No hay 2018 sin (ganar primero) el 2016 y ya el morenovallismo se prepara para librar esa que será la primera gran batalla para impedir la resurrección de un PRI que sigue sin entender a plenitud que regresar a Casa Puebla depende sobre todo de apoderarse primero de la denominada minigubernatura de 18 meses, premio mayor que permitirá seguir controlando presupuestos y estructuras electorales.
Así que el nombre del secretario de Infraestructura del gobierno del estado, José Cabalán Macari Álvaro, empieza a sonar verdaderamente con fuerza dentro del círculo de poder como una de las más fuertes opciones para encarar el 2016 poblano.
Pero ¿por qué Cabalán?
Qué lo hace potencialmente elegible.
Cuáles son las cualidades que lo pueden convertir en un proyecto viable y competitivo, a pesar de carecer hoy de posicionamiento, trayectoria política y de experiencia en cargos de elección popular.
Según un primer análisis, el ex dirigente estatal del Partido Nueva Alianza y ex titular de la extinta Secretaría de Administración es disciplinado, persistente y ha dado suficientes muestras de lealtad y apoyo al grupo en el poder, al que pertenece desde su génesis, caminando siempre al lado de Rafael Moreno Valle, su amigo, su aliado, su maestro, en las buenas, en las malas y en las peores.
Garantiza, pues, la continuidad del proyecto y la sobrevivencia política de sus principales integrantes, haya o no carrera presidencial en 2018.
Ha resultado un excelente administrador, sin pasado de corrupción, y su cargo actual le permite estar siempre en todo el estado, recorriéndolo permanentemente y estando presente en prácticamente todas las giras del gobernador.
Como fortaleza, Cabalán tiene en su haber que es joven, carismático y preparado, está casado con una mujer con arraigo poblano y empieza a contar con el apoyo de presidentes municipales y en general del aparato gubernamental.
Y algo es cierto: sus posibilidades crecerán en tanto se agudicen las pugnas internas entre los priístas que aspiran a lo mismo (Enrique Doger, Blanca Alcalá y Javier López Zavala principalmente) y se minimice la importancia estratégica general de competir por un cargo de 18 meses.
Nada está escrito y hay, empero, varios pendientes importantes en la agenda del funcionario encargado de la obra pública estatal, relevo en ese terreno del exitoso Tony Gali Fayad:
Combatir en el plano mediático y político con la etiqueta de “delfín” que pretenden colgarle, responder con contundencia a las versiones de supuestos retrasos y sobrecostos en las obras a su cargo, crear alianzas con el sector empresarial y los diversos grupos políticos en el interior del estado, y potenciar acercamientos con miembros del PAN y PRD, partidos por los que inevitablemente deberá pasar su proyecto.
Solo el tiempo, y por supuesto las circunstancias, determinarán lo que pasará con Cabalán, a quien hoy se observa con atención desde Casa Puebla y se mide día a día, minuto a minuto, para saber si es la carta con la que se va a jugar en el 2016 para empezar a perfilar el 2018.
Debe sobre todo las cosas convertirse en una carta ganadora; de lo contrario, no habrá futuro para quien hoy empieza a reunir las simpatías de los principales actores del morenovallismo.