Por años, gobernadores como Melquiades Morales o Mario Marín y empresarios como los hermanos Rafael, Alejandro y Gabriel Posada Cueto –de Grupo Proyecta-, hicieron del maltrecho, siempre olvidado, Periférico “Ecológico” de Puebla el negocio de sus vidas: los primeros permitieron la violación deliberada de decretos y reglamentos, y los segundos produjeron millones y millones de pesos mediante la venta ilegal de cientos, tal vez miles, de metros cuadrados de tierra que no les pertenecían.
Y es que poco a poco, de forma silenciosa pero sistemática, fueron modificando la traza general del llamado Anillo Periférico para explotar comercialmente a lo largo de sus más de 42 kilómetros derechos de vía, bandas del transporte público y bandas ecológicas que resguardaba el proyecto original, y que hoy han desaparecido.
Peor: con una impunidad sorprendente, cambiaron los usos y destinos del suelo de los terrenos colindantes a la gran vialidad poblana, proyectada y construida con altas especificaciones técnicas para lograr una velocidad permisible de 100 kilómetros por hora.
La violación a los proyectos ejecutivos de los diamantes y distribuidores que forman parte de los accesos a través de las vialidades radiales y ramales, es una de las causas principales de los terribles accidentes que todos los días sufren automovilistas que se incorporan al Periférico. Se trata, sin duda, de corrupción y de negligencia criminal, que deberían castigarse con todo el peso de la ley.
Los empresarios beneficiarios de este esquema mafioso crearon grandes desarrollos residenciales, como Lomas de Angelópolis o La Vista Country Club, y construyeron gasolineras y diversas áreas comerciales, que significaron miles de cientos de pesos que fueron a parar a sus bolsillos, bolsillos privados a costa de un bien público.
De acuerdo con una investigación técnica y jurídica, el plan maestro establecía que el Anillo Periférico Ecológico contaría con dos arroyos de circulación vehicular, provistos de un acotamiento al lado izquierdo de un metro de ancho, es decir, hasta tres carriles de 3.50 metros de ancho cada uno y un acotamiento al lado derecho de 3.00 metros de ancho. Entre los arroyos de circulación se incluía una banda separadora de 21 metros de ancho.
Tal y como se muestra en las siguientes gráficas, todo eso se ha vendido, pese a lo marcado en la Ley de Desarrollo Urbano, el Programa de Desarrollo “Angelópolis”, el Plan Maestro Integral de Vialidad y Transporte, y el Proyecto de Construcción del Anillo Periférico de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Puebla.
Sin duda, una cloaca.
Peor: la Cloaca Mayor de Puebla.
¿Qué pensará de todo esto el ex gobernador Manuel Bartlett Díaz, actual candidato al Senado?
¿El caso no amerita una gran investigación oficial?
Después de todo, él fue, durante su sexenio, el autor del Periférico.
Un Periférico que con los años terminó siendo protagonista silencioso de uno de los temas de corrupción más graves –y más impunes- de la historia del estado.
¿O me equivoco?