Propios y extraños se siguen preguntando qué es lo que va a ocurrir en el sistema penitenciario poblano tras la salida de “monseñor Cruz” (Aldo Enrique Cruz Pérez) de la Dirección General de Ceresos, quien fue cesado y que siendo un buen principio, no es suficiente.
Y es que toda la estructura y la red de complicidades que armó para operar (y hacer toda clase de negocios al margen de la ley) siguen intactas y aparentemente aún a su servicio y no del nuevo secretario de Seguridad Pública, el priísta Ardelio Vargas Fosado.
Por lo pronto, uno de los aspectos a los que se debe poner especial atención es al tema de la legalidad, término tan de moda entre “los hombres del cambio”.
Y en ese sentido, al menos dos directores de penitenciarias importantes transgreden cotidianamente la nueva Ley de Reinserción Social vigente en el estado de Puebla, aprobada apenas hace una semanas por el Congreso.
El artículo 11 fracción II de dicho cuerpo normativo, establece que para ser Director de un Centro de Reinserción en el estado de Puebla se requiere:
“….Ser profesional afín a las ciencias penitenciarias, con título legalmente expedido y cédula profesional con antigüedad mínima de tres años…”.
Una vez leído lo anterior, una de dos:
O el Congreso reforma la ley o le piden de inmediato la renuncia al ingeniero Carlos Taboada Villanueva, director del Cereso de Tepexi de Rodríguez, y al médico veterinario zootecnista Marco Antonio Gómez Virgen, director del Centro Especializado en Atención a Menores Infractores.
Pero por lo que se puede ver, creo que va a ser más fácil convencer a los diputados de la coalición Compromiso por Puebla de que supriman dicha disposición tan estorbosa en la nueva Ley de Reinserción Social, antes de molestar con el pétalo de una rosa a estos dos sujetos, ayer rabiosos priístas, hoy tránsfugas del gobierno panista ¿de la alternancia?
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Algo más sobre el diputado Manzo que se sigue haciendo menso con el famoso comodato que convirtió en horroroso negocio privado:
El padre del diputado Jesús Morales Manzo (ex del PRD, ex del PT y ahora del PVEM) es Jesús Morales Tapia, psicólogo de profesión y uno de los dirigentes más visibles de las logias de masones en Puebla.
Por esa razón obtuvieron de Guillermo Jiménez Morales, en 1985, el edificio de la 17 Poniente 1919.
En ese inmueble, hasta hace algunos años, ciertamente hacían las sesiones (o tenidas) los señores masones de Puebla.
Pero siempre lo mantuvieron descuidado hasta que a los Morales se les prendió el foco y decidieron convertirlo en un lucrativo negocio suyo.
Empezaron haciendo cursos y diplomados “patito” de psicología, pero luego se expandieron y cínicamente lo transformaron en un edificio de departamentos para renta.
Fue en la época en que el joven Morales Manzo entró al PRD y se convirtió en uno de los “cachorros” del tatiasca local del sol azteca, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien lo apoyó con algunos recursos para su bonito negocio inmobiliario a costa del gobierno del estado de Puebla.
Negoció que duró años: de por lo menos 1990 a la fecha.
Actualmente los departamentos son rentados sobre todo a estudiantes foráneos de la UPAEP, cuyo campus principal está a unos pasos.
Morales Manzo también lo usa como salón de fiestas (los vecinos cuentan que hace unas muy buenas con unos oaxaqueños de la BUAP) y para guardar su flota de vehículos y camionetas.
Según lo dispuesto por el gobierno de Rafael Moreno Valle, el legislador debe devolver el edificio el próximo 22 de abril.
Es Viernes Santo.
Día de vía crucis y crucifixión.
¿Cumplirá?
Ya lo dijo el mandatario en su toma de protesta:
“Nadie, nadie por encima de la ley”.