Pues con la novedad de que fracasó la reunión que sostuvieron la noche de este lunes los aspirantes del PRI al Senado por el estado de Puebla en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Se esperaba que durante ese encuentro –el enésimo- con la dirigencia nacional priísta, ya hubiera humo blanco sobre el futuro de las fórmulas integradas por Blanca Alcalá-Javier López Zavala y Fernando Morales-Alejandro Armenta, pero la verdad es que las cosas siguen atoradas.
Y lo peor es que el CEN no tiene para cuando destrabar lo que políticamente ya huele mal, muy, muy mal.
Nadie cede, se insiste en la imposición y el proceso, de suyo entrampado, sigue el camino de judicializarse hasta el final, tras el recurso de impugnación presentado hace unos días por Morales y Armenta ante el Tribunal Federal Electoral (Trife) contra la dupla Alcalá-Zavala, fórmula viciada de origen.
Cuentan que en su desesperación por cerrar el caso Puebla, el único pendiente a nivel nacional en cuanto a la carrera por el Senado, los líderes del PRI pusieron este lunes sobre la mesa varias propuestas (o premios de consolación) con tal de que Morales y Armenta se bajaran por fin de la contienda, pero éstos no se doblaron.
Les hicieron manita de puerco y hasta les rogaron, pero se mantuvieron firmes en su decisión de llegar hasta las últimas consecuencias para impedir que el PRI cometa el grave error de mandar a competir a Alcalá y Zavala, fórmula que rompe los equilibrios internos y que no luce competitiva, y menos ahora que el PRI en Puebla no tiene el gobierno del estado, no tiene dinero y tampoco estructura.
A Alejandro Armenta, por ejemplo, le ofrecieron la candidatura a diputado federal por el distrito de Tepeaca, y a Fernando Morales una baratija similar.
Sobra decir que ambos dijeron: “no, gracias”, y aunque aceptaron seguir dialogando, advirtieron que continuarán adelante, mantendrán su litigio ante el Trife y llegarán de ser necesario hasta la convención de delegados, ésa a la que tanto le temen Alcalá y López Zavala, quien por cierto, con tal de asegurar su participación, ya aceptó ir de comparsa de la ex presidenta municipal de Puebla, en el segundo lugar de la fórmula.
Quedó probado que las patéticas amenazas del marinista de irse del PRI y refugiarse en los brazos de “la izquierda” si no le mantenían el primer sitio de la fórmula, eran puras patadas de ahogado producto de su desesperación por amarrar un asiento en el Senado.
Lo cierto es que a Zavala le leyeron la cartilla, le jalaron las orejas, y no tuvo otra que tragar ese sapo, con sal y limón, y de un solo bocado.
Ahora, como digo, de confirmarse la imposición de la dupla, el ex candidato a Casa Puebla va a tener que trabajar para -y poner su graaan estructura a la orden de- su odiada archienemiga Blanca Alcalá, una de las traidoras de 2010, la misma que hizo todo lo posible, hasta pactar con Rafael Moreno Valle, para que Zavala perdiera –como perdió- la gubernatura.
Las vueltas que da la vida, ¿verdad?