Arturo Luna Silva
Si alguna duda existía del fraude y desvío de recursos que realizó el candidato de la coalición “Compromiso por Puebla”, Rafael Moreno Valle Rosas, durante su gestión como secretario de Finanzas y Desarrollo Social, existen pruebas –todas las pruebas- de estos ilícitos.
La Jornada no mintió en su amplio reporte periodístico de ayer lunes sobre lo que ya es todo un escándalo en Puebla, a 40 días de los comicios para renovar la gubernatura: la canalización por parte de Moreno Valle de hasta 157 millones de pesos de fondos públicos para realizar operaciones especulativas ilícitas en el extranjero.
Y es que ahora se sabe con precisión que su responsabilidad de administrar los recursos financieros de la entidad fue eludida en detrimento de los poblanos.
Aunque ya se sospechaba, es hoy que se conocen detalles –todos los detalles- de este desvío de recursos para especular en las casas de bolsa de Estados Unidos, en específico a través de Paine Webber, CIBC Oppenheimer (una división de CIBC World Markets Corp.) y hasta las Islas Caimán, paraíso fiscal por excelencia, entre otros.
Puebla On Line posee copias de los contratos correspondientes.
En los mismos, por ejemplo, se puede observar el caso de la empresa de valores Paine Webber, cuyo contrato fue firmado el 1 de junio de 1999 por el entonces secretario de Finanzas, Rafael Moreno Valle Rosas, y su subsecretario de Egresos y actual cuñado y coordinador de su campaña, Fernando Manzanilla Prieto, así como por José Daniel Morales Maíz.
En otros de los documentos –todos llenados en idioma inglés-, Moreno Valle Rosas, Manzanilla Prieto y Antonio Shan Estrada (tesorero de la Secretaría de Finanzas) responden negativamente a la pregunta de si son “clientes, funcionarios o directivos de una corporación pública” (sic), cuando sí lo eran. Es decir, además de todo, le mintieron a CIBC Oppenheimer, banco de inversión estadounidense que fue uno de los intermediarios de los movimientos irregulares.
Estas decisiones, aparte de ser antinacionalistas, fueron aberrantes desde cualquier punto de vista de política pública. Especular con los recursos del estado para beneficiar a empresas norteamericanas y a extranjeros.
Todas estas maniobras fueron llevadas a cabo por el amigo y administrador de cuentas de Moreno Valle Rosas y Manzanilla Prieto, mejor conocido en el mundo de las finanzas como un broker: Pablo A. Kauffman. Por cierto, este comisionista aparece en todos los contratos mencionados, perjudicando además con esto al sistema financiero nacional.
La documentación no deja lugar a dudas. Aunque Moreno Valle y sus voceros –oficiales u oficiosos- señalen lo contrario, la negligencia del entonces funcionario estatal encargado de las finanzas públicas fue evidente. Hubo abuso e irresponsabilidad. El mito de la eficiencia financiera y honestidad republicana sólo fue, es, eso: un mito.
Es más: esto es considerado un delito federal grave, de acuerdo con el artículo 134 de la Constitución Política de nuestro país, que señala que los recursos económicos de que dispongan la Federación, los estados, los municipios, el Distrito Federal y los órganos político-administrativos de sus demarcaciones territoriales, se administrarán con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez para satisfacer los objetivos a los que estén destinados.
No para realizar inversiones especulativas que provoquen un daño a las finanzas de Puebla, como es el caso.
¿Todavía hay dudas?
Bueno, pues ahí está, también, el artículo 117 de la misma Constitución Mexicana, que indica con claridad que las entidades federativas no pueden en ningún caso “contraer directa o indirectamente obligaciones o empréstitos con gobiernos de otras naciones, con sociedades o particulares extranjeros o cuando deban pagarse en moneda extranjera o fuera del territorio nacional”.
Más claro ni el agua, ¿verdad?