Trabajadores del Servicio Médico Forense han puesto al descubierto una serie de anomalías que pone bajo sospecha la eficiencia y sobre todo la calidad de la tarea que se desempeña en el SEMEFO, pero sobre todo que confirman el retroceso que vive el poder Judicial del Estado bajo la conducción del inescrupuloso Roberto Flores Toledano, magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia.
De acuerdo con las quejas, desde que la Dra. Elia Quiterio llegó a la Dirección del Servicio Médico Forense, se han dado una serie de situaciones irregulares que han afectado gravemente la labor que ahí se desarrolla.
Nombró como subdirectores a dos médicos que no han laborado dentro de la institución, al primero de ellos, el Dr. Arroniz, lo trajo de la Procuraduría de Tlaxcala, donde ella se desempeñaba como directora. Al otro, el Dr. Alejo, lo rescató de la escuela donde era docente, ya que lo dieron de baja de la Procuraduría General de Justicia de Puebla.
Ninguno de los subdirectores se encuentra en horarios de oficina, ya que tienen que ir a dar sus clases, aun cuando la carga de trabajo en el SEMEFO se ha incrementado en forma notable.
Al tomar el cargo como directora, la Dra. Quiterio dio de baja a un número importante de médicos, bajo el pretexto que no habían pasado un examen, del cual no se tuvo ninguna forma de verificar su acreditación.
Posterior a la baja de los médicos, contrató a psicólogos y trabajadores sociales, cuando en las agencias lo que faltan son médicos. Médicos acreditados y capaces que cumplan con la delicada labor que se realiza en el SEMEFO.
De hecho, gracias a la torpeza de la directora y a su descuido administrativo, varias agencias del Ministerio Público especializadas en homicidios se han quedado sin médicos legistas, causando múltiples contratiempos a cientos de poblanos que han tenido la desgracia de sufrir la muerte violenta de un ser querido.
A la fecha, los médicos legistas que quedan en el SEMEFO tienen que cubrir dos o hasta tres agencias de Ministerio Público, ante la falta de personal.
Lo peor es que todo esto ha derivado en casos de suma gravedad, que no han sido relevados a la opinión pública, como lo sucedido en el Anfiteatro de Cholula, donde el cadáver de un ciudadano de origen español fue carcomido por ratas por la ausencia de mantenimiento de las instalaciones.
Incluso, en Cholula las necropsias se tienen que realizar en el SEMEFO de Puebla con el consiguiente desgaste de personal y la molestia de los usuarios.
Derivado de los absurdos protocolos que impuso la Dra. Elia Quiterio para la práctica de las necropsias, éstas tardan más de 6 horas cada una; si se toman en consideración que un turno es de 24 horas, pues solo se pueden realizar 4 necropsias diarias y eso si no hay algún caso que requiera más tiempo; por lo que se da el caso que hay necropsias que se hacen hasta el día siguiente, sin pensar en el sufrimiento de los familiares.
Los médicos que se encuentran en turno en el SEMEFO trabajan turnos de hasta 36 horas seguidas por la falta de personal, sin que lo subdirectores entren a apoyar en caso de que la carga de trabajo así lo requiera.
Y para rematar: la planta de tratamiento de aguas residuales no sirve a pesar de que junto al SEMEFO se encuentra el Centro de Equinoterapia del municipio. Y es obvio que tratándose de manejo de cadáveres, dicha planta es algo más que indispensable.
¿Así o más grave?
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En la Preparatoria “Benito Juárez García” de la BUAP crece la inconformidad con el director José Luis Sánchez, derivada del proceso electoral vivido recientemente en esa unidad académica.
De hecho, los alumnos han colocado en muros de la institución ubicada en la 14 Sur y el Circuito Juan Pablo II una serie de mensajes de repudio.
En el proceso electoral, Sánchez ganó a Heraclio Victoria y Yolanda Zamora Corona; sin embargo, a la fecha aquel no ha sabido cómo sumar a los inconformes con su elección, pese al respaldo que le ha dado el rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz.
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En el Comité Ejecutivo Nacional del PRI parecen decididos a involucrarse en la defensa del impresentable Israel Pacheco Velázquez, preso por el delito de extorsión.
A alguna mente “genial” se le ha ocurrido abanderar la causa del ex dirigente del sindicato del ayuntamiento de Puebla, a pesar de que es público –y está probado- que en 2012 el susodicho apoyó con todo, y todo es todo, a Andrés Manuel López Obrador y a sus candidatos en la contienda por Los Pinos y el Congreso federal.
Así andan de “norteados” en el priísmo nacional sobre el corrupto Pacheco Velázquez.
¿Qué pensará el señor presidente Enrique Peña Nieto?