Arturo Luna Silva
Además del próximo contralor del estado, posición que está peleando con uñas y dientes, el actual dirigente estatal del PRD, Miguel Ángel de la Rosa, quiere manejar los dineros públicos de los perredistas que resultaron electos como presidentes municipales el 4 de julio.
Nada tonto.
Las malas lenguas cuentan que incluso el pasado viernes, en el hotel Best Western, citó a los 22 ediles con el fin de darles un mensaje “urgente”:
Les dijo que en su infinita bondad, él y el Colegio de Contadores de Puebla –al que pertenece- estaban dispuestos a ponerles un asesor.
Asesor que obviamente los va a transar, perdón, los va a orientar desde ahora en el manejo del presupuesto, de sus cuentas públicas, y sobre cómo deberán justificar en su momento el uso de sus participaciones ante el Órgano de Fiscalización Superior del Congreso estatal.
Pobres futuros alcaldes: son tan burritos que necesitan que Miguel Ángel los auxilie y les enseñe cuánto es 2 + 2 y el A-B-C de la gobernación o gobernabilidad o como sea que se llame a eso de administrar un ayuntamiento.
El líder del sol azteca va que vuela para ser el héroe de esta película… ¡papá!
Y es que no sólo quiere que los 22 presidentes municipales del PRD le rindan cuentas de sus actos y decisiones, como si él fuese el “Gran Edil” (algo similar al “Gran Elector” o al “Gran Legislador”), sino que le rindan culto y le den las gracias –todas las gracias- cuando él, desde la Contraloría morenovallista, contribuya a que sus números queden rechinando de limpios.
Sí, nada tonto.
El negocio será redondo.
Y todo a nombre de la “transición” y de la “democracia”.
Sí, cómo no.