Arturo Luna Silva
Más tardó María de las Heras en derrumbar el mito (¿o era mitote?) del “empate técnico” entre Javier López Zavala y Enrique Doger Guerrero (ya se sabe que éste es superado por 10 puntos, exactamente los mismos 10 puntos que en su tiempo llevaron a Rafael Moreno Valle a declinar a favor de Mario Marín), que el ex rector y ex alcalde en reactivar sus nexos con las dirigencias (formales y reales) de la supuesta izquierda.
Y es que el berrinche es enorme y la amenaza de ruptura va en serio.
Como le conté aquí desde el pasado 9 de diciembre, Doger no sólo viene negociando con Manuel Camacho Solís y Porfirio Muñoz Ledo el ser el candidato a la gubernatura de una alianza PRD-Convergencia-PT, sino que les ha pedido que lo esperen a enero (del año que entra, obvio) para dar el último (y definitivo) sí, acepto.
El cálculo es irse el mismo día del informe de Mario Marín (o sea, el día 15 del primer mes de 2010) o un par de días después, previa convocatoria a medios nacionales (porque odia con odio jarocho a los locales) para denunciar la terrorífica “imposición” del terrorífico “Gran Elector”.
Las fuentes enteradas de las pláticas en lo oscurito me dicen que es el diputado local Jorge Ruiz Romero quien le opera las reuniones y que en éstas Doger les ha pedido los primeros lugares en la lista plurinominal de diputados al Congreso estatal y que le dejen imponer (a él que tanto le disgustan las imposiciones) a sus pupilos como candidatos a alcaldes de las principales cabeceras municipales de la entidad.
O sea, una auténtica carta a los Reyes Magos.
Como si el doctor fuese la última coca-cola en el desierto de la política poblana.
La información señala que Doger realmente quiere pelea y que está dispuesto a irse del PRI dando un portazo.
Su derrota política no será una derrota moral: nunca se doblegará ante Mario Marín y López Zavala.
Sus movimientos coinciden también con las declaraciones de los últimos días de algunos prohombres de la “izquierda”.
De la noche a la mañana, el supuesto líder del PRD, Miguel Ángel de la Rosa, invita a Doger a ser el candidato, cuando hasta hace unas semanas la idea no sólo le disgustaba, sino que la reprobaba tanto en público como en privado.
En las mismas anda Arturo “El Sapo” Loyola, quien junto con Jorge Méndez ya convenció a los tontitos de Nueva Izquierda para apoyar con todo a Doger Guerrero, a quien están a punto de quemarle incienso como su nueva deidad.
Por eso la dirigencia local perredista empezó a aprovechar los resultados del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) para atacar al “delfín” marinista.
Ya de por sí Doger, desde sus tiempos de rector de la BUAP, controla a una buena parte del PRD a través de la tribu de “Los Bejaranos” (él que tanto detesta a la corrupción).
Doger esperará enero por una sencilla razón: quiere cotizarse más dentro del PRI para luego irse y venderse mucho mejor al postor que le dé u ofrezca más.
Ése postor ya apareció y ésta dispuesto a ceder cualquier cosa con tal de resucitar electoralmente.
Tal parece que los pronósticos de hace dos o tres años de los analistas políticos se van a cumplir con increíble puntualidad: López Zavala, candidato del PRI; Rafael Moreno Valle, del PAN, y Enrique Doger, del PRD (más PT-Convergencia).
Tres priístas (aunque Moreno Valle ahora se pinte de azul) compitiendo por el poder en un pleito de familia de verdadera antología.