Arturo Luna Silva
Que el PRI está minimizando (otra vez) la importancia de la alcaldesa Blanca Alcalá de cara al 4 de julio.
Y es que de seis posibles, la dirigencia priísta (la real, no la formal) sólo le está otorgando una candidatura a diputado por los distritos de la ciudad que gobierna –y muy bien, por cierto-.
¿Por qué el ninguneo?
Olvidan que Alcalá goza de una gran popularidad y que siete de cada 10 ciudadanos aprueban su gestión, por lo que será un factor determinante ya sea para el triunfo o para la derrota de su partido.
En el régimen político que vivimos, es costumbre que el edil en funciones –y más si es del PRI- se haga de al menos la mitad de las posiciones al Congreso del estado.
No es el caso de Alcalá, y nadie, nadie quiere dar explicaciones.
Pero eso sí, luego le van a exigir que gane los seis distritos.
La soberbia vuelve a asomar su nariz en el PRI.
¿Qué opinará el candidato a la gubernatura?
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Que, por cierto, además de Édgar Chumacero, director del Instituto Municipal del Deporte, Blanca Alcalá tiene dos cartas con gran perfil y enorme potencial:
Héctor Sulaimán Safi, director del Organismo Operador del Servicio de Limpia, y Mónica Barrientos Sánchez, secretaria técnica de Presidencia.
Pero aunque su trabajo y las encuestas los avalan, el “Dedo de Oro” sigue diciendo “no” a la alcaldesa.
¿Ésa es la unidad que presume el PRI?
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Que tanto Mario Marín como Javier López Zavala conocían todos los detalles del vergonzoso acuerdo firmado por las dirigencias nacionales del PAN y PRI con el aval del gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto.
Por eso, hasta el último minuto, ambos aseguraban que en Puebla no habría alianza opositora.
No contaban, por supuesto, con la torpeza del panista César Nava, quien, como “La Chimoltrufia”, primero dijo una cosa y luego la otra, para al final quedar ante la opinión pública nacional no sólo como un torpe, sino sobre todo como un verdadero mentiroso, objeto de la burla de propios y extraños.
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Que este viernes, el histórico puente de Analco será el punto de encuentro para los simpatizantes de Mario Montero Serrano, quien antes, alrededor de las 17:00 horas, acompañado de un numeroso contingente, acudirá a la sede de su partido para registrarse como candidato del PRI a la presidencia municipal de Puebla.
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Que ayer por la tarde circuló un interesante correo sobre las supuestas andanzas de Humberto “El Tigre” Aguilar Coronado por Las Vegas, Nevada.
En su parte medular, el mensaje dice que el senador con licencia no suelta su conocida afición a los juegos de azar y a los viajes de placer pagados por patrocinadores de empresas trasnacionales.
Sin mayores referencias, cita el viaje que el precandidato del PAN a la alcaldía de Puebla habría realizado el pasado 15 de septiembre a la capital mundial del juego con un tal Víctor Kuda, y del cual –juran- hasta existen fotos y videos.
“Ahora resulta que Humberto Aguilar Coronado ya se siente de la realeza y no por ser azul”, dice, dejando en claro que la guerra sucia en el PAN está a todo lo que da.
Lo bueno es que, agarraditos de la mano, “El Tigre” y Eduardo Rivera Pérez (“El Patrullero 777”) habían jurado y perjurado que no se iban a destrozar. Qué bonita familia.
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Que ayer directores de medios de comunicación pudieron conocer al detalle el ejemplar rescate de la Laguna de Chapulco, proyecto liderado por Blanca Alcalá y que sin duda formará parte de su legado histórico para los habitantes de Puebla capital, que así recuperan ni más ni menos que 20 hectáreas de áreas verdes.
Con una inversión de 84 millones de pesos, el Parque Centenario Laguna de Chapulco –que ahora así se denominará- será inaugurado en un par de meses, muy probablemente por el presidente Felipe Calderón.
Alcalá consiguió lo que ninguno de sus antecesores: aplicar un modelo de desarrollo sustentable, devolver a la laguna su función natural como vaso regulador de agua, conservar el hábitat de especies silvestres y –en resumen- rescatar el ecosistema natural del lugar, en beneficio de más de un millón de vecinos de más de 20 colonias de la periferia de esta ciudad.
Un éxito tan redondo como contundente. ¿O alguien lo duda?