RIVERA PÉREZ: ESTELA DE CORRUPCIÓN Y MENTIRAS

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Una larga, profunda cadena de corrupción encierra el programa estrella del ex alcalde, el panista Eduardo Rivera Pérez: los desayunadores escolares, según se desprende de una serie de facturas expedidas por empresas y constructoras en poder de la Auditoría Superior del Estado (ASE). Una cloaca sin fin, que pronto tendrá consecuencias legales y políticas sin precedente en Puebla.

Aunque hay mucha tela de donde cortar dado lo voluminoso de los expedientes, hasta hoy nadie ha podido explicar, por ejemplo, por qué si la firma COMEX, a través de la empresa Pinturerías y Muros S.A. de C.V., hizo en 2011 un donativo en especie de 122 galones de pintura blanca y de color para la dignificación de los famosos desayunadores escolares, aparecen facturas que certifican el pago de cientos de galones de ese mismo producto.

Tampoco hasta hoy hay una respuesta seria sobre el pago de trabajos no realizados y los sobrecostos en conceptos como demolición y limpieza de terrenos, cimentación, colocación de loseta cerámica y repellado de muros de la mayoría de los desayunadores escolares, cuyo soporte económico fueron las generosas donaciones de empresas, universidades y asociaciones sin fines de lucro, mismas que fueron utilizadas y vilmente engañadas para que unos cuantos vivales, impolutos de El Yunque, hicieran el negocio de sus vidas.

Todavía peor: ahora se sabe que el de desayunadores escolares fue un programa robado, literalmente, a Julio Herazo Motzaretti, el verdadero y único creador del mismo según el certificado de derechos de autor 03-2011-062714280600-01 y quien por esa razón mantiene incluso un muy serio litigio contra los culpables del atraco y plagio, empezando por Rivera Pérez.

Fue, de hecho, Herazo el factor determinante para que se descubriera la serie interminable de anomalías detrás de lo que durante tres años se presumió como la panacea en desarrollo integral de la familia.


El análisis de más de 100 facturas, aportadas a la ASE, permite concluir que al término de la pasada administración municipal, más de uno salió con los bolsillos llenos; en el colmo, se toleró que Pablo Aguilar Zárate, quien fungía como jefe de compras y recursos materiales del Sistema Municipal DIF, apareciera como responsable de las obras y otorgara contratos a sus parientes y socios por un monto de 3 millones 711 mil 449.07 pesos.

Pero según Eduardo Rivera Pérez, de nada de eso se enteró, aunque en breve se publicarán evidencias que prueban lo contrario y sobre todo detalles de su historia de incongruencias, mentiras, corruptelas y ahora, en el colmo, de prácticas propias de un “policía chino”.

No es por exagerar, pero que Dios lo agarre confesado.

gar_pro@hotmail.com

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