquema de supuesto combate a la pobreza –copiado de Colombia- repetirá los mismos vicios y defectos del anterior; de hecho, la anunciada “transformación” sólo busca suplir una marca con 17 años de desgaste y desprestigio para introducir una nueva, más fresca, para a corto plazo consolidarla, de cara a los comicios intermedios de 2015, como el más eficaz instrumento electoral del Partido Revolucionario Institucional, el partido del presidente, que así ya se prepara para la batalla por San Lázaro.
De hecho, aquí en Puebla desde hace al menos un par de meses ya se empezó a cocinar la operación electoral y el uso político del padrón de mujeres de lo que llegó a ser “Oportunidades”.
Los despidos de empleados que laboran en dicho programa federal son cosa de todos los días, para dar cabida a los recomendados y militantes del PRI. El objetivo es uno: volverlos operadores electorales para los comicios federales que se avecinan.
Para el pasado fin de semana, ya sumaban más de 50 los despedidos, bajo el argumento de que “no alcanzaron su meta del programa”.
Muchos de los desafortunados venían trabajando en la Jefatura de Unidad de Atención Regional, es decir, eran quienes realmente hacían la “talacha” –el trabajo de campo- para el funcionamiento de “Oportunidades” entre la gente.
Pero se les encontró un “pequeño defecto”: se les acusó de militar o simpatizar con el PAN, tras una revisión a la nómina del 2012 a la fecha.
Detrás de la operación, que muchos de los afectados consideran terrorismo laboral con fin electoral, ubican especialmente a una funcionaria: María Eugenia Quintana Garma, miembro del PVEM y operadora de su partido y del PRI en Huauchinango.
En febrero del 2013, cuando llegó a “Oportunidades” a ocupar la Subdirección de Atención Operativa, señaló a todos de ser panistas y mucha gente joven, sin nada que ver con el PAN, fue obligada a renunciar.
Quintana Garma ya ha dado de que hablar en fechas recientes. Su padre, Marco Antonio Quintana Rivera, director del Plantel 10 del Colegio de Bachilleres de Huauchinango, fue sorprendido ofreciendo a personas con escasos recursos su incorporación al programa “Techo Digno”, fuera de las reglas y con un objetivo electoral.
En “Oportunidades” –hoy “Prospera” por decreto presidencial- laboran más de 400 personas en Puebla, la mayoría sin prestaciones sociales y con salarios congelados desde hace cinco años.
Los trabajadores etiquetados como “panistas” están siendo sustituidos por recomendados del subsecretario de la Sedesol, el poblano Juan Carlos Lastiri, y del delegado federal de Desarrollo Social, Juan Manuel Vega Rayet. Para nadie es un secreto que el primero sigue construyendo una estructura electoral y social lo suficientemente fuerte como para llevarlo hasta Casa Puebla, en 2016 o 2018.
“Oportunidades” es una base de datos que vale mucho en términos electorales, pues también maneja el Programa Alimenticio (PAL), mismo que entrega 890 pesos bimestrales a miles de familias pobres en Puebla, y el PAL Sin Hambre, otro programa que da mil 50 pesos bimestrales en despensas, sólo canjeables en Diconsa.
Por sí solo, “Oportunidades”, el programa estrella, entrega becas, apoyo alimenticio y de salud, más 890 pesos por cada hijo que estudie en primaria y secundaria y 890 a los que sigan estudiando en bachillerato.
Tan sólo en la ciudad de Puebla hay más de 400 mil familias que reciben este apoyo, sin contar las de las zonas rurales y regiones muy pobres, el mercado natural del PRI en las elecciones.
El padrón de beneficiarios de estos programas es inmenso, fácilmente rebasa el millón de personas pobres, marginadas y en extrema pobreza. Está compuesto por mujeres, quienes son a su vez jefas de familia, mismas que forman los comités de promoción comunitaria y por cada 10 vocales hay 300 mujeres.
En los últimos tiempos, la presencia de estos programas en los 217 municipios del estado y en los 16 distritos ha crecido, pero siempre con una vocación electorera, esquema que se repetirá con “Prospera”, a la luz de los recientes despidos y la incorporación de activos que operarán a favor del PRI y de sus candidatos las elecciones del año que entra, las más importantes para el presidente Peña.
Lo dicho: “Oportunidades” o “Prospera”, diferente pero igual; en otras palabras, la misma gata nomás que revolcada.
¿O me equivoco?