Arturo Luna Silva
No por cantada, la detención de Francisco Bernat Cid no dejó de sorprender a la clase política poblana, que lo menos que se esperaba es que cayera en manos de la justicia uno de los empresarios que, por diversas razones –entre ellas su enfermizo odio hacia Mario Marín y Ricardo Henaine-, en el pasado proceso electoral se la jugó con el grupo encabezado por Rafael Moreno Valle Rosas.
Menuda sorpresa se llevaron varios al enterarse que fue la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), y no una corporación policiaca local, la encargada de aprehender al socio mayoritario del Puebla, acusado del desvío de más de 30 millones de pesos, dinero que Grupo Modelo entregó a él por concepto de patrocinio al equipo camotero.
De las muchas que ha timado desde que está al frente de La Franja, Grupo Modelo fue la única empresa que aceptó atestiguar en contra del empresario poblano dentro del juicio 61/2010, radicado en un juzgado ubicado en el Reclusorio Norte del Distrito Federal, y eso marcó su suerte.
Los enterados del fondo del asunto dicen que Bernat recibió la millonaria cantidad, pero no sólo no la reportó a sus socios (Henaine y Jesús López Chargoy), sino que en lugar de ingresarla a la cuenta, digamos, oficial del Puebla, la depositó en una suya, con lo que se configuró el desvío y el delito de fraude, que es grave según el Código Penal del Distrito Federal y por ello –al parecer- no alcanzaría fianza.
Cuentan que al ser detenido –cuando salía de la UDLAP-, ofreció 2 millones de pesos a los policías que se lo llevaban con el fin de que lo dejaran escapar. Pero como fracasó en su intentona, ahora no sólo deberá hacer frente a las acusaciones por fraude, sino también por cohecho.
Tras la aprehensión, su primera llamada telefónica fue a su contacto con el morenovallismo, pidiendo ayuda para poder salir de la cárcel mediante alguna influencia en el gobierno federal.
Pero qué cree: le dijeron que no, cosa por demás entendible, pues el futuro grupo en el poder tendría que estar verdaderamente loco para arrancar con el estigma de haber apoyado a un auténtico delincuente de cuello blanco, de ésos que, por cierto, abundan en Puebla y se pasean impunes por las oficinas de gobierno haciendo negocios con quien se deje.
Mario Marín empezó a escribir su tragedia personal y política en el momento en que decidió favorecer los perversos intereses del empresario Kamel Nacif, con los efectos colaterales y la historia por todos conocidos.
¿Usted cree que Rafael Moreno Valle meterá las manos al fuego por Paco Bernat, por más que éste se la haya jugado con su proyecto?
Yo tampoco.
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Entre los varios correos que recibí este jueves sobre la declarada guerra entre Enrique Agüera y Enrique Doger, destaco este:
LA ESTRATEGIA FALLIDA DE ENRIQUE DOGER.
Enrique Doger Guerrero se ha caracterizado por ser un personaje lleno de traiciones y engaños, generador de confrontaciones y ataques, con el propósito siempre de sacar provecho y obtener beneficios propios.
Está clarísimo que Enrique Doger ha emprendido una serie de ataques a diferentes representantes sociales a fin de descalificarlos y con ello beneficiarse y así amarrar sus aspiraciones políticas rumbo a obtener la candidatura a la senaduría.
En este propósito no ha dudado en buscar cualquier tipo de apoyo como el que recientemente fue a solicitar al gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, cuando el mandatario estatal asistió a la reunión por el aniversario de la Revista Impacto.
Pero, ¿cómo verá Blanca Alcalá, Jorge Estefan Chidiac y Javier López Zavala que Doger ya se esté moviendo para tratar de conseguir tal posición? Y con ello, nuevamente, romper los acuerdos políticos. Como siempre intenta ganar en río revuelto.
Dentro de sus especulaciones, Enrique Doger presupone que Enrique Agüera también pretende ser aspirante a la senaduría y por ello ha emprendido una campaña negra caracterizada por falsos señalamientos en contra del rector de la BUAP, con la finalidad de descalificarlo y poner en entredicho sus logros al frente de la máxima casa de estudios y con ello evitar que Enrique Agüera llegue a la senaduría, cuando en realidad el rector en ningún momento ha buscado, ni buscará, esa posición.
Enrique Doger pretende asumirse como un interlocutor dentro de la Buap, cuando en la realidad él se encuentra totalmente desprestigiado, no solo al exterior sino al interior de la institución. Los universitarios ya saben que ha estado pagando campañas de desprestigio en contra de la universidad y del rector. ¿Cómo se puede explicar que Enrique Doger ataque a la institución a la que le debe todo? Y esto tiene su costo. ¿Lo tendrá claro?
Tal parece que Enrique Doger ha olvidado que el grupo más crítico son los universitarios y éstos se han dado cuenta de sus negras intenciones. Como es su característica, Doger Guerrero intenta revolver el río para tratarse de convertirse en el pescador.
Esta estrategia ya la está aplicando para poner en mal a todos ante el nuevo gobierno, y así buscar colocarse como un interlocutor, cuando en realidad Doger Guerrero y su gente ha dicho en distintos espacios que esta campaña es generado por panistas, lo cual es falso.
Una vez más Doger Guerrero ha quedado al descubierto: sus aspiraciones políticas las trata de sustentar a través de desprestigio y la descalificación.
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Por cierto: aunque ayer, día de su cumpleaños, guardó silencio ante los fuertes señalamientos del rector de la BUAP, se supo que Doger insiste en su inocencia y jura y perjura que él no está detrás de los conocidos y comentadísimos ataques cibernéticos hacia Agüera.
Doger dice que es la ultraderecha la que, con el o sin el visto bueno de Moreno Valle, ha iniciado lo que se puede llamar el asalto a la BUAP y que para ello ya los puso a pelear, a él y a Agüera, pues la máxima clásica dice que “divide y vencerás”.
Según Doger, tras haberse hecho del gobierno estatal y de buena parte del Congreso local, los ganadores del 4 de julio van ahora con todo tras la isla de poder que históricamente siempre se les ha negado: El Carolino. La coyuntura y la debilidad del marinismo, añade, permite tal propósito.
De más está decir que en el entorno de Agüera no dan ningún crédito a esta versión y es más: dicen tener todos “los pelos de la burra en la mano” sobre la culpabilidad de Doger en la campaña negra contra su tocayo.
Si no fuera así, Agüera no hubiese denunciado que fue amenazado por personeros del ex alcalde ni ordenado el inicio de una investigación al seno de la BUAP que, en determinado momento, podría derivar en la expulsión de Doger.
Lo único cierto es que el conflicto ya no tiene marcha atrás. La guerra es abierta y habrá que ver no sólo su desarrollo en los siguientes días, sino sobre todo quién de los dos va a perder más, pues el baño de lodo será de ida y vuelta, y ambos se conocen tanto y tan bien, que no parece fácil que alguno se vaya sin raspones.
Va a correr sangre, mucha sangre, de eso nadie tiene ninguna duda.