Que el evento que marcará los primeros 100 días del gobierno de Rafael Moreno Valle ya tiene sede: se efectuará en el Auditorio Siglo XXI, donde el jefe del Ejecutivo hará un –digamos- “corte de caja” y pronunciará un trascendental discurso ante la clase política poblana en pleno, misma que ya empieza a ser convocada para atestiguar el acto que, cuentan, estará cargado de señales para lo que resta del sexenio.
Que además de la gobernabilidad eficaz y el mantenimiento de una Puebla segura y ajena al terrible desafío que en otros lugares plantea la delincuencia organizada, los ejes fundamentales de dicho discurso serán cinco. A saber: reducción millonaria del gasto corriente del gobierno, mayor inversión en construcción de infraestructura, ampliación de los programas sociales, cero tolerancia a la corrupción y gabinete plural, competente y cercano a la gente.
Que quien quiera, no obstante, encontrar desde ahora los puntos finos de la alocución que prepara Moreno Valle para los 100 días debe remitirse forzosamente al discurso inaugural que éste pronunció el pasado 1 de febrero, en el Centro Expositor, al rendir protesta como gobernador constitucional del estado.
Que, en ese sentido, el mandatario presumirá que prácticamente todos y cada uno de los puntos ofertados en ese discurso han sido cumplidos, como el inicio de la construcción del Centro Integral de Gobierno y Atención Ciudadana, y del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón; el arranque de la Revolución Educativa (así, con mayúsculas), con el más agresivo programa de alfabetización de la historia; los primeros pasos para el saneamiento integral de las cuencas de los ríos Atoyac y Alseseca; la eliminación de la tenencia, y la recuperación física del predio conocido como Valle Fantástico, entre muchos otros.
Que no hay que descartar que, ya entrados en gastos, Moreno Valle haga en voz alta un detallado comparativo de sus primeros 100 días con los primeros 100 días de su antecesor, el hiperactivo Mario Marín, evaluación en la que éste, evidentemente, en perspectiva, resultará más que exhibido en su justa, exacta dimensión.
Que respecto a uno de los temas pendientes y de los que más dudas existen, el Metrobús, se sabe que la licitación para la primera línea del mismo sí será lanzada y que esto sucederá en los siguientes días, tal y como se planteó desde el inicio del sexenio. Será, por tanto, una de las “joyas” que más podrá presumir Moreno Valle al llegar a los 100 días, sobre todo si consideramos que en Nuevo León, en su momento, se tardaron no tres meses, sino dos años tan sólo para publicar la licitación para ese idéntico sistema de transporte en esa entidad del norte del país.
Que el gobernador sí está realizando una evaluación integral de los miembros de su gabinete y que no, efectivamente, no se descarta algún ajuste incluso en el primer nivel del equipo morenovallista. Y es que por ahí hay cierto secretario que, al parecer, sigue sin entender (porque o no quiere o de plano no puede) para quién trabaja y cuáles son los objetivos, el estilo y el ritmo de la nueva administración estatal. Por más mensajes que le envían, dicen, él insiste en seguir en la boba.
Que sí, hay un pez gordo del marinismo en la mira del gobierno de Moreno Valle, pero que no se procederá legalmente hasta que se termine de integrar el expediente correspondiente, con todas las pruebas del caso. Paciencia. Van tras él, con todo y sin escapatoria. Dejará de burlarse de la Puebla que saqueó, con todo y ligas (al estilo Bejarano).
Que la última encuesta señala que poco más de siete de cada diez poblanos aprueba a Moreno Valle y casi ocho de cada diez consideran que lo está haciendo “mucho mejor” que Marín, indicadores impresionantes pero que, sin embargo, plantean el enorme reto, no de incrementarlos, cosa por demás imposible y poco creíble, sino de por lo menos mantenerlos, lo que ya será ganancia con todo y que el bono democrático continúa gozando de cabal salud, salud cabal, al corte de los 100 primeros días del nuevo gobierno.