Arturo Luna Silva
Muy “sácale punta”, ayer el diputado federal priísta Alberto Jiménez Merino abrió fuego contra Rafael Moreno Valle Rosas.
A través de un boletín fechado en el D.F. –de esos que en las mesas de redacción de los periódicos se califican de “bienvenido al caso”-, Jiménez Merino pidió al gobernador electo tres cosas:
La primera: que “espere su turno, pues el gobierno de Mario Marín no ha terminado” (sic).
La segunda: que “no coma ansias, (ya que) los tiempos están muy claros, las responsabilidades están bien definidas y el gobierno termina hasta el 31 de enero” (resic).
Y la tercera: que no hay razón para adelantar el proceso de entrega-recepción, “y más cuando se perciben fines revanchistas e intenciones en corregir la plana” (recontrasic).
¿Qué comió don Alberto que ahora se puso tan gallito?
Nada.
¿De dónde emergió tan defensor del marinismo?
De ningún sitio.
En realidad ocurre que a río revuelto, ganancia de pescadores.
Y no sólo eso: alguien le dijo que él y sólo él debe dirigir el PRI estatal una vez que Alejandro Armenta se regrese a Acatzingo, en octubre próximo, a pastorear ovejas.
Así que a la larga lista de suspirantes (Javier López Zavala, Enrique Doger Guerrero, Blanca Alcalá Ruiz, Jorge Estefan Chidiac, Jesús Morales Flores, Víctor Hugo Islas Hernández, Víctor Díaz Palacios y Jaime Alcántara Silva y Pablo Fernández del Campo) hay que sumar a Alberto Jiménez Merino, coordinador de los 84 diputados cenecistas.
El mismo que ya hizo su graciosa aparición y, más rápido que una tortuga, se apuntó para encabezar a un partido que desde el pasado 4 de julio lo único que ha hecho es causar lástima.
¿Qué les pasa?
¿Tan fregados andan en el PRI que hasta Jiménez Merino cree tener tamaños para dirigirlo?
Pues ¿de parte de quién?
¿Será que el melquiadismo ya tiene a su caballo negro para el PRI?
Porque eso sí siempre ha quedado claro:
Alberto Jiménez Merino es, ha sido y será más melquiadista que el mismísimo Melquiades Morales Flores.
Y sus movimientos los delatan.
***
Tómelo con las reservas del caso, pero en los pasillos del ayuntamiento de Puebla se da por hecho que este fin de semana Blanca Alcalá emprenderá un nuevo viaje al extranjero.
En medio de “la crisis de los baches”, la presidenta municipal saldría rumbo a Sudamérica, en concreto a Brasil –que no está precisamente pasando Amozoc-.
“Es gira de trabajo, no viaje de placer”, aclaran las fuentes veraniegas, que se niegan a revelar los nombres de quienes, en todo caso, integrarán la comitiva.
Ya en octubre del año pasado, Blanca Alcalá canceló de última hora un viaje a ese mismo destino, donde acudiría a un foro mundial acerca de prácticas exitosas de gobierno, y en el que sería ponente.
Ocupaciones y preocupaciones domésticas impidieron, entonces, ese periplo.
Tal vez esta ocasión haya más suerte.